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Los seductores peligros de una nueva dieta para adelgazar

La lucha contra la gordura mueve millones de dólares para levantar lo que se va cayendo, estirar lo arrugado, eliminar lo que sobra y remodelar la topografía facial con métodos quirúrgicos o rellenos temporales, afirma el Dr. Suárez Quintanilla.  (Foto: Bill Oxford / Unsplash)

lun. 2 agosto 2021

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El Dr. David Suárez Quintanilla escribe que la estética es lo que mueve a las personas a buscar tratamientos de ortodoncia, carillas, blanqueamientos o extraños procedimientos para adelgazar, que es lo que promete un nuevo dispositivo intraoral que restringe la ingestión de alimentos sólidos y que puede tener efectos adversos a nivel bucodental.

Las noticias periodísticas tienen relevancia por afectar su contenido a un grupo amplio de la población, versar sobre grupos o personas sobresalientes o destacar por su oposición al hábito social o la rareza de su información; así, es más noticiable que un amo muerda a su perro que lo contrario.

El desarrollo y aplicación del dispositivo intraoral de adelgazamiento DentalSlim Diet Control, por parte de investigadores de la Universidad de Otago en Dunedin (Nueva Zelanda), obedece a este último tipo de noticias y ha generado un amplio e inusitado debate en las redes sobre la ética y la sensatez a la hora de buscar métodos, en este caso aparatos, para adelgazar.

El aparato consiste en unos potentes imanes cementados en los primeros molares que impiden al paciente abrir la boca y le obligan a llevar una dieta líquida que no requiere masticación. Sus defensores hablan de su rapidez, eficiencia y menor agresividad, comparado por ejemplo con la cirugía bariátrica, y sus detractores tachan al dispositivo de aparato de tortura y cuestionan el mantenimiento de la pérdida de peso a largo plazo, una vez eliminado el mismo.

Los estudios realizados son de escasa validez científica, muy limitados y con una muestra reducida, pero reflejan una pérdida de peso medio, a las dos semanas, de 6,36 kg (5,1% del peso corporal), con una ganancia a las 2 semanas de haberse retirado el aparato de solo 0,73 kg. El experimento, sorpresivamente, fue aprobado por el comité de ética de dicha universidad.

Entre los factores adversos encontrados destacan su incomodidad, dificultad para pronunciar determinadas palabras, molestias en las mejillas por la relativa prominencia vestibular del aparato, dificultad para beber y cierta alteración del sentido del gusto (quizás por los imanes o las partes metálicas del propio aparato). La dificultad para mantener una correcta higiene oral, en especial en el paladar, cara lingual de los dientes y la propia lengua, son otros factores adversos a tener en cuenta. Los expertos en nutrición y desordenes alimentarios, a través de la Academy for Dental Disorders no parecen estar muy felices con la idea y hablan del efecto rebote de este tipo de pérdidas agudas de peso.

No hay que negar que la obesidad es la gran pandemia silenciosa que se extiende como mancha de aceite sobre la humanidad y claramente está detrás de la diabetes, dislipemia, muchos tipos de cánceres, ataques de corazón, hipertensión y accidentes vásculocerebrales, y acaba traduciéndose en sufrimiento personal y en un consumo de recursos sociosanitarios desorbitados para el tratamiento de sus consecuencias. Más del 53% de los españoles tienen sobrepeso o franca obesidad y los gallegos vamos a la cabeza de tan infructuoso ranquin. Acabamos siendo lo que comemos y, tanto la epigenética como las últimas investigaciones sobre cantidad y cualidad de la dieta, arrojan datos incontestables sobre esta pandemia silenciosa, progresiva y mortal. El síndrome metabólico es un claro ejemplo de un fallo multisistema que tiene su origen en el actual binomio dieta inadecuada y sedentarismo, hasta la roncopatía y el SAHOS (Síndrome de Apnea Hipoapnea Obstructiva del Sueño) a los que me he referido en otros artículos de esta revista (ver enlaces debajo), se relaciona directamente con la obesidad y una determinada estructura dentofacial.

Todo esto se complica, ya que el actual concepto de salud ha dejado atrás la simple ausencia de enfermedad y hoy se centra en la integración social del individuo, su autoestima, el desarrollo de su personalidad, calidad de vida y, en definitiva, su felicidad. Sobrepeso y obesidad también suponen una barrera para este desarrollo de la autoestima y hoy más que nunca, cuando la imagen personal idílica ha sido elevada al escaparate de las redes sociales, con su infinita capacidad de difusión. Es sin duda la estética lo que mueve a los individuos a buscar tratamiento de ortodoncia, carillas, blanqueamientos o los mil procedimientos, lógicos, ilógicos o absurdos, para adelgazar. Las redes sociales y los selfis, a través de Photoshop, crean un avatar mediático ideal de muchos jóvenes, que suele incluir el difuminar los defectos de la piel, mejorar la sonrisa, suavizar los contornos de la cara, resaltar los ojos y, cómo no, adelgazar determinadas partes de la anatomía o, en casos imposibles, ocultarlas. Hoy hay un pacto fáustico, una lucha espuria de los mayores contra la vejez y de los jóvenes contra la gordura y la fealdad, lo que mueve miles de millones de dólares en todo tipo de recursos para levantar lo que se va cayendo, estirar lo arrugado, eliminar lo que sobra y remodelar la topografía facial con métodos quirúrgicos o rellenos temporales a base de inyecciones e hilos tensores.

“Los cambios de mentalidad, equilibrio emocional y de vida de muchos de estos pacientes hacían patente el rol que el aspecto facial y corporal tienen en la calidad de vida y la felicidad de los individuos”.

Recuerdo, cuando hace años, los rígidos cerclajes de cirugía ortognática obligaban al paciente a tener la boca cerrada herméticamente durante más de 6 semanas; la posterior desbordante alegría de muchas Clases III obesas al solucionar de un plumazo sus problemas faciales y corporales. Los cambios de mentalidad, equilibrio emocional y de vida de muchos de estos pacientes no dejaban de sorprendernos y hacían patente el rol que el aspecto facial y corporal tienen en la calidad de vida y la felicidad de los individuos, mas allá de absurdas y bienintencionadas críticas a la actual dictadura de los cánones estéticos o la defensa de la “belleza interior”.

La obsesión por perder peso ha dejado en la historia un reguero de dietas y dispositivos de lo más variopinto: desde las más primitivas y discutibles, a base de alcohol, de Guillermo el Conquistador, hace más de diez siglos, al vinagre de Lord Byron, precursor de la bulimia intencionada y su repetitivo ciclo comer-vomitar, o la ingesta de huevos de parásitos (los Dr. Kwak´s Taperworms), como la Tenia o Solitaria (a la que pareció unirse una María Callas que combinaba una increíble y potente voz con un cuerpo estilizado), pasando por la ingesta de arsénico u otros potentes venenos, o el mismo cigarrillo, donde la marca Lucky, en los años 50, animaba a fumar a las mujeres por facilitar su adelgazamiento e integración social; toda una locura.

Cada famoso ha publicado a los cuatro vientos su particular método de adelgazamiento, como Madona con el aerivorismo o “vivir del aire”, muy en la línea con los filósofos griegos más austeros, y que consiste en mantener una actitud contemplativa con la comida, verla pero no comerla, o como mucho comer un tercio de lo servido; otros famosos, como Elvis Presley, no parecen haber tenido mucho éxito con la técnica de la Bella Durmiente, es decir, dormir mucho para comer poco, como lo demuestra el hecho de haber muerto prematuramente joven, atiborrado de somníferos y gordo.

Es verdad que hay gente para todo y que la estupidez humana ni descansa ni tiene límites, de manera que uno puede encontrarse en internet los aparatos intraorales más absurdos y las técnicas más desaprensivas para luchar contra la tentación de la gula. Uno de los mayores esperpentos, popularizado en países como México (una de las naciones con cifras más preocupantes de obesidad entre los jóvenes y uno de los mayores consumidores de bebidas azucaradas del mundo), es la MLA (malla lingual adelgazante o malla rival), un parche semirrígido cosido en la superficie de la lengua que comparte con el dispositivo al que nos estamos refiriendo, la dificultad para comer alimentos sólidos.

Desde el campo de la odontología, merece destacar el paralelismo que subyace entre el DentalSlim Diet Control, como un aparato que impide la masticación y solo permite la deglución de líquidos, con las ideas finiseculares del bostoniano Horace Fletcher, el “gran masticador”, hombre de vida curiosa y de influencia científica sorprendente, dados sus limitados estudios y conocimientos sanitarios, que abogaba por masticar todos los alimentos, incluso los líquidos, hasta la saciedad, más de 30 veces, para convertir a un “miserable glotón en un inteligente epicúreo”. Su influencia en hombres como John D. Rockefeller, Mark Twain o Henry James atestiguan la difusión de su descabellada doctrina. La técnica de la infinita masticación pasó a llamarse “Fletcherizing” y llego a ser muy popular en Estados Unidos y Europa como un método para mejorar la ingesta de los alimentos y combatir la obesidad (ver el personaje de John Harvey Kellogg en la película “El balneario de Battle Creek”). La “fletcherización” sugería una transmutación intraoral de los sólidos en líquidos previo a su ingesta y tenía su parte menos amable en la cuidada observación de las heces, como mecanismo de retroalimentación para conocer la verdadera efectividad de la vigorosa masticación. En todo caso, hay que reconocerle a Horace Fletcher su profundo conocimiento de la estupidez humana y, como era de esperar, se hizo rico con su método y su absurda teoría, y riéndose de tanto iluso desde su palacio veneciano, abriendo el camino para tantos otros avispados que hoy siguen engordando sus bolsillos, y adelgazando el de los demás, con todos tipo de dietas o absurdos procedimientos para adelgazar.

Además de otras consideraciones prácticas y éticas, desde mi punto de vista estrictamente odontológico, habría que estudiar el efecto del DentalSlim Diet Control en la higiene bucodental, los dientes, la oclusión dental y la ATM. El dispositivo dice mantener separadas las arcadas unos 2 mm y habría que valorar la posible extrusión del resto de los dientes; estoy pensando en los segundos molares, y la aparición de prematuridades al cierre en relación céntrica (CR). También el dispositivo va a producir cambios ligeros, pero que pueden ser significativos, en la posición del cóndilo y el menisco. La sobrecarga periodontal también ha de ser analizada, para ver posibles recesiones o pérdidas de hueso alveolar en respuesta a las fuerzas magnéticas intrusivas. Quiero recordar que la fuerza de la mordida es variable, con un valor promedio de unos 75 kg/f , siendo en niños de unos 19 kg/f (similar a los pacientes con prótesis completas o parciales removibles). En las mujeres la fuerza de mordida es ligeramente menor a los hombres, y mucho menor cuando existe una pérdida de soporte secundaria a una enfermedad periodontal (37 kg/f) y todo esto hay que tenerlo presente a la hora de calcular la fuerza de los imanes. Otra crítica, ya de carácter más práctico, es que pueden crearse sistemas más sencillos, inocuos y económicos para conseguir el mismo fin.

“Las personas no deciden su futuro, deciden sus hábitos y sus hábitos deciden su futuro porque los buenos hábitos, una vez establecidos, son tan difíciles de romper como los malos hábitos”.

En todo caso, las terapias coercitivas —se trate de suprimir un hábito de succión digital o de impedir masticar—, no suelen funcionar y la recidiva es muy acusada siempre que el paciente no haya integrado en su esquema mental de salud la imperiosa necesidad de dejarse de chupar el dedo o de comer mal y en exceso. El abordaje de los problemas de salud, por ejemplo en la infancia, sea para la prevención de la obesidad, un futuro SAHOS o la caries dental, incluye un marco de referencia más amplio y la adquisición de hábitos que actúen positivamente en la raíz de varias de estas enfermedades (aumento del ejercicio, disminución del sedentarismo, control de los hidratos de carbono refinados en la dieta, ingesta de frutas y verduras saludables, hábitos de higiene corporal y bucodental, etc.). Las personas no deciden su futuro, deciden sus hábitos y sus hábitos deciden su futuro porque los buenos hábitos, una vez establecidos, son tan difíciles de romper como los malos hábitos.

Además de esto, el DentalSlim Diet Control me parece como “matar moscas a cañonazos” y no creo que sea una alternativa juiciosa para una drástica pérdida de peso por sus posibles efectos secundarios, a corto y largo plazo, sobre los dientes y estructuras craneofaciales.

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El Dr. David Suárez Quintanilla es Catedrático de Ortodoncia y Director del Servicio de Investigación en la Unidad Dental del Sueño de la Universidad de Santiago de Compostela (España), expresidente de la European Orthodontic Society y vicepresidente de Ortodoncia de la International Association for Dental Research. Visite su página web en: dsqtraining.com. Su obra más reciente es el libro digital “Prácticas clínicas de Ortodoncia”.

Referencias

• Debate por un dispositivo intraoral para perder peso

• El Ortodoncista en la Medicina Dental del Sueño (1)

• El Ortodoncista en la Medicina Dental del Sueño (2)

 

 

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