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La epidemia del siglo XXI

Se espera que más de 20 millones de mexicanos sufran diabetes mellitus para 2040. (Foto: Kate en Unsplash)

jue. 12 diciembre 2019

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La Presidente de la Asociación Dental Mexicana, Laura Díaz Guzmán, aborda el tema de una condición médica que afecta gravemente la salud de las personas y que tiene también importancia en el tratamiento odontológico.

  LA PROFESION EN MEXICO  

La Diabetes Mellitus (DM) es una enfermedad crónica, frecuentemente incapacitante que se caracteriza por una falta absoluta o relativa en la producción de insulina, y que en su libre evolución conduce a quien la padece, a sufrir no solo importantes cambios metabólicos, sino también trastornos vasculares, como microangiopatía y aterosclerosis.

Durante muchos años, las instituciones de salud y las agencias internacionales anunciaban que ante el incremento mundial en la obesidad, la población mundial estaba en alto riesgo de sufrir diabetes mellitus. Todos lo anticiparon pero no se implementaron las medidas necesarias para detener el incremento en la prevalencia de esta enfermedad, que afecta a quien la padece en los aspectos más importantes de su vida, a nivel social, económico y psicológico. Los gastos derivados del manejo de las complicaciones de DM se prevé que en breve pueden ser tan altos que lleven a la quiebra a los sistemas de seguridad social, impacten de manera importante en el campo laboral y afecten la esperanza y la calidad de vida de las personas que la sufren y de sus familias.

En México, la DB emerge en este siglo XXI como una enfermedad que va de la mano del envejecimiento, de la vida sedentaria, la adopción de nuevos patrones de comportamiento nutricionales y sociales, la reducción en el ejercicio y el incremento en la prevalencia de obesidad.

La diabetes tipo 2 puede evitarse. Es momento de retomar las estrategias de prevención".

La vida moderna ha impuesto diversas modificaciones en el estilo de vida de las personas, tales como una frecuencia mayor en el uso de medios de transporte y del automóvil; ahora cada vez menos personas caminan de casa a la escuela o a los centros de trabajo. La era digital también va de la mano con el sedentarismo; las personas más frecuentemente se ven atadas a una computadora o dispositivos electrónicos; pero, además, en las grandes poblaciones urbanas es común que los mexicanos consuman alimentos fuera del hogar, ante la imposibilidad, por falta de tiempo, de poder hacerlo en casa. De todos es sabido que la comida rápida contiene más sal y substancias que la hacen atractiva al consumidor, por lo que las raciones pueden ser mucho mayores que lo que la persona comería en el hogar. Y a eso habría que agregar el incremento en el consumo de comida chatarra.

La Federación Internacional de Diabetes (IDF) ha hecho un llamado a los gobiernos en el mundo por lo que considera una emergencia global. Datos proporcionados por este organismo señalan que en el año 2015 había en el mundo 415 millones de personas con diabetes, esperando que para el año 2040, si no se diseña una contundente estrategia preventiva que detenga el avance de este trastorno metabólico, se incrementará a 642 millones. Se prevé que en Norteamérica, incluyendo Estados Unidos, Canadá y México, habrá un avance en ese mismo lapso de tiempo de 44.3 a 60.5 millones de personas afectadas.

IDF ha señalado que por cada persona que sabe que tiene diabetes existe otra que la padece sin saberlo, calculándose que en México este grupo de personas afectadas puede estar en un rango de 500 mil a 5 millones.

Los datos aportados por IDF son contundentes: se considera que en México entre el 40-60% de las personas que sufren diabetes mueren antes de llegar a los 60 años de edad; frecuentemente, el 40% de los decesos se dan en promedio 10 a 12 años después del diagnóstico, por mal control glicémico.

En 2015, México se encontraba dentro de los 10 países con mayor prevalencia de DM en el mundo, ocupando un 6º lugar con 11.5 millones de personas que se sabía padecían la enfermedad, por debajo de China, India, Estados Unidos, Brasil, y la Federación Rusa. Si no ocurre un cambio de estrategia, para el 2040 se espera que nuestro país pase a un 5º lugar, con 20.6 millones de mexicanos sufriendo DM.

Los odontólogos debemos instruir a nuestros pacientes en riesgo e impulsar a los que ya sufren diabetes a mantenerse apegados al tratamiento".

La Encuesta Nacional de Salud del año 2000 ya mostraba que la DM puede presentarse en todos los grupos de edad, con un incremento especialmente alrededor de los 50 años, siendo más común en nuestro país en las mujeres que en los hombres.

Para el sector salud, es una preocupación que haya habido un incremento en la tasa de obesidad infantil, pues de mantenerse este grupo llegaría a la edad adulta con este problema metabólico que lo pone en alto riesgo de sufrir diabetes, hipertensión arterial y trastornos relacionados con valores elevados de triglicéridos y colesterol. La Encuesta Nacional de Salud y Nutrición de 2016 (ENSAUT 2016) registra un incremento de más de medio punto porcentual en la obesidad en niños entre 5 y 11 años de edad, entre 2012 y 2016 (14.6-15.3%). De igual forma, se observa medio punto porcentual más en el grupo de adolescentes entre 12 a 19 años en ese mismo lapso (13.3-13.9%). Pero lo más alarmante es el porcentaje de mexicanos mayores de 20 años que padecen sobrepeso u obesidad, que alcanzó el 71.2% en 2012 e incrementó a 72.5% en 2016.

Los datos de Obesidad y Sobrepeso publicada por ENSAUT 2016 muestra el dramático incremento en estos rubros en las mujeres mexicanas entre 1988 y 2016, del área rural (de 32.6 a 74.7%) y urbana (de 35% a 72%) , que como puede advertirse en ese lapso de tiempo de casi 28 años, dobló la prevalencia. Estos y otros datos llaman la atención de las encuestas nacionales de salud, ya que como se ha destacado, estas personas están en alto riesgo de padecer DM y sus complicaciones.

Siendo una enfermedad crónica, definida ésta como aquella que requiere de tratamiento por décadas o de por vida, el apego que tienen los pacientes al tratamiento es bajo. Y lo es porque en su manejo el paciente y su familia deben sufrir un cambio importante en el estilo de vida, que no siempre están dispuestos a realizar. El paciente debe tomar las riendas de su padecimiento y participar activamente en lo que a él le toca, es decir, debe ejercitarse y aprender a comer de manera sana y sin excesos. No es suficiente la prescripción de medicamentos y no debe responsabilizarse al médico del fracaso en el manejo. El paciente debe hacer la parte que le toca, para evitar las complicaciones derivadas de la hiperglicemia crónica.

Siendo en sus inicios un problema metabólico, en el que la hiperglicemia es el resultado de la baja producción de insulina y del mal funcionamiento de los receptores de esta hormona (resistencia a la insulina que deriva de la obesidad y sobrepeso), el paciente puede sufrir cambios en la producción de energía, en los que ante la incapacidad para metabolizar la glucosa, toma a las grasas y a veces a las proteínas como fuente alterna de energía, lo que conlleva a un incremento de aldheídos y cuerpos cetónicos en sangre, y por ende, con tendencia a cetoacidosis, a infecciones, coma. Con el paso de los años, la hiperglicemia sostenida produce cambios en la morfología de la microcirculación (microangiopatía) que afecta a riñones (enfermedad renal crónica), corazón (coronopatías), cerebro (accidentes cerebrovasculares), retina (ceguera) y extremidades (pie diabético y amputaciones) principalmente, y una mayor tendencia a aterosclerosis y sus repercusiones: trombosis, embolias, infartos cerebrales y cardíacos. El costo por el manejo de estas complicaciones es demoledor.

Es momento de retomar las estrategias de prevención. La DM tipo 2, que es la forma más frecuente de diabetes puede evitarse. Los pacientes con antecedentes familiares y aquellos que han tenido resultados de laboratorio anormales que indican prediabetes, deben mantenerse en el peso y llevar una vida saludable para evitar desarrollar la enfermedad. En años recientes, se apostó por el tratamiento de la enfermedad y nos equivocamos: la prevención es lo más importante para evitar su desarrollo. Los odontólogos, que también formamos parte del grupo de profesionales de la salud, debemos también participar, instruyendo a nuestros pacientes en riesgo, e impulsando a los que ya sufren diabetes a mantenerse apegados al tratamiento. Nuestra responsabilidad va mas allá, eduquemos a nuestra propia familia para que adquieran el hábito de ejercitarse y consumir alimentos sanos. La diabetes es la epidemia de la negligencia en este siglo… rompamos ya patrones de vida inadecuados. Como odontólogos, podemos influir en nuestro entorno, hagámoslo. Es nuestra responsabilidad también contribuir al bienestar y salud de la población.

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* La doctora Laura María Díaz Guzmán es Presidente de Asociación Dental Mexicana, Federación Nacional de Colegios de Cirujanos Dentistas A.C.

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