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Nora Chaves: "Pro actividad y mente positiva”

La hermosa familia de la Dra. Nora Chaves Quirós (en la parte inferior, sosteniendo a su nieto), ex Presidenta del Colegio de Cirujanos Dentistas de Costa Rica.
Nora Chaves Quirós

Nora Chaves Quirós

mié. 12 mayo 2021

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Este artículo es un resumen de uno de los capítulos del libro electrónico “Testimonios de vida y pasión”, del Dr. Víctor Manuel Guerrero Reynoso, el cual recoge las historias de muchos de los protagonistas de la odontología latinoamericana. En este capítulo, la Dra. Nora Chaves Quirós, ex Presidenta del Colegio de Cirujanos Dentistas de Costa Rica y conocida activista en pro de la salud oral tanto en su país como a nivel internacional, narra su trayectoria vital y profesional.

Nací en San José Costa Rica el 18 de octubre de 1949 en el hogar de Hugo Chaves Villalobos y Nora Quirós Montealegre.

Mi historia inicia dando gracias a mis padres, quienes se conocieron en 1948.

Mi papá había concluido la formación de estudios para Maestro de Primaria en la Escuela Normal de Heredia en 1946 y había ejercido su profesión en los años 1947 y 1948 en las escuelas de la zona de San Carlos; y mi mamá había concluido sus estudios secundarios y un año más como Mejoradora del Hogar en el renombrado único primer colegio de mujeres, el Colegio de Señoritas, fundado en 1888.

Mis padres se encuentran e inician un asesoramiento de aprendizajes en el manejo agrícola de alimentación y del hogar con el fin de fortalecer el conocimiento de los habitantes de las zonas rurales de Costa Rica.

Al tener ellos estudios superiores de la época, son escogidos para iniciar una nueva oportunidad en sus quehaceres, se incorporan a un aprendizaje intensivo convocados por una organización de cooperación internacional, STICA, efectuando la práctica en el distrito de Pacayas de Cartago, con el fin de reforzar el aprendizaje y la enseñanza y poder ayudar a los grupos poblacionales a su cargo a salir adelante con las propuestas de Salud acordes a los logros de los años 40, y proveer competencias para mejorar las condiciones nutricionales y de siembra, producción, y recolección.

Marcados por un programa de ayuda

Cuánto y cómo nos marcó la vida a los Chaves Quirós con esta maravillosa pertinencia al hacer que papá y mamá se encontraran, como dos excelentes jóvenes trabajadores, provenientes de familias que les habían dado dentro de sus mínimas condiciones económicas, una sólida formación, para que siempre fueran buenas personas, trabajadoras y responsables. Así celebraron su boda en la hermosa Iglesia de Vásquez de Coronado, fundarán un hogar y se trasladarán a surcar una vida de familia al cantón de Palmares de Alajuela.

Es así como llegan a este valle, Palmares de Alajuela, con el propósito de mejorar el conocimiento de la labranza de la tierra junto con los agricultores, y para las amas de casa en mejorar la alimentación, los cuidados del hogar, cuidado de la salud de los hijos iniciando desde el amamantamiento, las buenas prácticas en la alimentación, las medidas de higiene, las mejoras en las condiciones de los hogares, a sembrar productos como hortalizas y verduras, recolectar los productos, aunado a las buenas prácticas, tanto en el manejo del hogar como en todo lo que se refiere a la vida en familia y a la tierra. En esta nueva circunstancia, mis padres demuestran que tienen liderazgo, conocimiento y sobre todo el arte de enseñar y proveer de conocimiento a las poblaciones con necesidades para mejorar la calidad de vida y así emprender con conocimiento la agricultura, su producción y su recolección.

La llegada de mis padres a Palmares fue para toda la vida, trabajo, dedicación a la comunidad, participaron en la conformación de cooperativas, a las que aún pertenecemos, entre ellas Coopepalmares, Coopavegra, ocupando puestos de relevancia, así como en instituciones educativas y de salud, organismos locales, el Club de Leones, entre otras actividades, y así también lograron comprar fincas cafetaleras, ganadera y participar en el negocio comercial de insumos agrícolas.

Vivimos una hermosa niñez, adolescencia y nuestra adultez. Conformamos la familia Chaves Quirós: Nora Eugenia, Sonia, Hugo Armando, Ana Cecilia, Xinia, y Rolando, felizmente tenemos tres hermanos mayores Sergio, Nelly y Carmen Lidia.

“Desde mi inicio intenté consolidar mi identidad como dentista colegiada cuando hice el juramento, que me llevó a tener compromiso, respeto, cumplimiento con los deberes, leyes y reglamentos que nos competen como profesionales de la Odontología”.

Me describo como una niña que tuvo una infancia en armonía y en el más hermoso escenario familiar, entre seis hermanos, cuatro niñas y dos niños, todos nacidos en 10 años; por tanto, fuimos y somos muy unidos, nos cuidamos unos a otros, ayudamos en los quehaceres del hogar. Amamos a nuestros padres que nos criaron con mucho esmero, educados, amorosos, estudiosos, respetuosos y sobre todo con mucha calidad humana, y con una consigna que siempre sean buenas personas, miren a los demás con las mejores bondades y sean siempre solidarios, ejemplo que todos seguimos.

Siempre tuve buenas notas. Amé mucho a mis maestras, siempre estaban contentas porque era una niña solidaria, servicial, estudiosa, puntual, responsable, creo que todo esto puede haber sido por ser la mayor de mi casa, siempre tenía responsabilidad, el fundamento de los valores para ser siempre una buena persona generado por mis padres y mis abuelos.

Salud bucodental

Creo que desde siempre tuve interés por la salud bucodental, éramos muy felices cuidando nuestros dientes de leche y después los permanentes con obturaciones sin más tratamiento curativo.

La experiencia de mi educación fue muy buena y siempre en el cuadro de honor. En mi época del colegio mis papás pertenecían al Club de Leones y nos fomentaban el valor de la solidaridad, junto con el grupo de señores y señoras que conformaban dicho club.

El habernos criado en una comunidad como Palmares fortaleció que todas las cosas fueron calando como huella indeleble en nosotros, en un pueblo donde todos nos conocemos y donde no eran notorias las clases sociales. Nosotros teníamos padres profesionales con trabajo remunerado, otros tenían fincas, la mayoría de los palmareños tenían sus “manzanas” de café o terrenos donde sembraban.

En la época de colegio, éramos adolescentes con libertad y responsabilidades, el estudio era nuestra meta, muy buenos profesores, la población palmareña escolar estrenó el edificio en 1958, yo ingresé en 1963. Mi mamá pasó a ser fundadora y profesora del Colegio de Palmares, Sonia es Médico Pediatra, pensionada. Así todos los cuatro hermanos menores fueron a estudiar a San José en Colegio Bilingüe. Hugo Armando Odontólogo ya fallecido, Anny es Bióloga Ambientalista pensionada, Xinia es Abogada, Rolando Ingeniero Agrónomo pensionado.

Café de Costa Rica

En el verano que el café madura, recolectábamos el café en las finca. Recuerdo que recolectaba hasta ocho cajuelas y esa platita que me ganaba era porque a mí me encantaba estrenar los domingos; me compraba telas para que me hicieran la ropa, especialmente una de mis amigas que cosía precioso Verita Abarca, y también compraba zapatos. Cuando cumplí 18 años obtuve la licencia para manejar y así colaboraba con papá, en esa época había que “batir barro y agarrarse muy bien de la rueda.” La primera vez que me tocó conducir el pickup fue con mi abuelo Juan, quién me dijo: “Mirá Norita, se enfermó el chofer y yo no tengo nadie que me ayude, su papá está en San José y vamos a tener que ir a traer el café, así que usted va a meter la doble tracción cuándo empieza la cuesta y hasta que llegue al segundo poste de la luz del fluido eléctrico, usted quita la doble tracción y vos así aprendés también a manejar en caminos con cadenas; finalizado el trayecto, me dice con su vos entonada: ya podés decir que sos una una chofer todo terreno”.

Un grupo de odontólogos del CCDR en el que aparece la Dra. Nora Chaves (segunda por la derecha) visita una región selvática para atender a poblaciones nativas de Costa Rica.

Cumplí los 15 años y me hicieron un almuerzo con la familia, papá me ofreció una fiesta, que era lo usual en las quinceañeras o escogía un viaje. Escogí viajar a Miami, vía Panamá, en esa época no había vuelo directo y solo PanAm; de regreso pasamos por México, acompañada por mamá y doña Enar Campos una gran amiga de mamá y vecina. Disfrutamos mucho, me compré de las novedades encontradas en las hermosas tiendas, visitamos todos los parques temáticos, que en esa época estaban solo Miami, comimos delicioso, me subí en avión la primera vez y viajé por tres países.

La juventud nos llegó y cambiamos muñecas por otras entretenciones, bailar lo mejor de nuestra época, ver o “dar cuerda” a los muchachos guapos, caminando, dando las vueltas al parque, mirando a los muchachos entre risas y grandes gozadas. El pretil de la iglesia donde aparecía algún joven tocando guitarra y todas cantábamos en coro; ese pretil fue el mejor punto de encuentro, o la soda Rex, cuando llovía.

Noches de lluvias y corre, corre, asistir al cine, disfrutar escuchando y aprendiendo las canciones de los grupos musicales, primero todas las canciones románticas de la época; entre los muchos cantantes de la época llegó el tiempo de los novios, cuando teníamos entre 17, y él 22 años; ahí conocí por primera vez a Joaquín, quien es mi esposo. Ya Joaquín había hecho su bachillerato, a él le correspondió estudiar en un lugar cercano llamado San Ramón. Era un excelente jugador de fútbol; era un muchacho guapo, de más edad y con unos ojos preciosos. El defecto era que no le gustaba bailar. Yo era estudiosa y pesaba mi responsabilidad por terminar mi carrera, ese era mi propósito.

Con mis 18 años iniciaba una época de cambio, se acercaba el momento de iniciar la vida universitaria. Para ingresar, debíamos de hacer un examen de admisión y tener muy buenas notas entre el cuarto y el quinto año del colegio. Conversaba con mis papás, quienes me habían aconsejado las posibles carreras que yo podía escoger y también pertenecer a un grupo de mujeres de cambio, empoderadas, de pensamiento crítico y generoso. Le dije a mi papá, si obtengo buena nota en el examende admisión, quiero ser Agrónoma’ entonces papá me dijo: “Ah, bueno, sí eso es seguro solo podrás investigar”, y a mí lo que me encantaba del agro era que papá siempre nos llevaba a ver fincas; él conversaba mucho con los señores para recomendarles cómo mejorar los cultivos o el ganado, y siempre fuimos muy pegadas a él y nos encantaba su quehacer. Conversamos sobre otra opción, ser Profesora, tal como mi madre, quién se había desempeñado como profesora de colegio y luego en la Escuela Normal como profesora de la enseñanza para maestros. Papá me decía: “Ser dentista es una profesión para mujeres, es liberal y podés dedicarte a la familia,” que era la parte que me maravillaba más. Esperé los cortes de notas para ingresar a la Universidad de Costa Rica (UCR) y eso fue decisivo para saber que sí podía ingresar a una carrera en ciencias; fue toda una odisea porque tenía que irme a vivir donde mi abuela a Heredia, venir a Palmares hasta el sábado, de ahí viajar a San José para llegar hasta San Pedro donde estaba la UCR, por lo que aprendí a ubicarme, a tomar buses, a llegar temprano a la casa de mis abuelos.

Carrera profesional

Y pasó lo que tenía que suceder para que hoy felizmente sea una profesional realizada: llegaron unos profesores de la Facultad de Odontología para promocionar la carrera, dado que tenía pocos estudiantes. Llegaron los profesores a explicarnos en qué consistía, yo ya tenía bases de mi tía Lucina, y presté mucha atención al relato de cada profesor, me convencieron, sentí que papá tenía razón porque yo quería ser una mujer profesional, que también quería casarme y tener hijos, pues tal vez sería mucho mejor estudiar Odontología. Es así como inicio mis estudios en la Facultad de Odontología de la UCR, con un grupo lindísimo de compañeros que al día de hoy ya tenemos 46 años de graduados y somos un grupo de más de 25 que aún nos mantenemos en estrecha comunicación.

Me encantaba la etapa de prevención de la enfermedad, que incluía la educación a escolares, detectar la placa dental y cepillar los dientes. Impresionante esta parte preventiva.

Fui estudiante activa, participé como representante estudiantil ante el Consejo de Profesores, grupos organizados universitarios, creo que fui una muy buena compañera dirigente.

Me gradué en diciembre de 1974, y en enero de 1975 nos convocaron para asistir a la rifa de los lugares para el Servicio Social en Odontología. Teníamos la oportunidad de poder hacerlo en 26 ciudades o pueblos de Costa Rica. Había 26 números escritos en una pizarra con los nombres de los lugares. Tomaron primero las fichas los compañeros o compañeras casadas, luego siguieron las solteras y solteros. Habían salido casi todas las fichas y aún no salía la 26 y 22, quedando solo dos lugares: Sixaola (zona Caribe) y Ciudad Neily (zona sur del país al límite con Panamá).

Saqué la ficha con el número 26, fui la penúltima persona del concurso por plazas en Servicio Social. Me tocó tal vez la más lejana de las poblaciones, Ciudad Neilly, distrito del cantón de Corredores de la provincia de Puntarenas.

Llegué a este pueblo en un carro Land Rover con mi papá, mi mamá y mi amada abuela Consuelo, para buscar apartamento cerca de la familia del Dr. Roberto Obando. Había un apartamento con un cuarto en el segundo piso, bajo la cocina, un baño, un pequeño comedor, un espacio para que instalara mi Clínica Dental con un equipo Siemens. Ahí viví durante todo el año, aunque solo me habían dado un juego de fórceps, unas dos o tres jeringas, agujas, algodón y nada más. No podía frustrarme, ya que venía de una universidad donde me habían enseñado a resolver y dar tratamientos, más en esta precaria situación.

En la atención de la salud oral en Ciudad Neilly inicié con visitas y la supervisión de escuelas y programando una reunión con el supervisor del circuito escolar, José Luis Montero, oriundo de San Ramón, cantón vecino de Palmares mi pueblo natal; con los maestros programé las visitas a 30 escuelitas que habían alrededor.

"El Presidente de la República me preguntó cómo había llegado hasta ese lugar. Le comenté que el carro nos dejaba en Tamarindo, de ahí subíamos a caballo a la Vaquita, donde nos quedábamos una semana, pues a esta comunidad solo se iba a atender una vez al año". 

Todas esas escuelas teníamos que visitar, y no teníamos carro para hacer las giras y entonces haríamos una nueva hazaña: conseguir carro, así empezaron mis compañeros los médicos, se turnaban un día el Dr. Pierre Aimé, el otro día el Dr. Vega, iban a San José al Ministerio de Salud a buscar el carro y nada; entonces me dijeron que fuera yo. Me fui al Ministerio y hablé con el Doctor Alfaro, expliqué lo extenso que era esa zona y nosotros sin contar con carro, le enseñé las giras de la semana programadas para visitar los puestos de Salud y Escuelas del Circuito de Corredores, entonces me dijo: “Bueno, mi hijita, cuando haya un carro se lo asigno a la Unidad Sanitaria de Corredores”, pero como yo no soy de esperarme, al pasar por el garaje donde guardaban los carros del Ministerio, me animé y le pregunté al jefe de taller si había algún vehículo doble tracción. Me dijo que había un carro y me preguntó si yo tenía de licencia de conducir, le contesté afirmativamente. Me entregó las llaves y firmé para la entrega de las llaves y los tiquetes de gasolina. Yo sería la chofer asignada, pues no había plaza de chofer para esa zona. El jefe de taller se encargaría del resto del trámite con el Dr. Alfaro, así que emprendí mi camino de regreso a la Zona Sur con el carro. Llegué a la Unidad Sanitaria a las 7 pm ese día, los médicos vivían cerca. Cuánto asombro, les comenté la historia como la más intrépida para conseguir el auto, y arriesgada en el volante para llegar sola; me decía, hay que arriesgarse, con eso marqué otra parte de mi vida.

Otra bonita experiencia fue cuando fuimos a la comunidad de la Vaquita, ahí nos encontramos con el Presidente de la República de ese momento, Don Daniel Oduber, y él me preguntó cómo había llegado yo hasta ese lugar. Le comenté que el carro del Ministerio de Salud nos dejaba en un lugar llamado Tamarindo, ahí subíamos a un caballo para llegar a la Vaca y la Vaquita, nos debíamos quedar una semana, pues para esta comunidad solo sería esa gira en el año. Recuerdo con gran cariño a las señoras que nos sirvieron un delicioso pollo achiotado, arroz, frijoles con plátanos maduros, así compartimos un delicioso almuerzo con el Presidente en el año 1975. Contamos muchas de las anécdotas en lo que llevaba del año de Servicio Social, además las realidades de la otra Costa Rica, las desigualdades que habían en esas tierras, las peticiones que nos hacían a nosotros porque nos creían cercanos a las autoridades del Gobierno. Yo quería aprender de estas personas y llevar una vivencia al lado, para algún día hacer cambios y mejorar los programas de salud junto con otros profesionales.

Casi una semana pasamos dando servicios de salud en vacunación, consulta médica, consulta odontológica, enfermería, educación en salud, y muchos momentos de conversación para toda la comunidad que estaba deseosa de educación, información y atención.

La ex Presidenta del CCDR, cuarta por la derecha en primera fila, continúa activa, colaborando con los grupos de voluntariado como “60 y más”, alianza de odontólogos mayores de 60 años que ofrece atención dental gratuita a personas de bajos recursos en Costa Rica.

Llegó el día de volver y ya no lo haríamos por tierra, sino en una lancha grande que nos esperaba a la orilla del mar, en Limonal. Lloré como nunca, porque tenía miedo de subirme y navegar por dos horas en mar abierto. Arrancaron los motores y yo no quería subir, de repente mi colega Mario me alzó y subió a la lancha y gritó: “Capitán arranque”. Por fin llegamos a Puerto Armuelles. El carro que nos trasladaba a Ciudad Neilly estaba ahí, recuerdo perfectamente el jeep largo y a su chofer Alfonso, cenamos y fuimos llegando pasada la media noche del viernes a la Villa.

En 1976, una vez terminado mi año de servicio social, me casé con Joaquín el 8 de abril, una tarde de jueves en la Catedral de Tilarán, oficiado por el Obispo Héctor Morera V., quién celebró nuestro sacramento matrimonial. Joaquín y yo fundamos nuestro hogar, él dedicado a sus fincas de café y yo como odontóloga trabajadora en instituciones públicas y en la Universidad de Costa Rica por más de 25 años, dedicada a la academia en la Docencia, Acción Social e Investigación. Agradecida por siempre con mi esposo, porque nos dimos los espacios de trabajo, sin objetar. La vida nos dio plenitud para realizarnos profesionalmente en los ámbitos escogidos, en nuestro hermoso hogar, en la comunidad como colaboradores en Comités de Salud, de Deportes, Juntas de Educación, Cooperativas.

Contamos con 44 años de vida matrimonial, tenemos tres hijos: Alejandra, de 43 años y Odontopediatra, casada con el Ingeniero Electromecánico Juan Carlos Soley F. Tienen tres hijos, nuestros amados nietos, Marcelo de 12 años, Tomás de 10 años, Lucía de 6 años.

Nombramiento presidencial

Continuando con mi regreso a Palmares en el año 1976, el Ministro de Salud, el Dr. Germán Weinstock, envió un telegrama en el mes de mayo que se leía: “La Dra. Nora Chaves Q. es una profesional que destacó durante el año de 1975 entre otros profesionales que laboraban para el Servicio Social en cuanto a la conformación y trabajo en comunidades, por tanto por recomendación del Sr. Presidente de la República de Costa Rica don Daniel Oduber se le asigna la plaza en propiedad en la Unidad Sanitaria del Ministerio de Salud de Palmares Alajuela”.

En 1979, fui llamada por el Decano de la Facultad de Odontología de UCR, el Dr. José Rafael Garita, con el fin de que participara en el programa Asistencia, Servicio e Investigación (ASI), una propuesta de innovación en programas comunitarios. Dicho programa fue construido en el seno de la Facultad de Odontología por el Dr. Garita, la Dra. Teresita Aguilar M. y otros profesionales de Ciencias Sociales, abriendo el Externado Clínico para la Comunidad de Palmares, que requería de una odontóloga para iniciar un programa de Atención Primaria para la Salud Oral, principalmente para educar a la población.

Acepté esta oportunidad, que me permitió involucrar a mi comunidad, a actuar como facilitadora y conocedora de mi comunidad y poder ser una agente de cambio. En conjunto con los protagonistas —los estudiantes—, propiciamos un elemento en la integralidad en la salud bucodental, cuyas bases habían sido inspiradas en la experiencia surgida de la atención primaria fomentada por el Hospital sin Paredes, el cual tenía como bandera la promoción de la salud, la prevención y la atención de la enfermedad.

Nos dimos a la tarea de formular y crear el proyecto Programa Interdisciplinario de Atención Primaria para la Salud Oral (PIAPSO), con un equipo interdisciplinario.

Este programa es parte de mis logros, así como el trabajo en equipo con el Dr. William Brenes y otros colegas que a lo largo de muchos años no claudicamos, e implementamos y trabajamos con estrategias de Organización Comunitaria, Promoción y Educación en Salud Bucal, Protección y Aplicación de medidas preventivas, así como de Atención Dental Procesos de monitoreo Evaluación de los resultados Estudios Anuales de prevalencia en los niños de VI grado.

Me pensioné en marzo del año 2004 como funcionaria pública de la Universidad de Costa Rica, ejerciendo los dos últimos años como Coordinadora de Vida Estudiantil, de la sede de occidente. Una excelente experiencia en dirigir un grupo de profesionales y ser autoridad de administración.

Vida gremial

Mi transitar en el área gremial es de más de 44 años, así que puedo escribir con certeza y convencimiento que desde mi inicio intenté consolidar mi identidad como dentista colegiada cuando hice el juramento en el acto de incorporación, compromiso que me llevaría irreductiblemente a tener un mayor compromiso, respeto, cumplimiento con los deberes, obligaciones, leyes y reglamentos que nos competen como profesionales de la Odontología.

Mi vida gremial inicia en 1976, después de haber realizado mi Servicio Social, requisito en ese entonces para lograr la incorporación por Ley de la República al Colegio de Cirujanos Dentista de Costa Rica.

Mi participación gremial ha sido como colegiada activa. Inicié juramentándome y recibiendo un librito color café cuyo contenido estaba impreso con todas las leyes y reglamentos deberes y derechos. Me correspondió pagar el primer mes de la colegiatura, cargo que pagué hasta que cumplí 65 años. Fui constante, asistiendo a conferencias, participando en las asambleas anuales de presupuestos, conferencias, talleres, lecturas para actualizar los códigos, reglamentos, políticas, temas de interés gremial y otras obligaciones.

La vida nos da sorpresas y, estando ya pensionada, un grupo de amigos en un Congreso Nacional me preguntan si yo no estaría en disposición de ser la segunda mujer que vaya liderando una papeleta como candidata a Presidente. Acepté, y me dieron la oportunidad de escoger a los miembros que me acompañarían en esta nueva oportunidad. Lo comenté con mi esposo y mis hijos, que eran universitarios en ese tiempo, y así me decido a escoger a mis compañeros de Junta: Dr. Fernando Montero Odontólogo —persona honorable, profesor universitario, un caballero y con excelentes competencias—, y a mí queridísima compañera de estudios y amiga del alma, la Odontopediatra Ileana Castro Delgado —de excelentes calidades humanas, con espíritu de organización, y vigilante del trabajo en equipo, Profesora Universitaria—; otro miembro fue el Dr. Alexis Campos —un odontólogo joven, dinámico, trabajador y con muchos deseos de superación y grandes ideales—. Los puestos a elegir eran Presidente, Vicepresidente y dos Vocales. Fuimos elegidos y nos consolidamos como un excelente equipo de trabajo.

Muy honrada de ser la Presidenta del CCDCR, comprometida y responsable durante los años 2008, 2009, 2010 y 2011. Así he continuado hasta este año 2020, como coordinadora y al amparo de la Junta Directiva del Colegio Cirujanos Dentistas, participo en la comisión del Plan Nacional de Odontología acompañada por el Dr. Ronaldo Hirsch K., Dr. William Brenes G., Dr. Federico Hoffmaister S., Dra. Grettel Molina C, Dr. Gustavo Bermúdez, Dra. Rossie Brender, Dra. Angelina Sandoval, Dra. Melissa Rojas Z., Msc. Cristina Parra J, Msc. Ana Cecilia Murillo G. y el personal de apoyo del Colegio. En el año 201,1 hacemos entrega la Dra. Daisy Corrales (Ministra de Salud) del Plan Nacional de Odontología.

Después de 2011, seguí perteneciendo a las comisiones y programas que fundamos durante mi presidencia para personas mayores, el voluntariado, grupos de recreación. A día de hoy, estoy muy orgullosa porque todos los programas que se fundaron bajo mi Presidencia continúan y permanecen ocupando la debida importancia en el Colegio de Cirujanos Dentistas, honrando el valor de la persona mayor dentro del gremio.

Guardaré en mí por siempre como un retrato esta historia vivida, porque puedo decir que he vivido en plenitud.

Fui afortunada al ser llamada para trabajar en la Universidad de Costa Rica, me incorporé y logramos como equipo el posicionamiento en Palmares de una comunidad organizada y solidaria, que ha jugado un rol histórico desde 1979 a 2020; este logro universitario es ejemplo mundial en programas de Atención Primaria en Odontología.

En estos días que he escribo parte de mi tesoro de vida, puedo contarles que ha sido testimonio de compromiso, liderazgo, trabajo arduo entre el amor y la pasión a la Profesión; con certeza les puedo decir que me propuse ser una profesional de cambio y llegar con mi quehacer a marcar una diferencia en la enseñanza, contar con apoyo en mi comunidad , extensivo para el resto del país una vez los odontólogos se propongan y lo repliquen.

 

Por último, les comparto este breve pensamiento, porque en mucho resume lo que he sido, lo feliz y plena que me siento, como mujer, hija, hermana, esposa, madre, abuela, amiga y profesional. De Séneca, Cartas a Lucilio: “No hemos de preocuparnos de vivir largos años, sino de vivirlos satisfactoriamente, porque vivir largo tiempo depende del destino, vivir satisfactoriamente de tu alma. La vida es larga si es plena, y se hace plena cuando el alma ha recuperado la posesión de su bien propio y ha transferido a sí el dominio de sí misma”.

Mis mejores deseos para que sus vidas sean siempre plenas.

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NOTA. El libro electrónico “Testimonios de vida y pasión” es de circulación gratuita y se puede descargar en www.testimoniosdevidaypasion.com.

Lea también el artículo sobre la Dra. Nora Chaves publicado en portada de Dental Tribune.

 

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