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Los Opresores de la Odontología

El Dr. Miguel Alberto Gálvez Núñez afirma que en Honduras es preocupante que los gobiernos regalen comida al pueblo que no tiene con qué masticar, o que a algunos profesionales se les haya olvidado en qué consiste la responsabilidad de ser odontólogo.

  CAPSULAS DE HONDURAS  

El título es fuerte pero muy significativo para los que buscamos devolverle la Dignidad a la Odontología. En los últimos años, nos hemos visto rodeados de clínicas dentales que ofrecen promociones “ridículas”, cuyos propietarios no son más que "Los Opresores de la Odontología, con el indigno y único propósito de llenar sus bolsillos engañando incautos.

En la actualidad, vemos cómo cada día salen más profesionales de las facultades de Odontología de diferentes universidades de Honduras; éstos nuevos graduados salen con la ilusión de abrir sus propias clínicas dentales y cuando se encuentran con la realidad de lo duro que es competir con los bajos precios que ofrecen algunos colegas carentes de pundonor y de amor a la profesión, terminan por cerrar sus clínicas para convertirse en empleados de algunas clínicas mejor posicionadas.

Como si lo anterior fuera poco, he escuchado testimonios de odontólogas que han ido a estos súper centros dentales a solicitar trabajo y algunas han sido víctimas de acoso sexual como condición para obtener un espacio de trabajo. No estoy en contra de los complejos dentales, sino de algunos dueños que los manejan e incurren en estas prácticas.

"La peor aberración es que ahora los salones de belleza se atreven a promocionar tratamientos dentales “estéticos” que, según ellos, no necesitan ser realizados por odontólogos, sin saber los daños que pueden causar".

Muchos colegas de esta nueva generación vienen con una mentalidad pobre en relación con el verdadero significado de lo que es ser odontólogo. En una sociedad con falta de oportunidades laborales, éstos son víctimas de "Los Opresores de la Odontología, de esos que sin escrúpulos se atreven a prostituir a mi amada profesión, tal como lo referencié en un artículo anterior titulado “La prostitución de mi profesión”.

Los gobernantes de turno han contribuido con semejante barbarie hacia nuestro gremio: pagando el salario mínimo estipulado en mi país, pretenden contratar servicios profesionales de odontólogos, los que, en condiciones deplorables y en un espacio de tiempo determinado, deben atender varios pacientes con tal de llegar a una meta mensual, sin importar la calidad de los tratamientos, tal como me lo citó en una ocasión el Director de un Centro de Salud: “Buscamos aumentar números, no podemos darnos el lujo de pensar en los detalles, sino, nos quitan el presupuesto y ustedes se quedan sin trabajo”.

Pero esto no se queda ahí, también están los que podemos denominar como “comerciantes de la odontología”, que han amasado grandes fortunas y ahora pretenden expandir sus “imperios” en dirección al mercantilismo, pisoteando a nuestro gremio, contratando odontólogos como fueran máquinas, para que atiendan sus monstruosas “clínicas”, tal y como lo autodefinen algunos de sus dueños. Se aprovechan de la necesidad de trabajo y otras veces de la inexperiencia, para explotarlos, induciéndolos a la práctica de procedimientos que incluyen desde malos hasta innecesarios tratamientos, cuyo enfoque es puramente el beneficio pecuniario.

Es una lástima que algunos colegas estudiaron esta carrera con la falsa ilusión de una vida llena de dólares, llegando al ejercicio de la misma sin ninguna vocación, sin el compromiso social y moral que involucra ser odontólogo; abren clínicas dentales con el respaldo financiero de sus padres y por lo tanto no valoran la oportunidad que tienen de servir de manera responsable a sus pacientes, y caen en la vulgar práctica de hacer promociones ridículas en las redes sociales, como si esta profesión fuera para practicar un marketing barato, olvidándose de la ética profesional, los valores que nos hacen responsables de la salud bucodental de los pacientes, no los "clientes", como muchos de éstos llaman a las personas que visitan estas monstruosas “clínicas”, llevados por sus falsas promociones o por la publicidad de bonito y barato, tratamientos que a la larga terminan siendo desastres.

La peor aberración que está ocurriendo, a la vista y paciencia de las autoridades de nuestro Colegio de Cirujanos Dentistas de Honduras y de la Secretaría de Salud, es que ahora los salones de belleza se atreven a promocionar tratamientos dentales “estéticos” que, según ellos, no necesitan ser realizados por odontólogos, sin saber los daños que pueden causar al manipular productos exclusivos para el uso clínico.

Es sumamente preocupante lo que está pasando actualmente con la odontología en Honduras. Es doloroso ver cómo poco a poco el odontólogo es menos valorado por una sociedad indiferente a los problemas dentales. Ver gobiernos que no se han preocupado por la salud dental del pueblo, les regalan comida pero no tienen con qué masticar, profesionales de la odontología a los que se les olvidó la responsabilidad de ser ODONTÓLOGO con letras mayúsculas; hago énfasis en esta frase porque es necesario empezar a dignificar a la odontología.

Tengo el honor de conocer algunos verdaderos colegas líderes que sí se preocupan por sus pacientes y por el crecimiento de sus empleados colegas; lamentablemente, quedan pocos ante la masiva reproducción de los opresores de la odontología.

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 * El Dr. Gálvez Núñez es un odontólogo hondureño que ejerce en Tegucigalpa.

 

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