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Pasión por la Odontología

El autor afirma que es preocupante el estado de podredumbre en el que hemos sumido a la Odontología.

mar. 1 octubre 2019

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Enrique Jadad describe las razones que lo llevaron a amar apasionadamente la Odontología y la serie de cambios negativos por los que actualmente atraviesa la profesión.

  DIGNIFICANDO LA ODONTOLOGIA 

“A Usted señor diente le ofrezco disculpas en nombre de todas esas personas que han irrespetado su forma y han olvidado cuál es su función. Sé que esas personas que lo están irrespetando no tienen malas intenciones, solamente han sido víctimas de un virus llamado desconocimiento, ignorancia y mercantilismo.

“Por el contrario señor diente, le agradezco toda esa información que usted me brinda para poder imitarlo y también le doy gracias por permitirnos comer, sonreir y expresarnos adecuadamente. Prometo solemnemente seguir al pie de la letra sus formas originales y no revestirlas de mentiras para poder impresionar a otros”. —Enrique Mesa

Desde niño me apasionó el campo de la Salud. Soy nieto, hijo y hermano de médicos, me inclinaba hacia todo lo relacionado con la salud, llámese medicina, odontología, química, psicología, fisiología o biología. Desde muy joven visitaba los centros hospitalarios donde trabajaban mi padre y abuelo. Mi abuelo fue un reconocido ginecólogo, mi padre fue pediatra y mi hermano mayor ingresó a estudiar medicina para posteriormente convertirse en anestesiólogo, pero su verdadera pasión era la epidemiología, doctorado que realizó posteriormente.

Cuando me llegó el momento de decidir mi futuro profesional, no dudé un solo instante en elegir la Odontología, mi preferida de todas las ramas de la salud. Me presenté a dos universidades y no fue nada fácil el ingreso. En esa época, solamente teníamos 10 facultades de Odontología en todo mi país. Con muchos sacrificios y bastantes escollos por superar, ingresé a la Pontificia Universidad Javeriana, de donde logré graduarme en cinco años para posteriormente ir a realizar el año de servicio social obligatorio. Tiempo después, me presenté para el postgrado en Rehabilitación Oral, el cual realicé en la misma Universidad Javeriana en la ciudad de Bogotá, Colombia.

Estudiar mi profesión me costó mucho tiempo, dinero y un gasto enorme de energía: tuve que dejar de dormir lo acostumbrado para pegar las pestañas por unas pocas horas por la carga académica que teníamos en la universidad, necesité del apoyo de mi familia para lograr adquirir el instrumental solicitado que no era para nada nada económico. Por otro lado, al llegar a las clínicas teníamos que sortear otro escollo: salir a conseguir pacientes y convencerlos en el mejor de los casos para que se dejaran tratar por nosotros como estudiantes; hoy día, ya existen “empresas” dedicadas a conseguir a estos conejillos de indias necesarios para que los estudiantes puedan cumplir los requisitos exigidos por las escuelas o facultades de odontología, algo que me parece vergonzoso, la verdad sea dicha.

“Es increíble que después de tanto esfuerzo y sacrificio para lograr ser profesionales en Odontología, no valoren nuestro trabajo y estemos regalando nuestra consulta”.

Muchas veces tuvimos que pagar los tratamientos de los pacientes para poder lograr los requisitos exigidos por las clínicas para graduarnos. Al estudiar Odontología, entendemos el sacrificio, dedicación, lágrimas y frustración que esta carrera genera. Cuánto me hubiese gustado tener una bola de cristal para mirar al futuro, o haber tenido la oportunidad que alguien nos hubiera advertido de la situación crítica que iba a atravesar nuestra profesión, situación que estamos viviendo en muchos países. De haber sido así, muchos hubiéramos decidido esforzarnos en estudiar otra profesión e invertir todo ese tiempo, dinero y energía en otras actividades.

Espero que quienes lean estas líneas puedan comprender mi dolor y preocupación por la situación que estamos atravesando. He tenido la oportunidad de dialogar con directivos gremiales, decanos y directores de facultades de Odontología, con mis compañeros de estudios en pre y postgrado y con colegas de diversos lugares que han manifestado cuán golpeados se encuentran por todo este manejo publicitario y mercantilista en el que hemos caído; la verdad es que es preocupante el estado de podredumbre en el que hemos sumido a la Odontología.

Qué bueno hubiese sido poder vislumbrar a tiempo el estado denigrante y vergonzoso que vivimos los que a esta profesión nos dedicamos. Es increíble que después de tanto esfuerzo y sacrificio, luego de realizar tamaño gasto, soñar y mantener la ilusión de lograr ser profesionales en Odontología, no valoren nuestro trabajo y estemos regalando nuestra consulta. Es muy duro ver que nuestro día a día no sea bien remunerado y que tengamos que vivir en una zozobra permanente en la que estamos a merced de los deseos y designios que los pacientes quieren imponernos.

A mí me duele mucho cuando los pacientes acuden a nuestras consultas regateando precios, llevando consigo otros presupuestos de sus tratamientos a realizar, pidiendo que les apliquemos promociones y descuentos como si se tratara de cualquier artículo que compran en una tienda o en un supermercado. Los hemos malacostumbrado y saben que cada vez es más difícil captar pacientes por la sobreoferta que existe de odontólogos, y estos humanos llamados pacientes se aprovechan de la situación para hincarnos de rodillas para cumplir con sus necesidades al más bajo costo o incluso tratando de lograr que nuestro trabajo sea gratis.

“Los odontólogos devolvemos autoestima, felicidad y estabilidad emocional a quienes nos confían su salud oral”.

Al final, la culpa es nuestra. Sí, de nosotros los odontólogos, desde que comenzaron a manejar sus consultas con promociones irrisorias, a competir con precios bajos, a no cobrar consulta, los pacientes iniciaron un recorrido por consultorios buscando el precio más bajo. Este ha sido el gran error. Nosotros debemos competir con calidad y buena atención. Espero que aún estemos a tiempo para devolver la dignidad y el status que la Odontología de nuestros países se merece, debemos regresar a la élite; ahora que hemos llegado hasta este extremo tan grave, necesitamos revertir todo el daño que le hemos hecho a la Odontología en general.

Personalmente, me declaro un enamorado de mi profesión. A pesar de tantas decepciones y desdichas, también he tenido momentos y vivencias hermosas dedicando mi vida a ser odontólogo, a reconstruir vidas, porque al hacer rehabilitación oral, reconstruimos no solo el sistema gnático, sino que devolvemos autoestima, felicidad y estabilidad emocional a quienes nos confían su salud oral.

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* El doctor Enrique Jadad Bechara es Especialista en Rehabilitación Oral, investigador y conferencista con práctica privada en Barranquilla (Colombia). Fundador del Grupo Dignificar la Odontología. Contacto: ejadad@gmail.com

 

 

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