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Miedo en el dentista (1)

La ansiedad del paciente con Fobia Dental es tan alta que se siente incapaz de afrontar la situación y evita tener que afrontarla todo lo que puede. (Foto: Niklas Hamann/Unsplash)

mié. 22 enero 2020

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La experta en psicología en el consultorio, Helga Mediavilla, ofrece en este primero de tres artículos una descripción de los diversos grados de ansiedad que sufren muchos pacientes cuando van al odontólogo.

  GESTION DE LA PRACTICA  

"Para evaluar el grado de ansiedad de una persona ante la situación dental se debe observar su comunicación no verbal".

“¿No hace falta hacerme una endodoncia, verdad?”

“¿Y si me atraganto? ¿Y si quiero cerrar la boca? ¿Y si me duele?”

“Ese día no me viene bien, lo dejo para después del verano”.

La situación dental no es neutra, muy al contrario, es una situación que el paciente va a experimentar como novedosa y ante la cual no sabe cómo va a ser capaz de reaccionar. Todo ello, unido a lo que ha oído de otras personas o lo que ha podido experimentar, provocan que sea una situación ansiógena. Nuestra labor es hacer que la experiencia del paciente, desde que llama para pedir cita hasta que finaliza su tratamiento dental, sea lo menos traumática posible y que guarde un recuerdo satisfactorio.

A pesar de las mejoras en los tratamientos dentales (anestesia, mayor profesionalidad del equipo odontológico), la ansiedad sigue dándose en un porcentaje muy alto en las consultas dentales, a las que asisten a consulta pacientes con distintos grados de ansiedad. Y otro porcentaje a tener en cuenta (5-9% de la población general) lo evitan por miedo a distintas variables de la situación odontológica.

La reacción del paciente ante la situación dental variará dependiendo de su estado emocional. Igualmente, su comportamiento, su receptividad a nuestras instrucciones y su sensibilidad al dolor frente a las distintas maniobras terapéuticas variarán de un paciente a otro.

La psicología diferencia entre estos dos conceptos:

Ansiedad: reacción emocional (tensión, malestar, sudoración) producida por la percepción y anticipación de un peligro o amenaza.

Temor: tensión ante una causa real.

Esta diferencia nos indica que puede existir malestar (tensión, miedo) en el paciente a pesar de que la situación no sea “realmente” amenazante. Por tanto, tenemos que tener presente que el paciente “realmente” lo está pasando mal, aunque la situación no lo requiera, como, por ejemplo, en una simple revisión bucal.

En el miedo interviene más la interpretación que cada uno hacemos de la situación que la situación en sí misma.

Existen distintos grados de ansiedad:

  • Ansiedad adaptativa: se refiere a un cierto grado de activación “normal” que se produce para poder afrontar de forma efectiva una situación nueva, desconocida. Nos prepara para poder poner nuestros recursos a nuestra disposición y solucionar o afrontar la situación de la forma más efectiva posible.
  • Ansiedad media-alta: la ansiedad es menos adaptativa porque es tan alta que no nos permite utilizar nuestros recursos al cien por cien. Aunque no es tan alta como para huir de la situación. Se afronta la situación, pero experimentando más ansiedad de lo que la situación en sí requiere.
  • Ansiedad incapacitante-bloqueante (Fobia Dental): es tan alta la ansiedad y el miedo, que uno se siente incapaz de afrontar la situación y se evita tener que afrontarla todo lo que se puede. Estos pacientes prefieren perder todos sus dientes y seguir con el dolor, antes que asistir al dentista. Lo más frecuente es encontrarnos con el paciente fóbico en una situación buco-dental muy decadente o ni siquiera encontrárnoslo.

A pesar de que, paradójicamente, el paciente obtiene lo que teme con su conducta de miedo —más dolor, más tiempo de consulta, más molestias—, muchas veces, sobre todo cuando la ansiedad es muy alta, el paciente no puede tranquilizarse con solamente unas palabras cariñosas del equipo odontológico. Cuando alcanza índices muy elevados de ansiedad, el paciente necesitaría seguir un tratamiento psicoterapéutico en el que aprenderá a eliminar la ansiedad o tomar algún relajante.

Sin embargo, cuando la ansiedad es menor, unas buenas habilidades del equipo sí pueden hacer que la experiencia odontológica sea más positiva y reducir con ello el temor a la situación odontológica.

Para evaluar el grado de ansiedad de una persona ante la situación específicamente dental se debe observar su comunicación no verbal: tensión, desasosiego, sudoración, rigidez muscular, palpitaciones, taquicardia, respiración acelerada, náuseas, mareos, temblores, sequedad de boca, rigidez en los labios y mandíbula, tensiona músculos de la cara —cierra los ojos fuerte— y podemos también escuchar su comunicación verbal: quejas, miedos, anticipaciones de consecuencias negativas del tratamiento y conductas de evitación: faltar a citas, paseos en la sala de espera.

Son pistas para observar y detectar malestar en los pacientes. Si encontramos en el paciente varios de estos síntomas, permaneceremos más atentos para ayudarle a reducir la ansiedad y de esta forma llevar a cabo el tratamiento con menos dificultad. Si vemos que un paciente maneja bien la situación sin necesidad de nuestra ayuda, no tendremos que estar tan pendientes de este aspecto, obviamente son pacientes más cómodos.

En los dos próximos artículos hablaremos más sobre qué estímulos provocan esta respuesta de ansiedad y qué hacer para solucionar esta situación.

"La acción cura el miedo, la inacción crea terror”. — Douglas Horton.

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La Dra. Helga Mediavilla, Psicóloga Clínica y Coach, es fundadora de Psicodent en Madrid (España), institución que desde 1996 ofrece Consultoría, Coaching y Cursos, presenciales y online, para mejorar los servicios y la atención de la clínicas dentales.

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