Enero de 2020 fue para todos un inicio de año como cualquier otro, en el que nos propusimos nuevas metas y proyectos por realizar. Nadie anticipó que un virus (el coronavirus 2 del síndrome respiratorio agudo grave o SARS-CoV-2), identificado por primera vez en diciembre de 2019 en la ciudad china de Wuhan, cambiaría radicalmente la forma en que vivimos.
La OMS reconoció una pandemia global el 11 de marzo de 2020. En julio, se informó de más de 15 millones de personas infectadas en más de 210 países y territorios, lo que ha dado como resultado más de 600.000 muertes y más de 8 millones de casos recuperados. Los cinco países con mayor número de infectados son Estados Unidos, Brasil, India, Rusia y Sudáfrica.
El virus se transmite de una persona a otra por vía de pequeñas gotas, que se emiten al hablar, estornudar, toser o escupir. Se difunde por contacto cercano, o al tocar una superficie contaminada y luego la propia cara. El periodo de incubación es de cinco días, pero puede variar de dos a catorce. Los síntomas más comunes son la fiebre, la tos seca y dificultades para respirar. Las complicaciones pueden incluir la neumonía, el síndrome respiratorio agudo, trombo o la sepsis.
No existe todavía una vacuna o un tratamiento antivírico específico. El tratamiento principal es la terapia sintomática y de apoyo. Las medidas de prevención recomendadas incluyen lavarse las manos, cubrirse la boca al toser, mantener distancia física entre las personas y el uso de mascarillas, además del autoaislamiento y el seguimiento para las personas que se sospecha que están infectadas.
Para prevenir la expansión del virus, los gobiernos han impuesto restricciones de viajes, cuarentenas, confinamientos, cancelación de eventos y el cierre de establecimientos. La pandemia está teniendo un efecto socioeconómico severo. Se han cerrado colegios y universidades en más de 124 países, lo que ha afectado a más de mil doscientos millones de escolares. Un tercio de la población mundial se encuentra confinada, con fuertes restricciones de movimientos.
Ha habido desinformación y teorías conspirativas difundidas en línea sobre el virus, e incidentes de xenofobia y racismo contra ciudadanos chinos y de otros países del este y sudeste asiático. Debido a la reducción de los viajes y a los cierres de la industria, la pandemia ha afectado a gremios como la Odontología en el mundo entero.
Recientemente escuché a dos colegas a quienes respeto y admiro, no solo por sus logros profesionales sino también por su calidad humana. Quiero compartir algunos de los puntos de esa conversación sobre cómo la pandemia afecta a la Odontología mundial:
No hay que entrar en pánico.
Se necesita más investigación sobre el tema relacionado a tratamientos dentales.
No permitir que otros gremios dicten los protocolos para odontología.
Se aumentarán los costos de operación y precios de tratamientos dentales, debido a más insumos y protocolos de desinfección de los equipos.
Implementar estrategias a corto, mediano y largo plazo de administración del consultorio.
No subestimar el impacto mundial de la pandemia en la Odontología, en nuestra salud y de los demás.
Enfocarnos en lo que podemos hacer.
Asumir que todos nos vamos a contagiar y ser empáticos con pacientes y colegas.
Por ser un evento recientemente identificado y declarado como pandemia, la enfermedad llamada Covid-19 no cuenta con tratamiento preventivo (vacunas), y el manejo se centra en el control de síntomas que acorde con la severidad pueden requerir de atención en unidades de cuidados intensivos con apoyo o soporte ventilatorio debido a las afectaciones respiratorias.
Dentro de los profesionales de la salud, los odontólogos están dentro del grupo de alto riesgo en la pirámide de riesgo ocupacional por la infección de Covid-19, al igual que las auxiliares de salud oral que participan de la atención, debido al contacto estrecho que tienen con los pacientes, por lo cual deben extremar de forma permanente sus cuidados en los procesos de bioseguridad.
No existen a la fecha parámetros ni protocolos para la profesión dental, solo lineamientos expedidos por los ministerios de Salud de cada país en trabajo conjunto con los colegios y federaciones dentales. En los últimos días he visto a depósitos dentales y colegas ofrecer aparatos aspiradores y trajes de seguridad biológica. Estos equipos y trajes son efectivos solo cuando se utilizan de forma adecuada.
"La invitación que les hago para lo que resta de este año es ser solidarios si queremos empezar a mejorar nuestra situación económica, social y profesional".
Ahora bien, les hago varias preguntas: ¿La clínica cuenta con una o más unidades dentales? ¿Se atienden a múltiples pacientes a la vez? Es de vital importancia tener presente que no se debe utilizar el mismo traje para atender varios pacientes el mismo día. ¿Recuerdan cuando se inició la propagación del VIH? Hace 30 años no existían en odontología parámetros para atender en la clínica dental a pacientes con SIDA, pero poco después se crearon protocolos universales de atención al paciente positivo.
Actualmente, ya no se teme atender a pacientes inmunosuprimidos. Al tener conocimientos de protocolos de cirugía, es fácil realizar tratamientos dentales como si se estuviera en Sala de Operaciones de un Hospital; como dentistas podemos adaptarnos, evolucionar y salir adelante, considerando la salud de nuestros pacientes y personal auxiliar.
Los reportes de la literatura científica nos indican que se debe trabajar con cautela, cuidado y responsabilidad, debemos ser estudiosos de la información sobre lo que realmente podemos realizar y ofertar a los pacientes, los tratamientos que podemos realizar a la fecha son urgencias y procedimientos prioritarios, basarnos en un diagnóstico previo. Toda la información debe estar perfectamente comprendida por el paciente, así como los objetivos y los beneficios del tratamiento, los posibles riesgos y molestias postoperatorias, y, cuando el caso lo amerite, la conveniencia de una consulta interdisciplinaria, todo lo cual, por norma debe quedar firmado en un consentimiento informado.
Se sabe que es difícil hacer cambiar de la noche a la mañana la mentalidad y cultura de nuestros pacientes, pero debemos empezar por nosotros mismos a hacer realidad este cambio. Esa es la invitación que les hago para lo que resta de este año, debemos ser solidarios si queremos empezar a mejorar nuestra situación económica, social y profesional.
Mantengámonos a salvo y unidos, seamos muy responsables, las decisiones que tomemos hoy se verán reflejadas en nuestro futuro y el de nuestras familias.
El doctor Enrique Jadad Bechara es Especialista en Rehabilitación Oral, investigador y conferencista con práctica privada en Barranquilla, Colombia. Fundador del Grupo Dignificar la Odontología.
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