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Restauración mínimamente invasiva con carillas de base cerámica

Imagenes del caso inicial y final utilizando una técnica mínimamente invasiva.
Mauricio Watanabe*

Mauricio Watanabe*

dom. 4 junio 2017

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El autor afirma que la modificación de la morfología de los dientes ofrece resultados predecibles para embellecer la sonrisa, lo cual ilustra con un caso clínico en el que emplea una técnica mínimamente invasiva.

Los odontólogos se ven obligados con creciente frecuencia a ofrecer restauraciones altamente estéticas y optimizaciones de la situación natural. La modificación de la morfología de los dientes es un procedimiento seguro de resultados predecibles que se puede realizar de forma rutinaria para lograr una sonrisa más bonita y armoniosa. Para ello es necesario un diagnóstico correspondiente y un plan terapéutico que tome en consideración los aspectos estéticos y funcionales. También se precisa la aplicación de técnicas mínimamente invasivas que conserven la substancia dental y las estructuras colindantes, así como la utilización de materiales dentales de la máxima estabilidad y biocompatibilidad. Una de las posibilidades consiste en la restauración con carillas indirectas de composite.

Caso clínico
Un paciente de 20 años deseaba mejorar el aspecto estético de su sonrisa (Figura 1). En el examen clínico se observó un diastema entre los incisivos centrales superiores (Figura 2). El paciente quería en una solución rápida sin necesidad de tratamiento ortodóntico. Mediante un análisis de fotos del rostro comprobamos que la línea que recorría los bordes incisivos y las cúspides de los caninos de la región anterior superior carecía de una curvatura armoniosa. Por tanto, para conseguir una sonrisa atractiva era necesario adaptar la forma de los cuatro incisivos superiores para que conformasen un contorno satisfactorio de la sonrisa (Figura 3). En los movimientos laterales no se producía ningún contacto entre los dientes anteriores inferiores y los incisivos superiores, de modo que cabía la posibilidad de alargarlos.

Como se trataba de un paciente joven, era deseable aplicar una técnica mínimamente invasiva, y por ese motivo optamos por un procedimiento que no requería la preparación de los dientes. Nuestra elección fue una técnica indirecta en la que las restauraciones se fabrican con Admira Fusion (VOCO), un material que no contiene los clásicos monómeros a base de metacrilato, sino una matriz cerámica que lo hace altamente biocompatible. La colocación de carillas indirectas fabricadas por el odontólogo es una alternativa a las carillas prefabricadas que tiene varias ventajas, como son menores costos, la posibilidad de individualizar la forma del diente, menor grosor de la capa de cemento y un mejor ajuste marginal.

La utilización de un mock-up, cuya base fue fabricada con silicona de modelar (VOCO), permitió una fabricación tan fácil como rápida de las restauraciones indirectas (Figura 4). Ya en la primera sesión seleccionamos también el tono adecuado del material de restauración. Para ello se aplicó y polimerizó una pequeña cantidad de los tonos considerados sobre la superficie vestibular de uno de los dientes a restaurar. Se realizó una comparación de los tonos y se eligió el tono A1 (Figura 5).

Para la fabricación del mock-up propiamente dicho, y también para las carillas, se aplicó el material de restauración con una espátula metálica sobre el modelo de silicona (Figura 6). En esta fase hay que intentar ceñirse a las directrices del plan elaborado tras los análisis de las fotos. Así pues, se debían alargar los incisivos superiores. Tras la fotopolimerización se llevó a cabo el acabado y el pulido con pulidores de goma (Figura 7). A continuación fotografiamos el modelo y comprobamos, mediante la superposición de esta figura con una foto del paciente sonriendo, si el tamaño y disposición de los dientes eran adecuados (Figuras 8 -9).

Las láminas de revestimiento se adaptaron directamente en los dientes del paciente (Figuras 10-13). La posibilidad de comprobar antes de concluir el tratamiento si el resultado satisface las expectativas constituye una gran ventaja. Además, el paciente puede observar las restauraciones colocadas con fines de prueba y, en su caso, comunicar los cambios que desea. Tras comprobar el ajuste marginal y una vez el paciente quedó satisfecho con la apariencia estética conseguida, se preparó la colocación de las carillas indirectas. Para la fijación elegimos el adhesivo Futurabond U (VOCO) en combinación con el composite fluido GrandioSO Flow (VOCO) en el tono A1.

El margen gingival se retrajo con un hilo de grosor 000 (Figura 14) y se aplicó a los dientes ácido ortofosfórico al 37% durante 15 segundos (Figura 15). Tras enjuagar con agua y secar las superficies vestibulares grabadas (Figura 16) se aplicó el adhesivo, se eliminó el disolvente mediante un chorro de aire y a continuación se fotopolimerizó durante 10 segundos. Las caras internas de las carillas se arenaron con óxido de aluminio (90µm) a una presión de 60 psi para limpiar la superficie y dotarla de rugosidad. La superficie homogénea y limpia de la cara interior se aprecia al observarla a contraluz (Figura 17). El paso siguiente consistía en aplicar el adhesivo sobre esta superficie y a continuación secar con un ligero chorro de aire. Seguidamente extendimos una pequeña cantidad del composite fluido (Figura 18) y colocamos la carilla sobre el diente correspondiente (Figura 19). Se eliminó el exceso de composite que había salido durante la colocación y se llevó a cabo la fotopolimerización.

Una vez colocadas todas las carillas, los márgenes de restauración se acabaron con un bisturí número 15C y se pulieron con pulidores de goma. Nada más finalizar examinamos el resultado (Figuras 20-24). Se realizó el correspondiente esmerilado para conseguir contactos uniformes entre los incisivos inferiores y los incisivos centrales superiores durante el movimiento de protrusión (Figura 25). Mediante el esmerilado también se debían eliminar todos los contactos entre las carillas y los dientes inferiores durante los movimientos laterales (Figuras 26-27). Aplicando una iluminación indirecta, en las vistas vestibular y palatina se puede comprobar el buen acabado de los detalles y la armoniosa integración de las restauraciones indirectas en las estructuras colindantes (Figuras 28-31). La comparación de las vistas preoperatorias y postoperatorias pone de manifiesto una clara mejoría de la estética de los dientes (Figuras 32-33) y su positiva influencia en la sonrisa del paciente (Figuras 34-36).

* El Dr. Watanabe, odontólogo que ejerce en São Paulo (Brasil), es un experto en el tratamiento de las alteraciones gingivales, así como en cirugía oral y maxilofacial. Posee un máster en prostodoncia e imparte con regularidad ponencias sobre odontología estética. Contacto: mauriciowatanabe@yahoo.com.br

Nota Editorial: Vea todas las fotos del artículo haciendo click aquí.
 

 

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