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Efectos nocivos de la respiración por la boca en el niño

Una revisión dental es la mejor manera de solucionar cualquier problema de salud oral y solucionarlo a tiempo.  Foto: Filip Mroz / Unsplash

La respiración bucal puede tener consecuencias como cambios en el rostro por la alteración del crecimiento de los maxilares, mordida abierta, dientes mal alineados, deshidratación oral y apnea del sueño, efectos de los que el dentista debe alertar para que los padres lleven a  sus hijos a una revisión dental.

Los problemas bucodentales en los niños son unas de las principales causas de absentismo escolar. Por eso, el Consejo General de Dentistas recomienda acudir a una revisión odontológica antes de empezar las clases, lo que permite diagnosticar precozmente cualquier problema de salud oral y solucionarlo a tiempo.

Los profesionales de la salud bucal deben recomendar a los padres que lleven a sus hijos al dentista porque muchos creen erróneamente que, como los dientes temporales se van a caer, no tienen importancia, cuando cumplen funciones determinantes para la dentición permanente.

El dentista debe explicarle a los padres que, además de tratar caries, traumatismos dentales y maloclusiones, también detecta problemas que pueden requerir tratamiento, como la respiración bucal, un hábito que puede tener consecuencias para la salud bucodental y general del niño, como las siguientes:

-Cambios en el rostro: respirar por la boca altera el crecimiento y desarrollo de los maxilares. La respiración bucal está relacionada con la mordida abierta, el paladar estrecho y la mandíbula retraída.

-Dientes mal alineados: la respiración oral puede afectar a la posición de los dientes, que pueden torcerse y apiñarse, lo que dificulta la higiene y aumenta el riesgo de caries y enfermedades de las encías.

-Problemas de mordida: los niños que respiran por la boca a menudo tienen problemas mandibulares que les generan dificultades para morder y masticar los alimentos de manera eficaz.

-Deshidratación oral: la respiración bucal provoca sequedad en la boca y disminuye la producción de saliva, creando una propensión a padecer caries, mal aliento y acumulación de bacterias.

-Ronquido y tos nocturna: al no respirar por la nariz, cuando el niño se tumba le resulta difícil respirar y tener un sueño reparador.

-Apnea del sueño: la apnea es una pausa respiratoria que se produce al dormir e impide una buena oxigenación y descansar correctamente.

-Irritabilidad, falta de atención y cansancio.

-Otitis de repetición y baja audición.

Una respiración anómala

La razón de que un niño respire por la boca puede deberse a varias causas, como rinitis alérgica, sinusitis, desviación del tabique nasal, infecciones respiratorias, vegetaciones o amígdalas demasiado grandes, e hipotonía muscular.

La respiración nasal tiene una función de defensa. Cuando el aire entra por la nariz, los vellos nasales lo filtran y detienen la entrada al organismo de partículas de polvo, virus, bacterias y hongos. Además, las fosas nasales calientan y humidifican el aire, evitando que entre demasiado frío, y se estimula la producción de ácido nítrico, sustancia que facilita la distribución y la absorción de oxígeno por los pulmones.

“En la respiración bucal no se produce ninguna de estas funciones. Respirar por la boca conlleva inspirar un aire más contaminado, no atemperado y seco. Por lo tanto, si se observa que el niño respira de esta forma, hay que consultar al dentista y al médico para que lo evalúen e indiquen el tratamiento adecuado para solucionar el problema y evitar sus consecuencias”, explica el Dr. Óscar Castro Reino, presidente del Consejo General de Dentistas.

En este sentido, el Dr. Castro recuerda que el 70% de los menores de 4 años en nuestro país nunca ha ido al dentista, y que llevarlos al dentista es algo que los profesionales de la salud bucal deben recomendar a los padres.

“Muchos padres piensan erróneamente que, como los dientes temporales se van a caer, no tienen ninguna importancia, pero cumplen funciones determinantes: mantienen el espacio para los dientes permanentes, permiten una correcta masticación y fonación y dan autoestima al niño. Una mala salud de los dientes temporales es un factor de riesgo para los futuros dientes permanentes. Por lo tanto, retrasar la primera visita al dentista hasta los 2 o 3 años tiene un impacto negativo en el estado bucodental del menor”, concluyó.

 

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