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La odontología perdió el norte

Ilustraciones del «Tratado completo de la anatomía del hombre» de Jean-Baptiste Marc Bourgery (1830), publicadas en el nuevo libro de historia de la odontología de Richard Barnett titulado «Los ladrones de sonrisas». Foto: © Wellcome Library, London

lun. 7 agosto 2017

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No podemos seguir en la búsqueda incesante por dignificar la profesión si nosotros mismos estamos perdidos y sin un norte claro en nuestra vida profesional.

Si no tenemos claro ni entendemos los principios básicos de la profesión, no podemos poner en práctica los estándares de la Odontología y, tristemente, cada quien habla su propio idioma o el que le conviene.

Hoy día no se tiene conocimiento de temas como la Oclusión. Cuando le preguntamos a muchos jóvenes por la Relación Céntrica, contactos paradores y estabilizadores, curva de Spee, o, simplemente, por estructuras anatómicas o guías desoclusivas, ¡es como si les estuviéramos hablando en chino! Esto demuestra que, además de menospreciar conceptos como oclusión en relación céntrica, también ignoran o repudian el uso del articulador, del arco facial y otros instrumentos o equipos que son parte fundamental de nuestra profesión y nos identifican como servidores de la salud bucal de los seres humanos.

Si continuamos transmitiendo que el bruxismo tiene un orígen psicológico, que los trastornos temporomandibulares tienen causas de tipo postural o que están altamente relacionados con alteraciones del sueño, estamos relegando su manejo a otros especialistas, cuando es nuestra responsabilidad brindar apoyo e implementar tratamientos para darle soluciones a pacientes que nos necesitan.

He escuchado o leído a gente renombrada asegurar que las interferencias en excéntricas son beneficiosas o que no hay un esquema de guía desoclusiva que haya demostrado que sea necesario. Más preocupante aún es que no importa estudiar ni valorar las ATM y, por lo tanto, las nuevas generaciones no tienen el conocimiento ni las herramientas para manejar las patologías inherentes de las articulaciones temporomandibulares.

Desgraciadamente, entender este tema conlleva años de estudio, y lo digo porque aún después de egresar de la universidad es necesario continuar estudiando.

Yo pasé por ese proceso y, tratando de encontrar la respuesta, he seguido adelante. Pero sé que la mayoría no desea o no es capaz de pasar por un aprendizaje constante y una disciplina de estudio continuo.

Existe mucha evidencia científica sobre la oclusión, pero con el advenimiento de la Estética Irracional y facilista se ha querido desecharla y, lo que es más grave, grandes profesionales se han dejado seducir por una odontología mercantilista y pobre en conceptos biológicos y funcionales.

Es muy frecuente ver que los casos se manejan pensando únicamente en el resultado estético, a pesar de que cada situación clínica es diferente. Muchas veces se piensa que rehabilitando protésicamente se puede llevar los casos a una oclusión ideal. Hablar de relación céntrica es una muestra de ignorancia sobre los grandes retos a que nos enfrentamos cuando no estamos preparados para brindar soluciones.

Desde mi época de estudiante de postgrado de Rehabilitación Oral, pensaba que la rehabilitación con fundamentos protésicos era la respuesta para llevar a céntrica a nuestros pacientes. Sin embargo, con el paso de los años pude constatar que no era así.

No obstante, seguí tratando de encontrar la respuesta, lo cual me llevó mucho tiempo, muchas horas de lectura, asistir a muchos cursos, a invertir dinero y esfuerzo.

Viví por años tratando de encontrar las respuestas y la solución a la estabilidad oclusal, al igual que muchos de los más grandes estudiosos y pensadores de la Oclusión y de la Odontología, que se dieron cuenta que el desgaste mecánico o tallado selectivo para estabilizar la oclusión no era la solución, como no lo era tampoco la reconstrucción protésica.

Después de mucho camino recorrido, me di cuenta que la solución era la Ortodoncia. La Ortodoncia sería, hipotéticamente, el verdadero "Diseño de Sonrisa" del que tanto se pregona y aplica hoy día.

Si tomáramos al azar 100 personas con tratamientos restaurativos ya efectuados o sin haberlos recibido, invariablemente nos encontraremos ante una colección de casos con maloclusiones: ningún tratamiento logra ser 100% perfecto en sus resultados. Aquí es donde debemos aplicar el concepto de que la excepción confirma la regla, y que además la gran mayoría de los casos son tan complejos que se requiere manejarlos con el concurso de la ortodoncia y de la cirugía oral y maxilofacial.

Quiero hacerles una pregunta basada en un procedimiento clave en el diagnóstico y tratamiento para que pensemos juntos las posibles respuestas. Es esta: ¿Si cuando uno hace un montaje al articulador en Relación Céntrica generalmente desenmascara o detecta una maloclusion, ¿cuál es entonces la solución?

Haber olvidado los principios fundamentales de la Neurofisiología de la Oclusión nos hace ver que el diseño de sonrisa es, realmente, el menor de nuestros problemas. Estamos pasando por una época de oscurantismo en nuestra profesión y, ante una desvergüenza que difícilmente hay manera de revertir.

NOTA: Ver la serie completa de artículos del Dr. Enrique Jadad en la sección TOPICS de dental-tribune.com.

"Los ladrones de sonrisas". Ver la entrevista con el historiador de la medicina Richard Barnett sobre su nuevo libro, una de cuyas imágenes ilustra esta columna.

 

 

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