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El desarrollo del pensamiento crítico

lun. 10 junio 2019

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La Presidente de la Asociación Dental Mexicana, Laura María Díaz Guzmán, afirma que las decisiones profesionales sobre la salud de nuestros pacientes o sobre nuestro desarrollo profesional, deben reflexionarse con calma.

  LA PROFESION EN MEXICO  

Tomar decisiones en la vida cotidiana y profesional es un proceso en el que, después de analizar un problema, se escoge un curso de acción.

Con el objetivo de ser asertivo en el desarrollo de este proceso, el individuo pone en juego diversos factores. Uno de ellos, muy importante, es el efecto que pueda tener la decisión en un futuro lejano; este proceso debe ser más meditado que aquellos que influyen en el momento, en el futuro cercano. Si empleamos un ejemplo odontológico, cuando tomamos decisiones sobre la rehabilitación de un paciente, lo hacemos pensando en que lo que hagamos se mantenga en la boca por muchos años, de manera funcional y estética.

Otro elemento que entra en juego es el impacto que la decisión puede tener sobre diversas áreas o actividades; mantener un diente con un pronóstico dudoso puede repercutir en el resultado de la rehabilitación protésica o periodontal, en los costos del tratamiento, en el ánimo del paciente.

Uno de los objetivos más importantes para las facultades de odontología es desarrollar profesionales con capacidades de reflexión, y de tomar decisiones de manera lógica para dar solución a los problemas bucales de sus pacientes".

También es muy importante considerar la posibilidad de revertir con facilidad o dificultad lo que se ha decidido; extraer un diente no tiene marcha atrás; en cambio, puede que se decida mantener un diente con afectación en el tejido de soporte periodontal y, ante una falla en el pronóstico, se puede reconsiderar y cambiar de opinión.

Aquello que involucre valores profesionales, éticos, laborales, de prestigio o credibilidad profesional, suele ponerse también en juego durante el proceso de decidir, todo ellos son elementos muy importantes. En cambio, hay decisiones que son tomadas con cierta frecuencia y en esta periodicidad radica la facilidad de tomarlas.

Todos los días estamos decidiendo en el aspecto personal y profesional, a veces de manera muy meditada y otras con cierta rapidez. ¿Quién nos enseñó a decidir? ¿Quién nos enseñó a pensar? Lo que para algunos de nosotros es muy sencillo, resultado de la observación y la experiencia de los años, puede que para otras personas no lo sea.

Durante mis años de docencia, recuerdo claramente a un alumno, que tenía que prescribir 2 gramos de amoxicilina una hora antes de un procedimiento quirúrgico que debía realizarse en un paciente con riesgo de endocarditis bacteriana. Cuando le pedí que redactara la prescripción me sorprendí al percatarme de que aunque conocía la dosis de profilaxis antibiótica, le estaba indicando a su paciente 500 mg de amoxicilina cada 8 horas por 6 días. Para mi era inconcebible que no razonara y entendiera lo que debía hacer; yo terminé molesta y el alumno confundido ya que no entendía el porqué de mi malestar. Una amiga cercana, doctora en educación, me abrió los ojos: “Tienes que enseñarle a pensar”, me dijo. “Para ti es muy claro, para tu alumno no”.

Las generaciones han cambiado, son educados de diferente manera y lo que antes para personas de mi generación eran procesos fáciles de entender, decisiones sencillas, para algunas personas no lo son; por lo tanto, debemos enseñarles a pensar, a desarrollar el pensamiento crítico. Todas las escuelas y facultades de odontología en la actualidad, a nivel mundial, incluyen dentro de sus programas curriculares el desarrollo del pensamiento crítico de sus egresados.

Por definición, el pensamiento crítico consiste en analizar, entender y evaluar la manera como se organizan los conocimientos que se quieren interpretar, evaluar la consistencia de los razonamientos, en especial aquellas afirmaciones que la sociedad o la comunidad científica aceptan como verdaderas. Desarrollar el pensamiento crítico ayuda a tomar mejores decisiones en la vida cotidiana y en la profesional. Un pensador críticoes capaz de evaluar el conocimiento adquirido, cuestionar la información, las conclusiones y los puntos de vista.

Uno de los objetivos más importantes para las escuelas y facultades de odontología es desarrollar profesionales con capacidades de reflexión, y de tomar decisiones de manera lógica para dar solución a los problemas bucales de sus pacientes. El pensamiento crítico se aplica en el desarrollo del proceso de diagnóstico bucal y sistémico, en la identificación de los factores de riesgo de caries, enfermedades periodontales o cáncer bucal y en diseñar e implementar medidas preventivas personalizadas; lo empleamos al decidir solicitar exámenes complementarios imagenológicos o de laboratorio, al consultar al médico para ampliar la información sobre el estado de salud del paciente, al consultar a otros especialistas odontológicos, en la prescripción de medicamentos, en el diseño del plan de tratamiento, el presupuesto, en el desarrollo de los procedimientos clínicos, la solución de problemas o complicaciones durante el tratamiento, al evaluar los resultados de los procedimientos clínicos o administrativos, al encarar dilemas éticos.

Pero esto va aun más allá: el odontólogo debe analizar su propio desarrollo profesional, reconocer sus fortalezas y debilidades, así como diseñar su propio programa de mejora continua. Debe saber reconocer sus errores e identificar sus fallas para corregirlas.

El pensamiento crítico contribuye también a que el odontólogo pueda identificar las fuentes de información adecuadas, y distinguirlas de las que no son científicas, reconocer revistas o páginas de internet confiables, seleccionar los congresos, cursos, seminarios o talleres de educación continua que son válidos y sólidos.

El pensamiento crítico se basa en razones, evidencias y datos, está enfocado, evalúa sentencias que creemos y acciones que hacemos. Es objetivo y tiene como fin solucionar un problema, resolver una pregunta o explicar algo.Se expresa mediante conceptos e ideas, da conclusiones interpretando datos e información.

Todos los días tomamos decisiones por cuestiones personales y la mayoría de las veces lo hacemos sin reflexión alguna, acertando en los resultados, usando el pensamiento crítico en segundo plano de la conciencia. Sin embargo, para las decisiones profesionales sobre la salud de nuestros pacientes o sobre nuestro desarrollo profesional, debe reflexionarse. Olvidarnos del pensamiento mágico, los buenos deseos, aquello de que “en mis manos funciona” y responsabilizarnos del proceso.

Qué bueno que las nuevas generaciones estén aprendiendo desde las universidades a ser críticos y reflexivos y no tienen que esperar a aprender de los errores para ganar experiencia.

___________________________________________________________________________   * La doctora Laura María Díaz Guzmán es Presidente de Asociación Dental Mexicana, Federación Nacional de Colegios de Cirujanos Dentistas A.C.

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