DT News - Latin America - Los mercaderes de la salud oral

Search Dental Tribune

Los mercaderes de la salud oral

lun. 28 enero 2019

guardar

"En vez de un diagnóstico, le presentan al 'cliente' cotización en la que le dicen: te cuesta tanto, te lo financiamos, firma acá".

Cada día que pasa miro con mayor pesimismo el futuro de la odontología. Por redes sociales, en periódicos, vallas publicitarias, en televisión o en radio vemos cómo varias clínicas dentales han llegado a ofrecer dádivas representadas en comida rápida, recargas de celulares, bicicletas, y otras aberraciones más, como regalo por la primera visita para lograr enganchar a esos "clientes".

Yo me pregunto, una y otra vez, cómo ha llegado hasta aquí la profesión. Se nos ha salido de las manos esta situación. Ya no culpo al exceso de profesionales como primera causa del problema que vive actualmente la odontología en Latinoamérica, sino al sistema que nos regula, al gobierno, por permitir las franquicias extranjeras que vinieron a colonizarnos sin piedad. Y culpo también de esta pesadilla a la proliferación de facultades y escuelas de odontología.

Las franquicias de clínicas odontológicas vieron desde hace varios años el excelente negocio que es dedicarse a ofertar tratamientos odontológicos, pero el trasfondo de estas empresas es el de captar clientes a como dé lugar mediante publicidad engañosa, llenas de falsas promesas. Se trata de una publicidad muy agresiva y costosa que denigra tremendamente a la profesión con la finalidad de captar pacientes.

Necesitamos urgentemente que los entes reguladores del Gobierno, nuestros gremios, asociaciones nos unamos para que se regule la publicidad con precios, con dádivas, esa publicidad denigrante, o, en el mejor de los casos, que se prohíba totalmente ofertar grotescamente los servicios de salud. Nos encontramos en medio de una guerra de precios, que ha llevado a una depreciación de nuestro trabajo como odontólogos. No he visto jamás a un cardiólogo publicitando cirugías de corazón, ni a un ortopedista ofreciendo 2 por 1 en yesos para fracturas, ni a ginecólogos ofreciendo 50% en el costo del primer parto y el segundo gratis.

La publicidad en el campo de la salud debería ser para informar sobre procedimientos o técnicas, pero las campañas utilizadas hoy día por estas clínicas y por muchos odontólogos no miden el daño que generan ni el detrimento a la odontología, al punto que ya los pacientes no nos respeten. La publicidad ha sido uno de los factores que han hecho crecer a estas empresas que, en los últimos años, se han visto en escándalos, como el caso de varias de estas franquicias españolas.

En redes sociales se puede encontrar páginas de damnificados de estas clínicas, por lo que vuelvo a preguntarme cómo nuestros gobiernos permitieron la llegada de franquicias que evidentemente tienen demandas y problemas legales en sus países de origen. En Colombia, estas clínicas extranjeras entraron con prebendas tales como exención de impuestos por varios años porque supuestamente están generando empleos en el país; en cambio, a los odontólogos nacionales se nos cobra sin piedad impuestos de todo tipo.

Me da asco ver en los supermercados a personas repartiendo volantes de estas clínicas con ofertas en tratamientos, como si los seres humanos fuéramos zanahorias, alcachofas o salchichas. Es común también ver publicidad de estas clínicas pegada con grapa a los recibos de la electricidad, el agua o el gas. Se gastan millones de millones de dólares en publicidad que un odontólogo particular jamás podría pagar, primeras páginas en periódicos de alta circulación en donde ofrecen implantes a 180 dólares, tratamientos de ortodoncia sin cuota inicial y con mensualidades de 15 dólares aproximadamente. Ante esta práctica desalmada, desleal y antiética, sólo puedo pensar en los pobres colegas que trabajan esclavizados en esos antros y en los pacientes que se dejan deslumbrar por esa feria de precios, que al final terminan recibiendo tratamientos de los que se arrepienten el resto de sus vidas.

La calidad de los empleos que ofrecen estas "clínicas" a los odontólogos recién graduados de las universidades es otro tema delicado, especialmente porque la mayoría no cuenta inicialmente con los ingresos para montar una clínica propia.

Este tipo de clínicas no cuidan de la salud dental de los pacientes, a estas franquicias o empresas no les interesa más que llenar sus arcas, mercadean la salud oral y, peor aún, no les tiembla la mano para hacer sobretratamientos los cuales, en muchos casos, no se necesitan pero se hacen para lograr sus metas económicas que es lo único que les interesa. En estas clínicas, con solo mirarles la boca, les dicen a los pacientes barbaridades con tanta seguridad que les creen. Conozco casos en los que se les han extraído todos los dientes a pacientes e instalado ocho o más implantes por arcada.

En vez de un diagnóstico serio, le presentan al "cliente" una cotización en la que le dicen te cuesta tanto, te lo financiamos, firma acá. Y ahí viene la pesadilla de una financiación a 72 meses o más de esos tratamientos. Cuando los pacientes se dan cuenta de lo que acaban de firmar, ya es tarde, ya son clientes también del banco que compra esa deuda y se encarga de financiarles los tratamientos. He analizado varias de estas cotizaciones y, al final, los pacientes terminan pagando mucho más dinero del que les ofertaron, y lo más triste es que estos tratamientos pudieron ser más económicos y de mayor calidad si se los hubiesen realizado con sus odontólogos de confianza en la consulta particular.

Pongo en duda la calidad de los materiales, insumos y la mano de obra que utilizan y me baso en los precios absurdos con los que publicitan los tratamientos. No quiero ni imaginarme cuánto les pagan a los odontólogos que allí prestan sus servicios. Los gobiernos han permitido la completa mercantilización de la odontología, incluso han permitido que se abran clínicas dentales dentro de centros comerciales, en gimnasios de fisicoculturismo y otros lugares que dejan mucho que desear.

Las cadenas de clínicas tienen otra falla: los dueños, gerentes, directores, en su gran mayoría, no son odontólogos ni médicos. En algunos casos, el "profesional" que atiende al paciente en la primera visita no es un odontólogo sino un agente comercial. Y el que le presenta las opciones de tratamiento a los "clientes" tampoco es un odontólogo. Esto confirma lo que todos sabemos y que nadie se atreve a expresar: lo único que les importa a estos negocios mal llamados clínicas odontológicas es el dinero.

A los empleados de esos emporios económicos, se les exige cumplir metas a como dé lugar, y el que no alcance estas metas se va despedido fulminantemente. Allí es donde se presentan los miles de casos de mala praxis que deberían llegar a los tribunales de ética odontológica.

En muchas ocasiones, los dentistas de estas clínicas no son autónomos en la toma de decisiones y pueden ser cesados en cualquier momento. Los odontólogos de estas clínicas dentales son como borregos domesticados, hacen lo que se les ordena aún a sabiendas de estar incurriendo en faltas graves al código de ética. El dentista se ve presionado, por lo que no le queda más remedio que seguir las órdenes para conservar su puesto, porque en la puerta hay muchos colegas esperando la oportunidad de un trabajo.

A diario se presentan episodios de mala praxis, de fraude o denuncias por incumplimiento que los odontólogos achacan a esta forma de "prostitución" del servicio odontológico. Hemos pasado de ir a ver al dentista para prevenir a ir a ponernos un implante de 180 dólares. Tristemente lo que importa hoy día a los pacientes es el precio o las condiciones de financiación que les ofrecen estos lugares que, para mí, no son clínicas sino centros financieros apoyados por la banca.

Si Santa Apolonia fuera testigo de toda esta basura, parte de la tortura sería obligarla a que se haga un diseño de sonrisa, ortodoncia, blanqueamiento, carillas e implantes, que pague uno y se lleve dos. Y, con seguridad, una vez más, preferiría tirarse voluntariamente a la hoguera.

* El doctor Enrique Jadad es especialista en Rehabilitación Oral, investigador y conferencista con práctica privada en Barranquilla (Colombia). Fundador del Grupo Dignificar la Odontología (FaceBook).Contacto: ejadad@gmail.com

• VER MAS ARTICULOS DE ENRIQUE JADAD

 

advertisement
advertisement