Los servicios de calidad son una expresión de ética

   ETICA & ODONTOLOGIA  

Si es así, debe cumplirlo en su totalidad, teniendo en cuenta que, además, es un mandato académico, pues cuando juró ser fiel a los valores, principios y criterios profesionales, estaba el hacer bien, muy bien, excelentemente, todas las intervenciones, procedimientos y tratamientos que realice en su profesión.

Para muchos tratadistas de las ciencias humanas, sociales, políticas, económicas, religiosas y morales, el conocimiento y la propiedad privada deben tener una función social, al servicio y beneficio de los demás. De nada vale apropiarse de un saber específico y no brindarle a la comunidad, a los semejantes, los beneficios que ofrece  y puede producir ese saber.

“No es aceptable que solo se piense en el bien individual, sin importar que no se logre el bien para el otro o la población”. 

Para muchos tratadistas de las ciencias humanas, sociales, políticas, económicas, religiosas y morales, el conocimiento y la propiedad privada deben tener una función social, al servicio y beneficio de los demás. De nada vale apropiarse de un saber específico y no brindarle a la comunidad, a los semejantes, los beneficios que ofrece  y puede producir ese saber.

Cuando se entiende y practica la función social de todo quehacer, entonces, paralelamente, aparece la necesidad, la obligación, de hacer bien lo que se hace, ejecuta o realiza. Muchas personas aspiran a la perfección de sus obras y acciones, y gracias a ese deseo, criterio o principio, las hacen bien, con frecuencia muy bien, con excelencia, porque la perfección no es fácil de lograr. Entonces, hay que hacer lo más bien posible lo que se realiza.

La odontología, además de ser una profesión, conlleva la aplicación o ejecución de acciones y procedimientos tecno mecánicos, que pueden ser perfectos, maravillosos, hasta el punto de producir un altísimo grado de satisfacción en el odontólogo, porque sabe lo que hizo, y un inmenso placer y alegría en el paciente, porque también sabe y se da cuenta que el tratamiento realizado es, en sus términos cotidianos, bello, precioso.

Cuando eso se logra, debe estar implícito el excelente, o también perfecto, resultado fisiológico y anatómico, funcional, como la máxima norma de hacer el bien y no el mal. Cuando se hacen muy bien las obras y estás se ejecutaron con eficiencia, eficacia y el mayor beneficio posible, se cumple con el mandato de dar servicios de calidad, que son una máxima expresión de ética.

La función social incluye que todas las profesiones, tecnologías, oficios y quehaceres deben estar al servicio de las personas, de la humanidad, la naturaleza, el ecosistema, el ambiente. Ya no es aceptable que solo se piense en el bien individual, sin importar que no se logre el bien para el otro o la población.

Por lo anterior, un odontólogo comprometido con los demás, que es un principio legal, ético, político y moral, debe siempre pensar que los demás deben tener acceso a los servicios de calidad que él le da a sus pacientes y, por tanto, debe buscar o generar la posibilidad de encontrar soluciones o alternativas para que esos servicios sean accesibles al mayor número de población posible.

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El Dr. Benjamín Herazo Acuña es autor, coautor, editor o colaborador de 46 libros, entre ellos 9 de ética y bioética. Su publicación más reciente es “Recuerdos de Salud Pública”.