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“El odontólogo debe aprender del paciente”

El Dr. Juan Sanmartín poco después de su conferencia en FOCAP 2011 en San Salvador.
Javier Martínez de Pisón

Javier Martínez de Pisón

dom. 30 octubre 2011

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SAN SALVADOR — Uno de los problemas más visibles de la odontología latinoamericana es el síndrome de desgaste profesional, el cual afecta incluso a los que llevan tan solo dos años de egresados porque no tienen las herramientas necesarias para sacar adelante una clínica dental, afirma el Dr. Juan Sanmartín.

En cierta medida se trata de un problema producido por el aislamiento social en que trabaja el odontólogo, que no le deja ver o entender la parte psicológica de cómo los pacientes adoptan sus decisiones, aquello que verdaderamente desean cuando entran en el consultorio.

El resultado en muchos casos es que los pacientes no acuden o regresan al consultorio y el profesional sufre paulatinamente de este síndrome de desgaste en el cual a pesar de tener un amplio conocimiento clínico no consigue salir adelante económicamente.

El Dr. Sanmartín, Profesor de Administración de la Práctica Dental en la Escuela de Odontología de la Universidad Latina de Panamá, denomina a esta forma de percibir los deseos del paciente “inteligencia emocional”. El conferencista, que dio una charla sobre este tópico en el congreso de FOCAP en El Salvador, afirma que para averiguarlo él se sienta no solo con el paciente sino con toda su familia cercana para hablar sobre las necesidades de tratamiento.

“Yo no hablo de odontología, sino que hago una pregunta para saber qué lo trajo al consultorio y me callo”, afirma, para dejar que el paciente y su familia se expliquen. El entorno familiar extendido es una forma de que todo el grupo participe, especialmente cuando se trata de ancianos o niños, ya que este entorna va a ser responsable hasta cierto punto del cuidado del paciente.

Sanmartín toma apuntes de las respuestas y continua preguntando usando diferentes técnicas y al final les explica que su único papel “consiste en darles la mejor asesoría posible en salud para que ellos decidan, utilizando sus razones, no las mías. Por eso me consideran muy franco en mis presentaciones. Además, yo se las doy también por escrito y está demostrado que cuando lo pueden ver, leer o llevárselo hay más posibilidades de que acepten el tratamiento”.

Ponerse en el lugar del paciente
La vida de un paciente está llena de eventos como cumpleaños o fallecimientos, situaciones familiares y económicas que hay que tomar en cuenta. Si uno no conoce estos detalles es muy difícil ofrecer un tratamiento a largo plazo que vaya a funcionar, explica el odontólogo.

En algunos casos Sanmartin le dice a sus pacientes que, dadas sus circunstancias, no el momento adecuado para iniciar un tratamiento ya que tienen responsabilidades familiares o económicas que se lo impiden.

Además de obtener la confianza o la amistad si es posible del paciente por la honestidad con la que se le presentan los tratamientos, el especialista sugiere ofrecerlo en fases.

“Los pacientes son los únicos expertos en sus vidas y en sus finanzas, y nosotros somos los expertos en la parte odontológica o de salud”, afirma Sanmartín, “pero tenemos que ver cómo ofrecer un tratamiento de una manera ética”.

El odontólogo panameño sugiere delegar en el paciente la forma en qué se maneja su tratamiento al igual que la forma de pago con objeto de que sea lo que más le conviene al paciente.

Así. el papel del odontólogo que propone es el de un educador en salud, que le ofrece al paciente diferentes opciones para llegar a cumplir sus deseos funcionales o estéticos.

Sanmartín es partidario de utilizar fórmulas como las que se usan en Estados Unidos, que ofrecen por ejemplo una garantía de cinco años en coronas, “pero combinado siempre como visitas de mantenimiento periodontal para que el paciente participe activamente en esa sociedad que hay que establecer entre paciente y odontólogo”.

La mutilación dental existente en muchos países de América Latina hace que muchos pacientes requieran de una rehabilitación extensa, a la vez de que muchos que han probado la tecnología removible se han dado cuenta de que es antihigiénica, desgasta el hueso, etc.

Por eso Sanmartín aconseja hacer este tipo de rehabilitaciones por fases, y evitar siempre usar vocablos como “tienes” o “debes” que denotan un autoritarismo que no es conducente a construir una relación de confianza con el paciente.

El odontólogo detecta desde la consulta inicial a partir de sus preguntas “qué es lo que quiere y por qué lo quiere” y eso te “da los criterios para ofrecer un tratamiento enfocado en los deseos, las necesidades y las expectativas del paciente. Mi papel es orientarlo sobre cuál es la mejor secuencia sobre cosas que él mismo definió”.

Sanmartín explica que se trata de cuestionarios básicos, como preguntarle al paciente de qué color quiere las restauraciones (plateadas, doradas o del color del diente) o si quiere que sean duraderas o semiduraderas. “Todos responden que quieren restauraciones del color del diente y que sean duraderas, pero la cuestión importante es que es él quien está haciendo la elección”, afirma.

El odontólogo asegura que hay establecer un diálogo, pero que no debe estar centrado en el diagnóstico “sino en lo que lo tiene incómodo, molesto o que lo hizo abandonar el tratamiento en otra clínica”.

“El paciente sigue buscando aquél odontólogo o médico de cabecera de antaño que sabía los nombres de los hijos, de las mascostas, a qué escuela iban, etc. Es decir, a un asesor de salud en el que se tiene completa confianza”, agrega.

Y concluye diciendo una verdad que pocos están dispuestos a oir: es el odontólogo quien tiene que aprender del paciente y no al revés”.

* El doctor Sanmartín es colaborador de Dental Tribune Latinoamérica, donde escribe columnas sobre administración y práctica del consultorio. Contéctelo en: jbs2513@hotmail.com
 

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