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El ejercicio de la Odontología frente al SARS-CoV-2

La seguridad del instrumental es uno de los cuatro Principios para el Control de Infecciones, lo cual incluye lavar, secar, envolver y esterilizar todo el instrumental, incluyendo las mascarillas reutilizables. (Foto: W&H)

jue. 2 diciembre 2021

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El experto en Control de Infecciones de la UNAM y frecuente colaborador de Dental Tribune, Dr. Enrique Acosta Gio, define las áreas de formación y las fuentes de información verificadas que ofrecen a los odontólogos las indicaciones y las herramientas necesarias para mantener nuestros consultorios y clínicas libres de infecciones.

Nuestro grupo de investigación en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) ha documentado diversas áreas de oportunidad en la educación odontológica y ha publicado diversos artículos que apoyan nuestra labor docente.

Nuestras áreas de interés abarcan:

La Seguridad del Paciente.

La Prevención y Control de Infecciones Asociadas con la Atención Odontológica.

La Seguridad Ocupacional.

Estas disciplinas adquieren relevancia en el ejercicio de la odontología frente al virus SARS-CoV-2. Existe un renovado interés por lograr una atención odontológica que sea segura para los profesionales y sus pacientes.

Considero importante abordar los siguientes cinco temas:

  1. Actualizar conocimientos para el control de infecciones

Todo odontólogo debe acceder a las recomendaciones basadas en evidencia de fuentes de información confiables. Revise sus procedimientos clínicos y actualice sus prácticas para la prevención y el control de infecciones. Ya debería estar cumpliendo con los principios básicos y ahora debe integrar a su práctica los procedimientos “fortalecidos”.

Capacite y empodere a todo su equipo de trabajo.

Salvo notables excepciones, en toda Latinoamérica la educación odontológica sobre Prevención y Control de Infecciones es deficiente y muestra décadas de rezago. Por ejemplo, en pocas instituciones de formación odontológica se enseña e inculca la esterilización de las piezas de mano entre pacientes. También es posible que los egresados no lleven a sus consultorios lo aprendido en las clínicas de enseñanza.

En la enseñanza sobre Prevención y Control de Infecciones, el mayor desafío es lograr el cumplimiento rutinario con los procedimientos recomendados.

“En pocas instituciones de formación odontológica se enseña e inculca la esterilización de las piezas de mano entre pacientes”.

Son cuatro los Principios para el Control de Infecciones:

I. Actuar para estar sano. Incluye, pero no se limita a, actualizar sus conocimientos y capacitarse. Recibir las inmunizaciones recomendadas.

II. Evitar el contacto con material potencialmente infeccioso. Incluye, pero no se limita a, aplicar las precauciones estándar y las precauciones basadas en transmisión, usar vestimenta protectora, evitar lesiones con instrumental contaminado, reducir los aerosoles y salpicaduras.

III. Hacer el instrumental seguro para su uso. Incluye, pero no se limita a, lavar, secar, envolver y esterilizar mediante vapor a presión (121°C, 1 kg/cm2 por 15 min) todo el instrumental. Esto incluye esterilizar las piezas de mano con vapor a presión. Otros instrumentos dentales se pueden esterilizar mediante calor seco (170°C por 60 min). Es importante seguir las instrucciones del fabricante.

IV. Evitar que se disemine la contaminación. Esto se refiere al lavado y desinfección de superficies clínicas (superficies contaminadas por contacto, por transferencia y por aerosoles), y superficies ambientales.

Para facilitar la actualización, los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) y la Organización para la Seguridad, Asepsia y Prevención (OSAP) publicaron un curso en línea.

La OSAP es para los odontólogos la agrupación líder en Seguridad Ocupacional, Prevención y Control de Infecciones, y Seguridad del Paciente. Es deseable que más investigadores y profesores universitarios latinoamericanos sean miembros activos de OSAP.

Los autoclaves como el Lina de W&H, en la imagen, permiten la esterilización segura mediante vapor a presión (121°C, 1 kg/cm2 por 15 min) del instrumental. (Foto: W&H)

2. Aplicar siempre todas las precauciones con todos los pacientes

Es necesario comprender y cumplir con las Precauciones Estándar y las Precauciones Basadas en Transmisión. Estas están ampliamente explicadas en las lecturas recomendadas en este artículo.

No se puede soslayar la importancia de la siguiente indicación: “Todos los pacientes deben ser considerados como potencialmente infecciosos.” Esto significa que hay que tomar “Todas las precauciones con todos los pacientes”, y debe aplicarse sin excepción, incluso si profesionales y pacientes están inmunizados, y aún cuando el paciente presente pruebas de laboratorio con resultado negativo.

3. La inmunización es segura y confiere protección

Los odontólogos estamos familiarizados con la obligatoriedad de inmunizarnos contra la hepatitis B, recibir inmunización anti-tetánica y sus refuerzos, y cada año nos inmunizamos contra la influenza estacional. Ahora debemos agregar la inmunización contra el SARS-CoV-2 a nuestro esquema de protección.

Los odontólogos debemos fomentar que nuestros pacientes reciban la inmunización contra diversas enfermedades transmisibles. Algunos sectores de la actividad económica requerirán a sus empleados y clientes mostrar prueba de haber sido inmunizados contra SARS-CoV-2. Tal vez, las instituciones académicas y las organizaciones gremiales pongan atención al análisis ético y legal para aplicar estas medidas en las clínicas de enseñanza y en la práctica privada.

Como profesionales de la salud, los odontólogos debemos promover la inmunización no solo contra SARS-CoV-2, también contra el virus papiloma humano o con el esquema básico de la infancia. Desde luego, es inútil tratar de convencer a un negacionista o “anti-vaxer”, pero hay muchas personas sensatas, que aún no se han inmunizado: son ellos a quienes podemos orientar positivamente.

4. Las pruebas rápidas NO sirven para detectar “pacientes seguros”

Existen kits de reactivos para analizar en segundos marcadores de infección. Es erróneo pensar en tamizar a nuestros pacientes para “seleccionar” a aquellos que no representan un riesgo de infección. Siempre existe la posibilidad de obtener resultados “falsos negativos”. Por ello, es importante seguir tratando a todos los pacientes como potencialmente infecciosos, sin excepción. Las siguientes son preguntas que nos afectan a todos los odontólogos:

¿Podemos garantizarnos el abasto con pruebas suficientes para ofrecerlas a todos los pacientes?

¿Cuántas pruebas podemos adquirir y almacenar sin comprometer nuestra economía?

¿Será necesario aplicar la prueba a cada paciente en cada visita antes de atenderlo?

¿Podemos ahorrar tiempo y dinero si solo aplicamos las pruebas a pacientes “sospechosos”?

¿Qué hará el odontólogo si el paciente no quiere someterse a la prueba, o si no puede pagarla?

¿Qué hará el odontólogo si un paciente resulta positivo?

Y la respuesta es que la aplicación selectiva de las pruebas puede llevar a la discriminación contra pacientes (y contra los odontólogos que las exigen).

“El odontólogo debe ser cuidadoso en la selección de productos y asegurarse de que cumplan realmente con las normas de bioseguridad”.

La utilidad de la profesión se maximiza cuando el odontólogo sirve como “punto de entrada” de los pacientes “aparentemente sanos” a los servicios de atención médica. El odontólogo deberá tener un protocolo para remitir al paciente a un médico –identificado previamente– para realizar pruebas confirmatorias y su tratamiento, de ser necesario.

5. Revise la evidencia cuando adquiera tecnologías y productos

La pandemia despertó en los odontólogos la necesidad de adquirir productos y tecnologías para protegerse de la exposición ocupacional. Entonces surgieron oportunidades para comercializar formulaciones y artefactos frecuentemente carentes de respaldo en cuanto a su eficacia y eficiencia.

En ocasiones, es difícil distinguir entre la ignorancia y el dolo, ya que algunas propuestas son aberrantemente absurdas. El odontólogo debe ser cuidadoso en la selección de productos y asegurarse de que cumplan realmente con las normas de bioseguridad, para lo cual debe tomar decisiones debidamente informadas.

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El doctor Enrique Acosta Gio, DDS, PhD, es Jefe del Laboratorio de Microbiología, División de Estudios de Posgrado e Investigación, Facultad de Odontología, Universidad Nacional Autónoma de México.

Enlaces de Interés

En Dental Tribune

Lecturas recomendadas

Sánchez-Pérez L, de Antuñano DS, Perea-Pérez B, Labajo-González E, Acosta-Gio AE. Dentists' Perceptions of Their SARS-CoV-2 Risk and Infection Control Needs. Int Dent J. 2021 Jul 19:S0020-6539(21)00134-9. doi: 10.1016/j.identj.2021.07.002. Epub ahead of print.

Osegueda-Espinosa AA, Sánchez-Pérez L, Perea-Pérez B, Labajo-González E, Acosta-Gio AE. Dentists Survey on Adverse Events During Their Clinical Training. J Patient Saf. 2020 Dec;16(4):e240-e244. doi: 10.1097/PTS.0000000000000296.

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