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Nuevos Microimplantes para Ortodoncia DSQ-Ziacom

El nuevo sistema de microimplantes DSQ-Ziacom desarrollado por el Dr. Suárez Quintanilla. (Foto: Ziacom)

vie. 13 marzo 2020

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El Profesor David Suárez Quintanilla describe en este artículo exclusivo los nuevos microimplantes para Ortodoncia que ha desarrollado, los cuales iban a presentarse a nivel mundial en Expodental, la feria de productos y servicios de Madrid que ha sido aplazada del 12 al 14 de marzo al 2 al 4 de julio.

  ORTODONCIA  

En nuestra especialidad, las dos obligaciones principales del profesor universitario son la formación de los alumnos, su inspiración y motivación académica para el desarrollo de una práctica basada en la ética hipocrática y la evidencia científica, y la creación de ciencia que ayude a retroalimentar y hacer más predecible la práctica de la ortodoncia.

Uno de los pecados veniales de la investigación universitaria es la de realizar trabajos solo con fines académicos (para cumplir algún trámite de la carrera universitaria propia o ajena), que o bien o no acaban convirtiéndose en una publicación internacional de calidad o que nada aportan a la práctica odontológica. Está bien que los físicos teóricos, los matemáticos, los químicos o los neuroanatómicos centren su actividad investigadora en la investigación básica, o que los filólogos se recreen en la investigación etimológica, como ya decía Borges, pero la odontología necesita con urgencia más y mejor investigación que ayude a resolver las mil dudas que nos acechan delante del paciente.

La inmediatez y urgencia de la relación odontólogo-paciente debería ser un toque de responsabilidad para los que diseñan y coordinan la investigación universitaria odontológica. Los responsables universitarios, al menos en España, no se cansan de pedir al todopoderoso y dadivoso papá-estado, más financiación para la investigación. Pero el estado también debería de exigir más a la hora de ver la rentabilidad de la inversión pública que todos pagamos (bueno, al menos los que pagamos impuestos y no tenemos ningún tipo de “subvención”). Seamos honestos, mucho del dinero destinado a investigación solo sirve para enseñar a otros a hacer seudociencia (cosa loable pero costosa) que, en realidad, no aporta nada significativo para la mejora de la salud bucodental de la población.

"La aparición de los microimplantes ha creado un antes y un después en la biomecánica ortodóncica, al permitirnos simplificar y acortar los tratamientos

Por todo lo anterior, creo que hay que reivindicar la investigación con aplicación clínica directa y más aquella que, abalada por patentes, modelos de utilidad o técnicas, produce una mejora inmediata en la atención odontológica. La histórica divergencia entre empresa y universidad (ya un académico Unamuno se refería al “¡que inventen ellos!”) se ha tratado de solucionar desde ambas orillas, con criaderos de empresas y spin-off universitarias o inversión de las empresas en la investigación universitaria, como clientes o mecenas. Es cierto que las empresas tienen como santo patrón el beneficio y que, en cierta manera, no quieren disgustos (en forma de resultados científicos adversos a sus intereses), pero también es cierto que gozan de una agilidad burocrática e independencia financiera que envidia nuestro macro-todo-lo-controla estado en el que está incluida la universidad pública.

Yo, que me muevo en ambos mundos, no dejo de sorprenderme de la disparidad de ambos y más por la disposición mental y marco de referencia de los individuos, según pertenezcan a uno u otro mundo, funcionarios versus empleados, que de la propia estructura organizativa.

En la universidad hay demasiados perros del hortelano, que como diría el gran Lope, “ni comen ni dejan comer”,cuyas trabas en estériles reuniones o comisiones, que recuerdan el día de la marmota, son más por no querer dejar hacer que por realizar una crítica sana y constructiva. Hay que reconocer, y esta es mi experiencia, que esta es una gran ventaja de la empresa privada, un proyecto claro y bien dirigido donde el que no reme en la dirección adecuada, no sale en la foto. Claro que existen barreras y prejuicios en la investigación privada y que no siempre es oro todo lo que reluce, pero sus ventajas y su aportación real a la mejora de la salud bucodental de la población (en forma de tecnologías, técnicas o productos) es enorme. Seamos sinceros y pongamos la mano en el corazón a la hora de revisar la historia de la ciencia odontológica de los últimos treinta años y preguntémonos que ha aportado la investigación universitaria “pura” y, por otro lado, la técnicas y tecnologías derivadas del mundo empresarial. Soy un acérrimo defensor del aspecto estrictamente docente y clínico del profesor de ortodoncia, que actualmente no se valora adecuadamente en el currículo de casi ninguna universidad, española o internacional, y así le va a nuestra especialidad con un creciente abismo infranqueable entre investigadores y clínicos que adoptan una postura maniquea sobre la preminencia de la práctica y la experiencia clínica sobre la investigación o viceversa.

El elegante kit del sistema de microimplantes DSQ-Ziacom. (Foto: Ziacom)

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Creo que la postura más eficiente, tratando de unir eficacia, tiempo y rentabilidad, ha de acotar las tareas y objetivos de cada orilla dejando a las mentes universitarias el planteamiento de los problemas clínicos a resolver, el diseño y control experimental y la publicación aséptica de los resultados, sean cuales fueran éstos, y a las mentes empresariales la transformación de las ideas en tecnologías, técnicas o productos que puedan llegar al paciente, a través de los profesionales. Se ha de formar así un mecanismo de retroalimentación, donde el resultado empresarial de la idea inicial del investigador universitario, sea un implante, un nuevo alambre o bracket, una turbina o un producto recalcificante del esmalte, sea evaluado por este y, de ser positivo, pueda ser comercializado por la empresa. Esta imbricación ha de ser real, no vicariante, y ha de trabajar en aras de la mejor eficiencia dinámica. Ni el mundo empresarial está para perder el tiempo con burocracia funcionarial o discusiones bizantinas, ni el espíritu universitario debe ligar la investigación a la crematística o la rentabilidad inmediata.

"Los MI contribuyen a nuestro éxito clínico al eliminar, en muchos casos, la necesidad de colaboración del paciente

Un claro ejemplo práctico del espíritu que debe reunir la simbiosis universidad-empresa es el diseño y fabricación de nuestros nuevos microimplantes de Ortodoncia DSQ-Ziacom®. Es una obviedad que el uso de microimplantes en ortodoncia ha creado un nuevo horizonte en nuestra especialidad y que su difusión y popularidad ha abierto un nicho de mercado en expansión en el que se han fijado empresas tanto de ortodoncia como de implantes.

En realidad, la aparición de los microimplantes (MI) y sistemas de anclaje óseo temporal (TADS) han creado un antes y un después en la manera de entender y aplicar la biomecánica ortodóncica, al permitirnos simplificar y acortar sensiblemente los tratamientos, aumentar su eficiencia o costo-efectividad y realizar cambios dentarios y esqueléticos impensables hace pocos años. Muchos clínicos, yo entre ellos, no podemos entender la ortodoncia contemporánea sin la rutinaria e inestimable ayuda de los MI intra y extraalveolares. Los MI no solo no han venido para quedarse, sino que día tras día y paciente tras paciente, no deja de sorprendernos su versatilidad y alta eficiencia en la génesis de anclaje, la facilitación del movimiento dentario ortodóncico, la disyunción rápida maxilar no quirúrgica, incluso en el adulto, el distalamiento molar o el control vertical, tanto de la erupción dentaria como del crecimiento dentofacial.

El cuidado diseño del sistema de microimplantes DSQ-Ziacom garantiza su efectividad clínica. (Foto: Ziacom)

 

Me atrevo a decir que no usar hoy de manera sistemática los MI, se trate de los intra o los extraalveolares, es equivalente a limitar nuestros objetivos terapéuticos y arriesgarse a la obsolescencia de nuestra clínica. Los MI contribuyen al éxito de nuestra práctica profesional, no solo por crear un elemento moderno y diferenciador, positivamente percibido por el paciente, sino por permitirnos simplificar nuestra biomecánica y reducir drásticamente el uso de complejos o incómodos aparatos, tanto dento como mucosoportados. Cualquier paciente adulto se ve reconfortado cuando un par de pequeños microtornillos (colocados de manera sencilla por el ortodoncista solo con dos o tres gotas de anestesia) sustituyen a una barra palatina, un Botón de Nace, un costoso distalador o un Péndulo de Hilgers, por no hablar de los aparatos extraorales en los adolescentes.

Los MI contribuyen a nuestro éxito clínico al eliminar, en muchos casos, la necesidad de colaboración del paciente a la hora de tener que utilizar elásticos intermaxilares o dispositivos removibles. En la biomecánica ortodóncica, siempre nos hemos tenido que preocupar de quién estaba al otro lado del extremo del alambre o polímero que aplica la fuerza, siendo los problemas de acción-reacción, es decir el no mover aquellos dientes que no queremos mover, uno de los biomecánicamente más importantes. Los MI nos liberan en parte de la tercera ley de Newton al crear una resistencia, excelente y temporal, en el hueso adyacente sin ningún tipo de peaje o contrapartida desfavorable en los dientes vecinos o la arcada opuesta. Los microimpantes extraalveolares e infracigomáticos, que nosotros hemos tratado de simplificar en su inserción, carga y manejo, facilitan el movimiento en masa de las arcadas sin ninguna interferencia dentaria.

Llevo más de quince años utilizando de forma sistemática los microimplantes y en los últimos años había detectado en el mercado un cierto confusionismo y caos en adecuación de diseño, medidas, materiales (acero inoxidable de baja calidad frente a aleaciones de titanio de alta calidad) y comportamiento biomecánico (capacidad de ser autoperforante y autorroscante). También he visto como la moda de los materiales low-cost de baja calidad a los que se ven abocados muchos ortodoncistas que tratan capas sociales desfavorecidas en países de baja renta per cápita, se había introducido en Europa de la mano de los microtornillos de acero inoxidable, de fabricación china y venta a granel. En este caso, el papel de la empresa distribuidora en nuestro país se limita a vender el producto encareciéndolo desmesuradamente para la calidad que ofrece. Es cierto que la crisis profesional ha complicado el uso de materiales de alta calidad y precio, y que muchos profesionales se dejan autoengañar con burdas copias de calidad y origen desconocido. A todos ellos hay que recordarles que estamos hablando de salud y, en concreto, de introducir en el hueso un material que ha de tener todas las garantías, trazabilidad y registros legales. ¿Se imaginan una denuncia ante los tribunales tras una sinusitis por el uso de un microimplante de calidad dudosa y origen incierto? Lo barato sale siempre caro, y en salud, más.

Los instrumentos para la colocación y anclaje de los nuevos microimplantes DSQ-Ziacom. (Foto: Ziacom)

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Por todo ello, propuse a Alejandro del Valle, CEO de Ziacom®, una empresa española joven de alta tecnología, crecimiento internacional imparable y profesionalidad indiscutible, el desarrollo de un proyecto de I+D+I para la realización de unos microimplantes de alta calidad y diseño optimizado, fabricados en un excepcional titanio de grado 5, y presentados al profesional con todas las garantías sanitarias de la Unión Europea (y sus correspondientes etiquetas para incluir en la hoja clínica del paciente). Nuestro primer paso fue detectar las carencias y necesidades del mercado, analizar el estado actual de la cuestión (metaanálisis sobre los diferentes aspectos que influyen en el éxito o fracaso de los mismos: material, diseño, longitud, grosor, extremo perforante, espiras autorroscantes, cuello, cabeza, técnica de inserción en razón de su diseño, superficie biológicamente compatible no contaminable) y pasar a una segunda fase de diseño de cada uno de los microimplantes. En poco tiempo, y gracias al inestimable trabajo de los ingenieros y responsables técnicos de Ziacom®, pudimos tener los primeros diseños, probarlos y ahora poderlos ofrecerlos a todos los compañeros. Es evidente que se trata de un proyecto que estamos iniciando y en un futuro próximo vamos a ampliar el número y medidas de los microimplantes DSQ-Ziacom® para lograr una ortodoncia, sea con brackets, aparatos funcionales o alineadores plásticos, de mayor eficiencia biomecánica. Vamos a centrar parte de nuestras investigaciones futuras en los microimplantes extraalveolares al estar convencidos de su versatilidad y posibilidades ortopédicas, tanto en el joven como el adulto. Esperamos que este ilusionante proyecto, fruto de la unión del espíritu universitario y empresarial y que ya es una realidad palpable en forma de un kit y una amplia línea de microimplantes, tenga la aceptación del verdadero juez de todas estas iniciativas, el profesional que día a día se ha de enfrentar al reto de dar el mejor de los servicios a sus pacientes.

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El Profesor David Suárez Quintanilla es catedrático de Ortodoncia de la Universidad de Santiago de Compostela (España), expresidente de la European Orthodontic Society y vicepresidente del área de Ortodoncia de la International Association for Dental Research. En sus treinta años dedicados a la Ortodoncia, ha creado procedimientos como la Técnica SWLF (Straight Wire Low Friction), desarrollada con la compañía RMO de Denver, que es actualmente utilizada por ortodoncistas de más de treinta países. Además es autor del libros como "Ortodoncia. Eficiencia Clínica y Evidencia Científica”. Visite su página web en: dsqtraining.com

 

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