¿Por qué la salud oral no es un problema prioritario de Salud Pública?

Rodrigo Díaz Obando

mar. 9 marzo 2021

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El presidente del Colegio de Cirujanos Dentistas de Costa Rica comienza una columna en la que se plantea preguntas que afectan a la profesión y a la sociedad, como por ejemplo, si los sistemas de enseñanza en Odontología están graduando a un profesional adecuadamente formado para atender los retos de salud que la sociedad actual requiere.

Agradezco la oportunidad que me brinda Dental Tribune para resaltar algunas reflexiones contenidas en nuestra tesis de graduación como salubristas públicos, que elaboramos en conjunto con el Doctor Francisco Loaiza, médico que labora en la Clínica de Barranca, Costa Rica.

¿Por qué los formadores y prestadores tienen en su esencia un amor por la necrofilia, por la enfermedad, cuando lo correcto y natural es la biofilia, el amor por la vida, la salud, lo bello y su atención?

En el año 1999, desarrollamos ideas que podrían pensarse que están superadas por el tiempo; sin embargo, me atrevo a decir que siguen siendo vigentes dada mi experiencia adquirida como miembro de la Facultad de Odontología de la Universidad de Costa Rica (UCR), donde laboré como docente, clínico y Director del Departamento de Odontología Social, promotor y colaborador de múltiples experiencias comunitarias, al igual que como actual presidente del Colegio de Cirujanos Dentistas de Costa Rica (CCDCR), así como en el ámbito privado. Todo este recorrido me permite hacerme varias preguntas, que planteo a continuación:

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¿Estarán las facultades de Odontología graduando el profesional que las diversas sociedades requieren?

¿Cómo, a pesar de que el número de colegas ha aumentado en forma considerable, las necesidades de salud buco-dental siguen presentes en cantidades lamentables en nuestra sociedad?

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¿Cómo no se ha logrado hacer de la salud oral un problema prioritario de Salud Pública, a pesar de que la salud general debe empezar por la salud oral, con el ahorro económico que tendrían los Estados y sociedades, si atendiéramos la salud oral de la niñez, con la formación de hábitos y la interiorización de su condición de riesgo, incluyendo a sus padres?

¿Cómo no hemos podido calar en la sociedad con esta filosofía de promover la salud?

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Dicho lo anterior, deseo manifestar algunos elementos escritos en dicha tesis, a manera de justificación y los cuales debemos ser conscientes de su importancia, a saber:

“Es de vital importancia para contribuir al bienestar de las y los costarricenses lograr y mantener una buena salud oral durante su vida, dado que desempeña una serie de funciones transcendentales en el desarrollo normal del individuo, desde lo psicológico, fonético, digestivo, nutricional, estético y emocional; una alteración desfavorable de nuestra salud oral rompe el equilibrio armónico del individuo en uno o varios de estos componentes, perdiéndose el sentido de integralidad del ser y el concepto de bienestar que viene concatenado con el proceso salud-enfermedad. 

Cuando nacemos no tenemos enfermedad, por lo que lo lógico sería atender la salud para prevenir la enfermedad. (Foto: Rodrigo Díaz Obando)

“Es necesario que exista una concordancia adecuada entre la formación del profesional y las necesidades de salud oral de la población, que es el escenario donde ejerce la acción profesional de servicios odontológicos, estatales o privados. 

“Tradicionalmente, la salud oral se toma como una actividad aparte de la salud general, como una especialidad de muy alto costo económico en la valoración individual, lo cual es percibido así tanto por el prestatario como por el beneficiario del servicio. Esta interpretación está fuera del contexto de la realidad actual, donde se pregona la importancia de la atención integral.

“Estas consideraciones exigen una valoración curricular actualizada de la formación del profesional en Odontología con el propósito de conocer si existe una vinculación entre el perfil de salida del profesional y los servicios existentes, con las necesidades que requiere y demanda la población”, que son nuestra razón de ser y a la cual nos debemos.

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¿Por qué impera irregularmente en los planes de estudio de las Facultades formadoras el componente curativo-asistencial en detrimento del prevento-educativo, cuando lo natural es atender la salud, si cuando nacemos no tenemos enfermedad?

¿Por qué en nuestros sistemas de salud, los formadores y prestadores tienen en su esencia la necrofilia, el amor y la atención de la enfermedad, lo putrefacto, cuando lo correcto, adecuado y natural es la biofilia, el amor por la vida, la salud, lo bello y su atención?

Nuestra intención es dejar sembradas como reflexiones en las personas líderes tomadoras de decisiones, y en las organizaciones responsables como las Facultades de Odontología, Colegios Profesionales, autoridades de Salud, Ministerio de Educación Pública, FDI, FOLA y FOCAP, la vital importancia de buscar e implementar, ayer, las respuestas necesarias.

Bibliografía

Díaz R, Loaiza F. (1999). Confrontación curricular y necesidades poblacionales de servicios odontológicos. Trabajo Final de Graduación.

Valverde F. (1997). Ética y Salud, un enfoque ético para trabajadores de la salud. 1 edición. Editorial UNED.

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El Dr. Rodrigo Díaz Obando, Docente, Odontólogo y Salubrista en la Facultad de Odontología de UCR, es Presidente del Colegio de Cirujanos Dentistas de Costa Rica, cargo que ocupa por segunda vez.

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