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La evolución de la pintura moderna

Figura 1. “Impresión, Sol Naciente” (1873), de Claude Monet. Museo Marmottan-Monet, París.
Juan Alió Sanz

Juan Alió Sanz

dom. 23 enero 2022

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Podemos identificar lo moderno en el arte con dos características que, unidas o independientes, confieren una identidad.

Lo moderno es una determinada forma de pintar.

Lo moderno es el tema que se trasmite.

En este artículo nos vamos a referir al primer punto, es decir, a la técnica utilizada más que el tema tratado.

En relación a la forma de pintar, es decir, a la técnica utilizada, la pintura ha evolucionado hacia la pérdida del realismo perfecto. La llegada de la fotografía y su ulterior desarrollo hizo que los llamados pintores clásicos que, de alguna manera, intentaban reproducir una realidad que entonces solo era posible mediante la pintura, ya fueran paisajes, retratos o reflejos de su tiempo, quedaran desbancados por el nacimiento de una técnica, la fotográfica, que podía reflejar la realidad de una manera exacta y fácil. A partir de ese momento, los pintores desarrollaron técnicas innovadoras que supusieron lo que hoy calificamos como pintura moderna, en lo referente a la técnica usada.

Veamos a continuación cómo se desarrollaron los acontecimientos a partir de este hecho, que vamos a datar a mediados del siglo XIX.

En la segunda mitad del siglo XIX nació el movimiento impresionista que ya no buscaba plasmar lo más exactamente posible la realidad, sino dar protagonismo a la propia luz. Para ello utilizaban técnicas en las cuales quedaba patente la pincelada, algo que anteriormente era impensable. Podemos decir que el término impresionista, atribuido al crítico de arte Louis Leroy, nació en 1874 en la Exposición del Salón de Artistas Independientes celebrado ese año y, si tenemos que colocar un cuadro representativo de este movimiento, hay que nombrar “Impresión sol naciente” de Claude Monet (ver imagen superior).

La evolución del impresionismo fue hacia el postimpresionismo a finales del siglo XIX y principios del XX (Cézanne, Van Gogh, Gauguin, entre otros) busca superar las limitaciones del impresionismo. Algunos postimpresionistas utilizaron técnicas totalmente innovadoras, como el puntillismo de Paul Signal o George Seurat. En realidad, la idea de los postimpresionistas era, no renegar del movimiento inicial si no, más bien, perfeccionarlo utilizando colores vivos y dando importancia a la bidimensionalidad en las obras, intentando plasmar la fuerza de la propia imagen con libertad del color. 

Figura 2. “Los jugadores de cartas” (1894), de Paul Cezánne. Museo Orsay, París.

Como podemos apreciar en el cuadro “Los jugadores de cartas”, Cézanne realiza una construcción geométrica, pero, además de la luz, elemento definitorio del impresionismo, en esta obra está presente la propia acción y los personajes.

Podemos hablar del impresionismo y el postimpresionismo como los precursores del resto de movimientos pictóricos que se desarrollaron a finales del siglo XIX y principios de XX y que han dado formato y contenido a la llamada Pintura Moderna.

Entre estos movimientos nos encontramos con el fauvismo, el cual se caracteriza por el uso de forma brusca del color, de ahí su nombre (fauvismo: fiera). Se trata de que el color sea capaz de representar las formas concretas, el carácter plano y bidimensional, los contornos, las superficies, lo real y lo ilusorio.

Figura 3. “The pool of London" (1906), de Andre Derain. Tate Gallery.

André Derain y Henri Matisse fueron los representantes más importantes de este movimiento, que nació entre 1904 y 1908.

Otro movimiento evolutivo fue el expresionismo, nacido en Alemania, en que se provoca y se exhibe una deformación de la realidad para intentar plasmar un sentimiento, una descripción del propio sentimiento, una subjetividad manifiesta. Se trata de reflejar una angustia esencial de forma plástica utilizando colores violentos con una temática de soledad, tristeza y miseria. En el fondo, esta deformación de la realidad va buscando la esencia más dramática.

Figura 4. “La crucifixión” (1911-1912), de Emil Nolde. Fundación Ada y Emil Nolde, Seebüll.

De cualquier forma, todos estos movimientos no entran dentro de la vanguardia, entendida ésta como un camino de ruptura de todo lo anterior. El verdadero camino de vanguardia lo inicia un movimiento nuevo denominado cubismo y se inicia como una ruptura del último recurso académico-realista que permanecía y que era la perspectiva. El cubismo rompe con la perspectiva de una forma brusca e incluso, violenta. Se basa en la utilización de figuras geométricas (triángulo, rectángulo y cubo) como base para la representación de una realidad que siempre estará deformada. Lo que intentaba el cubismo con la utilización de estas formas geométricas es representar la tridimensionalidad.

Este movimiento fue creado por Pablo Picasso y George Braque y fue el germen del resto de vanguardias que nacieron y se desarrollaron en el siglo XX. Técnicamente, el cubismo abandona los colores sugerentes para trabajar con tonos neutros (grises, verdes y marrones).

Figura 5. “Mujer con mandolina” (1910) de Pablo Picasso. Museo de Arte Moderno, Nueva York.

El cubismo, además de ser la primera vanguardia, abrió el campo a la utilización en la pintura de técnicas no pictóricas, es decir, materiales diversos unidos a la propia obra (collages).

Analizando la evolución de la pintura moderna, vemos que los artistas buscan reflejar en sus obras algo más que la simple exposición de una realidad, aunque esta esté realizada con la técnica más perfecta. Las vanguardias quieran dar un paso más: reflejar en la pintura algo que pueda parecer aparentemente imposible. Así nació el futurismo, una vanguardia que buscaba representar en el propio lienzo el reflejo del movimiento con un contenido de la obra relacionado directamente con el mundo moderno, esto es, las ciudades, las máquinas, los automóviles, el deporte.

Figura 6. “Dinamismo de un ciclista” (1913) de Umberto Boccione. Museo Guggenheim de Venecia.

El Neoplasticismo nació en Holanda en 1917, movimiento que está vinculado directamente al nacimiento del arte abstracto y cuya figura predominante fue Piet Mondrian. Este movimiento busca la representación de lo esencial eliminando de forma rotunda todo lo accesorio. Lo realiza utilizando formas geométricas, fundamentalmente líneas rectas y cuadrados con utilización de colores simples y primarios. Se trata de un planteamiento puramente racionalista en el que se intenta eliminar al objeto o reducirlo a su forma más simple, buscando el equilibrio en la propia obra pero alejándose de la simetría. En el fondo, son pinturas ordenadas, equilibradas y alegres.

Figura 7. “Composición en amarillo, rojo, azul y negro” (1921) de Piet Mondrian. Gemeentemuseum de La Haya.

El Dadaismo como movimiento de vanguardia surge como una protesta contra la Primera Guerra Mundial y nació en Zurich en 1916. Es un movimiento totalmente reactivo a todo el desarrollo y evolución del arte hasta ese momento. Defienden el caos frente al orden. La espontaneidad y lo inmediato, frente a lo elaborado y racionalizado. Prefieren la imperfección frente a la perfección absoluta. Abarca todas las corrientes artísticas, no solo la pintura; de hecho, su fundador fue el poeta rumano Tristan Tzara. En el fondo, lo que intenta es propiciar la anarquía en las mundo artístico moderno. En realidad es una pintura antiartística.

Figura 8. “La fuente” (1917) de Marcel Duchamp. Tate Modern, Londres.

En esta misma segunda década del siglo XX apareció el denominado Sincronismo, movimiento nacido en Estados Unidos concebido por los artistas Stanton MacDonald-Wright y Morgan Russell. Este movimiento se basa en la idea de tratar al color como se hace habitualmente con el sonido. Intentar pintar con escalas cromáticas para, de alguna manera, evocar un sonido armonioso.

Figura 9. “Synchromy in Orange: To Form” (1914) de Morgan Russell. Munson-Williams-Proctor Institute Museum of Art Building.

Hasta aquí nos hemos referido a los principales movimientos artísticos que se desarrollaron en la segunda mitad del siglo XIX y las dos primeras décadas del siglo XX. Después, el desarrollo de la pintura como expresión artística ha evolucionado de forma prodigiosa hasta límites que parecían imposibles unos pocos años atrás. Pero veamos cuál ha sido el desarrollo de la propia técnica en la pintura, que ha ido abandonando las formas clásicas de pincel y paleta en mano por otras formas más resueltas e innovadoras.

En primer lugar hay que citar a Jackson Pollock con su técnica de Dripping, basada en movimientos de su cuerpo salpicando pintura con el lienzo situado en el suelo. Lo que el artista transmite es la carga energética de su propio movimiento en el lienzo.

Figura 10. Jackson Pollock ejecutando su técnica de “dripping”.

Otra técnica es la de arrastre o desgastado impulsada por el holandés Willem de Kooning, en la cual se raspaba y removía la pintura del lienzo, pintando una y otra vez sobre la misma raspadura. Creaba una pintura representativa y gestual a la vez.

Figura 11. Gerhard Richter utilizando su técnica de raspado con limpiador de vidrios.

El pouring o pintura fluida consiste en verter la pintura en un estado fluido para crear matices y expresiones distintas a las ocasionadas por la propia pintura, técnica aplicada directamente sobre el lienzo en su estado de fluidez habitual. Se trata de lograr que la pintura esté en el estado más líquido posible utilizando para ello diversas sustancias fluidificantes.

Existen muchos más ejemplos de técnicas de vanguardia en la pintura actual. Podemos asegurar que en el arte contemporáneo cualquier técnica es buena si tiene unos objetivos claros de desarrollo.

En una de mis últimas obras utilizo la técnica de plaster o emplastado con importantes variaciones con respecto a la técnica tradicional y que consiste, básicamente, en colocar sobre el lienzo pegotes de pintura suficientemente grandes, para después ir dando forma a ese pegote, bien con espátula, bien con los dedos, para desarrollar la idea que representa el lienzo. Se trata de esculpir con la propia pintura para que represente físicamente un medio tridimensional auténtico.

Figura 12. Serie “Cielos introspectivos” (2021) de Juan Alió. Técnica de emplastado modificada.

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El Dr. Juan Alió Sanz es Profesor Titular de Ortodoncia, Universidad Complutense de Madrid. Artista y pintor.

Nota: este artículo se publicó originalmente en la revista Odontólogos de Hoy y se reproduce aquí con permiso de dicha editorial.

 

 

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