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Carta abierta sobre la especialización en Ortodoncia en España

El Dr. David Suárez Quintanilla, Presidente del 88 Congreso de la Sociedad Europea de Ortodoncia (EOS), durante su alocución. (Foto: DSQ)

jue. 22 abril 2021

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El Dr. David Suárez Quintanilla, apasionado defensor de instituir la Especialidad en Ortodoncia, reflexiona sobre los pros y los contras de esta medida, que se discute desde hace décadas pero que ahora ha obtenido nuevos respaldos para su potencial aprobación.

España, junto a Luxemburgo (47 millones frente a 600.000 habitantes, ojo al dato), son los únicos países de la Unión Europea que no han aprobado las especialidades odontológicas. Hace más de 25 años que junto al profesor José Antonio Canut y el Dr. Ruperto González Giralda, entre otros, comencé a luchar en España por la imperiosa y necesaria especialización en ortodoncia, con innumerables reuniones en diferentes ministerios y en el Consejo General de Dentistas de España, la verdad sin mucho éxito. Como consejero y después presidente de la European Orthodontic Society y miembro de la WFO (World Federation of Orthodontists), he defendido internacionalmente la especialización y he participado en la redacción de diferentes documentos sobre las condiciones mínimas para llegar a ser especialista. Como diría nuestro poeta José Hierro, tanto todo, para nada.

Analizando retrospectivamente mi fracaso político en este tema, me he dado cuenta de que la especialización no era querida por casi nadie de dentro o fuera de la profesión, los dentistas por temor a que se limitara su práctica de ortodoncia y los políticos por miedo a que la sociedad reclamara la inclusión de los nuevos especialistas en el sistema nacional de salud y/o que surgiera un problema mediático con el acceso, costoso, exclusivo y excluyente, al sistema de formación universitaria postgraduada.

“Se quiere aprobar la especialidad de ortodoncia en un momento donde el caos de su ejercicio es total y el panorama de los ortodoncistas y pone-plásticos una auténtica jungla”.

El tema lo ha retomado con gran brío y optimismo tanto la directiva de la SEDO (Sociedad Española de Ortodoncia) como la AESOR (Asociación Española de Ortodoncistas), y ya llevan varias reuniones que espero hallan tenido más éxito que las mías. Le deseo una fructífera travesía para alcanzar el puerto que nos fue negado a otros. También veo con satisfacción que profesores de facultades de Odontología de gran prestigio y amplia trayectoria, fundadas hace más de 30 años, donde incomprensiblemente nunca se han desarrollado cursos de postgrado, especialización o máster alguno de ortodoncia (pero sí de otras áreas), limitándose su actividad a las clases de pregrado, se sumen ahora a la reivindicación de una especialización que pasa por la puesta en marcha en su universidad de un curso de master de tres años a tiempo completo; más vale tarde que nunca, porque una cosa es predicar y otra dar trigo.

La teórica y naciente comisión de la especialidad de ortodoncia ahora lo tiene más complicado porque el número de dentistas no especialistas que ponen plásticos se ha quintuplicado. Muchos de los que se han formado en los innumerables másteres universitarios con el objetivo de alcanzar la tan ansiada especialidad no van a poder reunir los requisitos (que según acuerdo europeo de la NEBEOP (Network of Erasmus Based European Orthodontic Postgraduate Programmes), suscrito por SEDO y AESOR, son: tres años de formación universitaria reglada a tiempo completo, o nada, según consta en el European Journal of Orthodontics del 2014 (36: 340-349) y también porque el ministro español de Universidades, Manuel Castells, por su filiación política, o el propio ministerio de Sanidad no creo que estén por la labor de permitir que el acceso a la especialización sea el actual (a criterio discrecional del director del máster, al menos en nuestra universidad), ni que los alumnos tengan que desembolsar entre 40 y 80.000 euros de media para alcanzar la especialidad. La verdad no lo veo.

“Por mucha calidad que tenga un máster, no se puede aprobar el pago de 80.000 euros; mi universidad, por ejemplo, tiene un límite de 6.500 euros por año de máster”.

Pero, no hay que desesperar. Comparto con Alfonso Villa, expresidente del Consejo General de Dentistas, que la regulación al acceso de la especialización debe ser tipo MIR (examen para acceder a un puesto de médico interno residente en un hospital), más igualitario y democrático, y que no puede estar condicionada por motivos económicos (por mucha calidad que tenga un máster, el ministerio de Educación o Sanidad no puede aprobar y abalar el pago de 80.000 euros a unos padres; mi Universidad de Santiago de Compostela tiene, por ejemplo, un límite de unos 6.500 euros por año de máster).

El cien por cien de la actividad de la ortodoncia en España se desarrolla en el ámbito privado y solo excepciones como en el Servicio de Investigación en Ortodoncia-Unidad Dental del Sueño de mi universidad, se ofrece, en parte, como un servicio público. Se quiere aprobar la especialidad de ortodoncia en un momento donde el caos de su ejercicio es total y el panorama de los ortodoncistas y pone-plásticos una auténtica jungla. La masificación profesional, la proliferación de másteres y cursos propios con profesores desconocidos y sin experiencia y el boom de los alineadores, hacen replantearnos toda nuestra práctica profesional y nuestro futuro como especialistas.

Instantáneas del 88 Congreso de EOS en 2012, que tuvo lugar en Santiago de Compostela y reunió a alrededor de 3.000 especialistas de la Ortodoncia internacional. (Foto: DSQ)

Los multitudinarios cursos de SEDO, SEDA y otros shows mediáticos, más propios de Tele 5, son un reflejo de esa masificación, no de la buena salud de nuestra especialidad (la proporción de compañeros que se presentan a diplomados, nuestro board español anual, reflejo de la calidad de la ortodoncia del país, ha caído en picado); mucha reunión social, mucho ligoteo, mucha tontería, mucho ruido y pocas nueces. Reconozco que SEDO o AESOR poco pueden hacer por la calidad del ejercicio profesional o la defensa de una ortodoncia de calidad y su actividad; en este terreno, solo puede limitarse a poner cubos debajo de las numerosas goteras existentes. Una bienintencionada página web o documentos recomendando la correcta prescripción y uso de los alineadores, que todo lo invaden, no es más que tapar con un dedo el sol, frente a empresas multinacionales que son las que de verdad dirigen la profesión y subvencionan reuniones, congresos, conferenciantes y sociedades.

Ante esta situación hay que replantearse no si queremos o no la especialidad, que es indiscutible, sino en qué condiciones se va a crear. Teóricamente, la especialidad ayudaría a reorganizar la jungla, a poner a cada uno en su sitio, a separar el trigo de la paja, el verdadero especialista del ortodentista poneplásticos, a identificar a tirios y troyanos, pero me temo que no va a ser así.

“Los multitudinarios cursos de SEDO, SEDA y otros shows mediáticos, más propios de Tele 5, son un reflejo de la masificación de la Ortodoncia”.

Para dejar las cosas claras: sí apoyo una especialidad donde los alumnos de las universidades, al menos de las públicas como la mía, puedan hacer un curso de máster que conduzca a la especialización, de acuerdo a los criterios anteriores (tres años y tiempo completo) y un coste razonable, no superior a 20.000 euros , sí a una especialidad que apruebe con carácter retroactivo (las famosas transitorias) a los aspirantes que quieran acceder a dicha especialidad; los criterios para estos aspirantes han de ser el haber cursado un postgrado universitario de una universidad reconocida en España, con campus físico en nuestro país, de tres años de duración y dedicación exclusiva (un mínimo de 20 horas/semana de seminarios y clínica) y superar una prueba (aún por determinar). También creo que sería justa otra vía de acceso, más difícil, con un riguroso examen de presentación de varios casos de complejidad creciente (con registros iniciales, finales y al menos 3-5 años fuera de retención) con discusión final del tribunal con el aspirante sobre cuestiones ortodóncicas. Esta vía sería factible tanto para los que hayan cursado másteres que no cumplen los requisitos (másteres universitarios a tiempo parcial) como para los que acrediten otro tipo de formación o la dedicación preferente, durante años, a la ortodoncia.

No, a una especialidad donde de golpe se creen miles de especialistas simplemente por haber hecho un teórico máster o curso de especialización universitario que no cumple los requisitos explicitados en la NEBEOP. Por eso pido a los responsables de las negociaciones de la especialidad (SEDO y AESOR entre otros), que antes de seguir por esta vía, dejen claro a la profesión, a los ortodoncistas lo que van o no a apoyar para la acreditación. Yo lo dejo claro aquí. Los ortodoncistas que de buena fe se han formado, y pagado, en másteres universitarios a tiempo parcial han de saber que su título no sirve para la misma vía que los formados en postgrados universitarios de tres años a tiempo completo y han de ir al referido examen de casos clínicos (al que se podrá presentar cualquier colegiado). Si esto es así, estaré apoyando a la futura comisión de la especialidad, me tendrá a su favor. Sino es así, pues no. La cuestión, para que nadie se llame a engaño, es que la SEDO y AESOR se pronuncien ya sobre la cuestión anterior con un sí o un no. Creo que es muy sencillo. No pongamos el carro antes de los bueyes; seamos claros. En caso de ser un sí (eso espero), supongo que muchos responsables de másteres y muchas universidades tendrán que explicar muchas cosas a sus exalumnos y sus padres (pagadores en la mayoría de los casos).

Mientras mi compañero y presidente de la SEDO Juan Carlos Pérez Varela ya se ha pronunciado enviándome las normas de la NEBEOP, y se lo agradezco de corazón, estoy esperando el posicionamiento de la AESOR, que no me cabe la menor duda que será el mismo. No me parece de recibo no pronunciarse sobre este tema, con la excusa de que las negociaciones son muy preliminares o semisecretas, pues los alumnos de esos másteres a tiempo parcial, que son legión, tienen derecho de pronunciarse a priori sobre si quieren la aprobación de una especialidad a la que no van a poder acceder de forma sencilla, solo con el mencionado examen de casos.

No voy a entrar a preguntar qué beneficios va a obtener el futuro especialista en ortodoncia a la hora de ejercer su profesión, cuáles van a ser las ventajas reales, no teóricas, de obtener el título. La situación es tan mala y el futuro tan incierto y pesimista que no sé que responder a mis alumnos postgraduados a esta pregunta. Yo, no las veo.

El Profesor y Doctor David Suárez Quintanilla es Catedrático de Ortodoncia, Director del Máster de Ortodoncia y Ortopedia Dentofacial de la Universidad de Santiago de Compostela (España), expresidente de la European Orthodontic Society y vicepresidente de Ortodoncia de la International Association for Dental Research. Visite su página web en: dsqtraining.com

 

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