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Estrés oxidativo, fundamentación científica

El aparato MWM-D300, de la empresa chilena GO3 Advance, y ozono en cubetas para realizar tratamientos odontológicos.
Raúl Moggiano*

Raúl Moggiano*

lun. 14 abril 2014

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El autor describe el mecanismo de acción del ozono y su acción antioxidante, la cual ayuda a eliminar los radicales libres del organismo. La ozonoterapia produce así un efecto de antienvejecimiento celular que es útil para diversos procedimientos odontológicos.

En los últimos años, la ozonoterapia ha obtenido un mayor desarrollo en la terapéutica médica, pero sobre todo en el área odontológica, gracias a las nuevas tecnologías y su difusión a través de entidades y asociaciones que regulan su uso.

La ozonoterapia se caracteriza por la simplicidad de su aplicación, alta efectividad, buena tolerancia y prácticamente ausencia total de efectos colaterales.

Como todo método de curación, es dependiente de la dosis terapéuticas, en función de la patología a tratar; tiene propiedades inmunomoduladoras, antiinflamatorias, bactericidas, antivirales, antivirales y analgésicos, entre otras.

Hasta hace poco se usaba el término terapia "alternativa" para describir la ozonoterapia, pero hoy en día una amplia variedad de trabajos científicos demuestra que se trata de una terapia efectiva que complementa las terapias convencionales y optimiza diversos tratamientos.

La investigación científica y clínica ha demostrado que el estrés oxidativo es un proceso natural de la vida celular. Toda actividad celular necesita energía y la generación de energía involucra respiración celular, consumo de oxígeno y generación de radicales libres. Estos son subproductos de la generación de energía y su control requiere de antioxidantes. El equilibrio entre oxidantes y antioxidantes es fundamental para el normal funcionamiento del organismo, ya que su desequilibrio lleva a un estado de estrés oxidativo y a la enfermedad.

Mecanismo de acción del ozono
Este gas de naturaleza inestable es capaz de reaccionar con la mayoría de las sustancias orgánicas e inorgánicas hasta su oxidación completa, es decir, hasta la formación de agua, óxidos de carbono y óxidos superiores. El ozono tiene alta reactividad sobre las sustancias que poseen dobles y triples enlaces, como las proteínas, los aminoácidos y los ácidos grasos insaturados, que conforman los complejos lipoprotéicos del plasma y de las capas dobles de las membranas celulares.

La reacción del ozono con los compuestos antes mencionados es la base de la ozonoterapia. Estos compuestos juegan un papel importante en la patogénesis de muchas enfermedades.

Cuando el ozono entra en contacto con los fluidos biológicos (sangre, plasma, linfa, suero salino fisiológico, orina, etc.) se disuelve en el agua presente y reacciona en segundos. Los antioxidantes hidrófilos y lipófilos en estos líquidos orgánicos agotan una cantidad de la dosis del ozono, pero si la concentración aplicada es la correcta, permite la formación de especies reactivas del oxígeno (ERO) y productos de lipoperoxidación (POL). La formación de ERO en el plasma es muy rápida —menos de un minuto— y se acompaña de una disminución transitoria y pequeña, dependiente del ozono, de la capacidad oxidante. Esta capacidad antioxidante recupera su normalidad a los 20 minutos aproximadamente. El peróxido de hidrógeno y otros mediadores se difunden en el interior de las células, activando distintas rutas metabólicas en eritrocitos, leucocitos y plaquetas y dando lugar a numerosos efectos biológicos. En consecuencia, el peróxido de hidrógeno actúa como una molécula señalizadora en el medio intracelular, un mensajero que el ozono a dosis terapéuticas dispara.

Es importante señalar que esta terapia de muy bajo riesgo reduce sustancialmente el daño celular por falta de oxigenación, independientemente de la enfermedad subyacente. Además, los productos de descomposición del ozono se comportan como activadores biológicos, lo que mejora el nivel de energía y la capacidad del sistema inmunológico.

Se ha demostrado científicamente que las aplicaciones controladas del ozono médico mejoran el proceso antioxidante celular: en el interior de las células se han medido cantidades superiores de agentes antioxidantes como glutatión reducido o superóxido dismutasa. La consecuencia directa del ozono es que actúa como un verdadero "basurero celular", limpiando el organismo de radicales libres. Así, la ozonoterapia produce un efecto de antienvejecimiento celular.

Distintos estudios de investigación han demostrado que la ozonoterapia tiene una acción inmunomoduladora a través de la síntesis o liberación de citocinas inmuno- estimuladoras o inmunosupresoras. Todas ellas se autoregulan entre sí, por lo que la producción de citocinas no sobrepasa valores mas allá de lo necesario, una vez que se activen los elementos contrarreguladores.

La acción inmunológica del ozono en la sangre está dirigida a los monocitos y los linfocitos T, los que liberan pequeñas cantidades de todas las citocinas, por lo que la liberación se produce de manera endógena y controlada. Esta regulación ocurre porque el ozono actúa como un potenciador del sistema inmunológico al activar neutrófilos y estimular la síntesis de algunas citocinas.

El ozono reacciona siguiendo distintos mecanismos de acción, siendo la optimización de los sistemas oxidantes y antioxidantes del organismo uno de los efectos biológicos fundamentales de la interacción sistémica de la ozonoterapia. Ésta se realiza a través de su influencia en las membranas celulares y consiste en la normalización del balance de los niveles de productos de la peroxidación de los lípidos y el sistema de defensa antioxidante.

El hecho de que el ozono a dosis controladas pueda ejercer efectos antioxidantes representa un recurso terapéutico de gran valor en el tratamiento de múltiples enfermedades que se manifiestan con un debilitamiento del sistema antioxidante endógeno. La respuesta a la introducción del ozono en tejidos y órganos es un aumento compensatorio, sobre todo de la actividad de las enzimas antioxidantes tales como la superóxido dismutasa, la catalasa y la glutatión peroxidasa, que están ampliamente representadas en los eritrocitos y en los tejidos.

Efecto del ozono en el metabolismo
Los efectos metabólicos del ozono incrementan la utilización de glucosa a nivel celular, mejoran el metabolismo protéico, y producen efectos directos sobre los lípidos insaturados, a los que oxida y en los que induce al mismo tiempo mecanismos de reparación.

Las investigaciones científicas indican que el ozono tiene un mecanismo de acción dual: analgésico y antiinflamatorio, efectos que se deben al modo de actuar sobre blancos bien clasificados. En primer lugar, el ozono causa una menor producción de los mediadores de la inflamación, provoca la oxidación (inactivación) de los metabólicos mediadores de dolor, mejora la microcirculación sanguínea local y la oxigenación de los tejidos necesaria para la regeneración de estructuras anatómicas, ayuda en la eliminación de toxinas y, de manera general, a la resolución del disturbio fisiológico que genera el dolor.

Los efectos generales del ozono son: efectos desinfectantes y tróficos directos en aplicaciones locales, efecto antibacteriano y antiviral sistémico debido a una discreta formación de peróxidos, incremento de los glóbulos rojos y mejora de la circulación sanguínea, lo que en consecuencia mejora la oxigenación de los tejidos. Además, el ozono mejora el metabolismo de la glucosa y de los ácidos grasos por la activación de enzimas antioxidantes encargadas de eliminar peróxidos y radicales libres.

En resumen, la ozonoterapia en odontología es un excelente complemento, seguro y confiable, de las terapias convencionales.

Recursos
Sistema G03

* Odontólogo e implantólogo argentino, dictante de cursos de posgrado en ozonoterapia y asesor científico de la compañía GO3 Advance. Contacto: dr.raulmoggiano@gmail.com.

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