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Los inicios de la Bioética en Odontología (2)

Edmund Noyes ejerció una poderosa influencia para mejorar la ética entre los dentistas de todo el mundo. (Foto: brett-jordan/unsplash)

mar. 14 septiembre 2021

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El Dr. Javier Sanz, Académico de Número de la Real Academia Nacional de Medicina de España y Magister en Bioética Clínica, aborda en este segundo de tres artículos la historia de los inicios de la Bioética, una ciencia que ha adquirido una importancia capital debido a los avances de la medicina, la tecnología y, más recientemente, la pandemia de Covid-19.

  1. Edmund Noyes. Semblanza biográfica7

Edmund Noyes nació el 16 de enero de 1842 en Abington, Massachusetts, descendiente de una familia que a mediados del siglo XI pasara de Normandía a Inglaterra. Uno de ellos fue caballero cruzado con Ricardo I. James y Nicholas Noyes llegaron a Newbury en 1634.

La familia de Edmund llegó a Iowa en 1855 y se instaló en una granja próxima a Independence. Hasta los 14 años se educó Edmund en las escuelas de Massachusetts y posteriormente en centros públicos y selectos de Independence, durante tres trimestres. Antes de los dieciséis años, enseñó en dos distritos diferentes y durante un verano anduvo en dos condados de Iowa dedicado a la venta de libros sobre la historia de la guerra civil, sin mucho éxito.

El Dr. Edmund Noyes fue uno de los fundadores de la “Odontological Society of Chicago”.

En mayo de 1865 comenzó el estudio de la odontología con el doctor E.L. Clarke, en Dubuque, Iowa, ganando su manutención durante un año como conserje de una iglesia. Cursó un año en el Ohio Dental College of Dental Surgery, durante el invierno de 1866-67 y completó su aprendizaje con el Dr. Clarke durante el mes de septiembre siguiente. A finales de octubre de 1867 se trasladó a Chicago y compró el gabinete de Mrs. Lucy Hobbs Taylor –la primera mujer en la historia que obtuvo un título de dentista en una escuela universitaria.

Tuvo una activa participación en los órganos colegiados de su profesión. En la primavera de 1868 se afilió a la “Chicago Dental Society” de la cual sería posteriormente su secretario de actas y su presidente. También se inscribió en la “Illinois State Dental Society” durante su congreso de 1872, un año después sería nombrado también secretario de actas y durante el curso de 1883-84 fue su presidente, como fue también el presidente de su comité ejecutivo y preparó el programa del congreso de 1886. Asimismo, fue miembro de la “Northern Illinois Dental Society” y uno de los diez dentistas que organizaron la “Odontological Society of Chicago”, desempeñando también los cargos de secretario y, después, presidente. Fue miembro de esta última sociedad hasta que se fusionara con la “Chicago Dental Society”, pasando a denominarse “Chicago Odontographic Society”. También se afilió a la American Dental Association en 1877 y permaneció como socio hasta su muerte.

“El principal objeto de la práctica de la odontología, por el que la profesión de dentista existe, es el bienestar de los pacientes y pertenece a nuestro cuidado”.

En lo que se refiere a su actividad docente, hay que señalar su pertenencia a la “Chicago Dental Infirmary”, que dos años después se transformó en el “Chicago College of Dental Surgery” y en la primera graduación en este centro, en 1884, recibió el grado honorario de D.D.S. Explicó materia médica dental, después patología y terapéutica dental y posteriormente, durante cuatro años, fue profesor de operatoria dental. Cuando en este centro se organizó el Beta Chapter of Delta Sigma Delta Fraternity, fue nombrado miembro honorario vitalicio. En 1891 tomó parte en la reorganización y fue miembro de de la Northwestern University Dental School y fue su secretario hasta la combinación con el American College of Dentistry, desempeñando a partir de entonces precisamente el profesorado de ética y jurisprudencia. Como se dice en su obituario, su fidelidad a los grandes ideales en su vida profesional ejerció una poderosa influencia para mejorar la ética entre los dentistas de todo el mundo. Sin embargo, curiosamente, no se cita su tratado de ética, aunque sí se dice que fue autor de numerosos artículos, del capítulo de “Operatoria dental” para una historia de la odontología editada por C.R.E. Koch.

Edmund Noyes estuvo casado cuatro veces. La primera, en 1869, con Elizabeth Miller, de Detroit, Michigan, que murió en 1884. De este matrimonio nacieron cuatro hijos, entre ellos Frederick Bogue Noyes (1872-1971)8, quien sería célebre histólogo dental y decano del Dental Department de la University of Illinois. Un hijo de éste, Harold J. Noyes (1898-1969)9, también sería decano de una escuela dental, la University of Oregon Dental School.

En 1886 casó con Mary S. Wells, de Hartford, Connecticut, y tendría tres hijos más, falleciendo la esposa en 1892. Dos años después contraería nupcias con la hermana de ésta, Fanny H. Wells, que murió dos años después. En 1897 lo haría con Adaline C. Horning, de Milwaukee, Wisconsin.

Edmund Noyes falleció, de neumonía, el 28 de marzo de 1927, en Hollywood.

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II. Ethics and Jurisprudence for Dentists

En 1915 se editó en Chicago (Tucker-Kenworthy Co.) el libro Ethics and Jurisprudence for Dentists, cuyo autor aparece en portada como “Edmund Noyes, D.D.S. Professor of Ethics and Jurisprudence in Northwestern University Dental School”. El libro tendría una segunda edición en 1923, con leves modificaciones.

En el prefacio, el autor deja sinceramente clara la poca originalidad de buena parte del texto, advirtiendo que el apartado de ética está tomado principalmente del System of Ethics de Friedrich Paulsen (1846-1908), célebre fi lósofo alemán (discípulo predilecto de Gustav Theodor Fechner), que en 1896 sucedió a Eduard Zeller como profesor de filosofía moral en Bonn. El libro había sido traducido del alemán al inglés por Frank Tilly, profesor de filosofía en Cornell University.

Igualmente, dice de la materia sobre jurisprudencia, que está inspirada principalmente en el libro “Dental Jurisprudence” de William E. Mikel, profesor de Derecho en la Universidad de Pennsylvania, y, en menor medida, en los libros de igual título de Elmer D. Brothers, profesor de Jurisprudencia médica y dental en la de Illinois, y de William F. Rehfuss, doctor en cirugía dental. En la segunda edición, como refiere en un breve prefacio, en este apartado había hecho uso libre de los artículos aparecidos en la revista “The Dental Cosmos” bajo el título de Laws for the Dentist, cuya autoría correspondía a Leslie Childs (1881-1954)10, los cuales se verían compendiados en la edición que esta revista hiciera en Filadelfia, en un volumen, en el año de 1934 y con este mismo título.

Todavía conviene detenernos en el tercer y último párrafo del prefacio, pues justifica la extensión, para algunos quizá excesiva, del apartado que sobre ética inicia el libro, pero él lo justifica de la siguiente manera:

“Es posible que alguno pueda pensar que se le ha dado al tema de la ética general un espacio desproporcionado. El escritor cree, sin embargo, que vale la pena para los jóvenes que se preparan para cualquier profesión o negocio alguno dar algo de tiempo para un estudio de los principios fundamentales y las sanciones de la moral y las facultades y disposiciones de la mente y el corazón porque la conducta de la vida debe ser determinada y las normas de derecho deben de ser obedecidas; en otras palabras, las virtudes y deberes que caracterizan a los hombres buenos. La ética profesional puede tener poca autoridad y el mando poco respeto a menos que se entienda que descansan sobre la base sólida de los principios generales de la moralidad11.

Lo cual no parece sino manifestar un sentir común de aquellos días: que la odontología y otras profesiones, seguramente, bastante tenían con lo que hoy denominamos “Odontología legal” como única referencia para un correcto ejercicio.

El libro queda dividido, pues, en tres partes: “Ethics”, “Professional Ethics” y “Dental Jurisprudence”, sumando un total de veintiún capítulos.

II.1.“Ethics”

La primera parte no es otra cosa que un resumen del libro del mencionado Paulsen, hasta el punto de que en el encabezado de las páginas consta el título del libro, “System of Ethics”, de la misma manera que es el único autor citado a pie de página. Los siguientes nueve capítulos la conforman:

  1. El ideal moral.
  2. Evolución de la moral, deber y conciencia.

III. Egoísmo y Altruismo. Virtud y Felicidad. Moralidad y Religión. Libertad de albedrío.

  1. Doctrina de virtudes y deberes, Autocontrol, Templanza, Valor.
  2. La vida corporal, Comida y bebida, Vivienda y Vestimenta, Descanso y Recreo, La Vida económica. Profesión o Vocación. Frugalidad y Extravagancia.
  3. La vida espiritual y la cultura, Ciencia y Arte, Honor, Autoconocimiento.

VII. Compasión y Benevolencia, Justicia, Magnanimidad.

VIII. Amor al prójimo.- Limitaciones.- Caridad.- Egoísmo.- Amor.

  1. Veracidad.- Mentira de necesidad.- Promulgación de la verdad.- El martirio por la verdad.

Nuestro autor elige oportunamente para introducir el tema un editorial aparecido el 18 de octubre de 1904 en el Chicago Tribune titulado “The Medical Ethical Code”, que se remonta al Juramento Hipocrático, paradigma ético en la historia de la medicina, pero también de cualquier otra profesión secular.

“Ética y moralidad son términos sinónimos y pueden definirse de manera comprensible como ‘La ciencia que trata sobre las acciones humanas y los afectos mentales considerados como virtuosos y viciosos, como correctos o incorrectos’ y también como la aplicación de esta ciencia a la conducta de la vida, en otras palabras, el arte de vivir correctamente. En estas materias, como en otras tantas, el arte precede a la ciencia, sin embargo, el objetivo principal de comprensión de la ciencia es el de permitirnos perfeccionar el arte”.

Algunos han tratado de distinguir entre estas palabras y llamar a la ética como una ciencia y a la moralidad un arte. Prefiero ensanchar la importancia de ambas palabras, y decir que la ética, además de ser la ciencia de valores morales, incluye también el uso de sus hechos y teorías de la conducta de vida, y que podemos tener una teoría así como una práctica de moralidad, por lo tanto que podemos tener la práctica ética así como la ciencia ética y la teoría moral así como la conducta moral.

No es razonable esperar que la conducta profesional de un hombre será buena si su carácter y conducta en otros aspectos son malos. Debemos tener una justicia general de carácter y corrección de vida si esperamos soportar las pruebas de tiempo y de tentaciones profesionalmente. Es apropiado, por lo tanto, considerar, con tanta concisión y tan brevemente como podamos, alguno de los principios más importantes y los requisitos de la ética antes de descubrir su uso en la conducta profesional.

Finalmente, antes de pasar a desarrollar lo que sería un curso entero de ética, en lo cual no podemos detenernos ahora, Edmund Noyes tiene una aspiración de satisfacción: “Algo que puedo decir en el tiempo asignado puede ser completamente inadecuado e insatisfactorio, considerado como una exposición de gran ciencia y arte de moralidad. Si puedo hacerlo de algún pequeño valor considerado como una base o autoridad, e introducción a la ética profesional, estaré satisfecho”.

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El Dr. Javier Sanz es Académico de Número de la Real Academia Nacional de Medicina de España, Magister en Bioética Clínica por la Universidad Complutense de Madrid (UCM) y Profesor de “Historia de la Odontología y Bioética” (UCM).

NOTA. Este artículo fue publicado originalmente en “Odontólogos de Hoy”, la revista más leída por los odontólogos españoles, y se reproduce con permiso de dicha publicación

Lea la semana que viene la tercera parte de este artículo: La ética profesional.

Artículos anteriores

Los inicios de la Bioética en Odontología (1)

 

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