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El fantástico cerebro triuno

El cerebro triuno, concepto desarrollado por el neurocientífico Paul MacLean, describe tres zonas neuronales diferentes o cerebros especializados e interconectados entre sí, según su función y su orden de aparición en el proceso evolutivo.

El Dr. Moacyr Ely Menéndez nos sigue iluminando con sus artículos, y en esta ocasión comenta conceptos del científico Paul MacLean, quien afirma que nuestro cráneo no aloja un cerebro sino tres, que operan como «tres ordenadores biológicos interconectados, cada uno con su propia inteligencia, su propia subjetividad, su propio sentido del tiempo y su propia memoria».

  NEUROCIENCIA Y ODONTOLOGIA  

La neurociencia en la actualidad tiene como meta descifrar cómo son los procesos conscientes o inconscientes que hacen que los estímulos que recibimos del entorno se transformen en nuestros pensamientos o en nuestra memoria.

Nuestro cerebro se desarrollará dependiendo de lo que cada uno de nosotros experimente y procese a lo largo de nuestras vidas, pero aparte de su carga genética, el cerebro no nace con informaciones registradas. Por lo tanto, podemos afirmar que lo que hace a un cerebro diferente del otro es la complicada red neuronal que las células crean al comunicarse y llevar los estímulos a partir de las experiencias conscientes e inconscientes que vivimos. Al contrario de lo que nuestros más famosos poetas románticos aseguraban, las emociones no están radicadas en el corazón, sino en el cerebro, tal como lo muestra la neurociencia actual.

Cuando nacemos, las redes neuronales, que en su inicio son pocas, comienzan a desarrollarse. Con el tiempo, unas se amplían, mientras otras mantendrán su tamaño y a su vez, nuevas redes nacerán, en un proceso muy importante al cual le atribuimos el nombre de neuroplasticidad cerebral. Esto significa que, al contrario de lo que se pensaba antiguamente, el cerebro se modifica a cada segundo, a medida que interactúa con el medio que lo rodea.

Recordamos 5% de lo que vemos, 2% de lo que oímos, 1% de lo que palpamos, 15% de lo que saboreamos y 35% de lo que olemos”.

El cerebro es capaz de moldearse y alcanzar altos grados de desarrollo en las actividades a las que más tiempo les dediquemos, si así lo deseamos. Cada cerebro es único y diferente. Debemos orientar nuestro cuerpo a partir de los 40 años para que se fortalezca y propicie el surgimiento de nuevas neuronas, retrasando o evitando el desarrollo de enfermedades neurodegenerativas.

Una interpretación gráfica del color de las sensaciones.

El cerebro se sirve de los cinco sentidos para captar y procesar la información que le llega del entorno. Es cuando vemos, sentimos, oímos, olemos y tocamos, que el cerebro crea respuestas a estas sensaciones que se manifestarán como sentimientos, acciones, decisiones o pensamientos.

Para entender mejor el cerebro, veremos algunas características descubiertas por la neurociencia.

El cerebro triuno o triúnico es un concepto desarrollado por el neurocientífico Paul MacLean, en un artículo publicado en 1990, para hacer referencia a las tres diferentes zonas neuronales o cerebros especializados interconectados entre ellos en los seres humanos, según su función y en el orden de aparición evolutiva.

Es decir, la parte más antigua y primitiva del cerebro, llamado de cerebro reptiliano, se desarrolla en el útero; el cerebro emocional, también conocido como sistema límbico, se organiza en los primeros seis años de vida; y la corteza prefrontal se desarrolla al final.

El olfato, a diferencia de otros sentidos, va desde el bulbo olfatorio al hipocampo por una vía directa, generando respuestas automáticas. ¿A qué huele tu consultorio? ¿Ya pensaste en eso?

El cerebro reptiliano está localizado en el tronco cerebral, justo por encima del lugar en el que comienza la médula espinal. Es la primera zona que se desarrolló en la evolución del ser humano, hace más de 500 millones de años, lo que hace de ella la más antigua del ser humano, y comienza a desarrollarse en el útero, por lo que influye en todas las funciones básicas de los recién nacidos (respirar, comer, dormir, despertar, llorar, etc.), regula las emociones primarias (sexo, hambre, etc.) y las conductas instintivas. El cerebro reptiliano reacciona a lo conocido. Según MacLean, la función del cerebro reptiliano es actuar rápidamente y de manera instintiva para asegurar nuestra supervivencia.

El cerebro reptiliano es un 65% visual y responde a las imágenes y no a las palabras. Es tangible, comprende lo que es real y concreto, no entiende de números o conceptos abstractos.

El sistema límbico sistema de las emociones se encuentra localizado en la parte superior del cerebro reptiliano, en el centro del Sistema Nervioso Central (SNC), y comienza a desarrollarse al nacer. Este cerebro se conforma en función de la experiencia, la herencia genética y el temperamento y carácter de los niños.

Entre sus componentes, el hipocampo y la amígdala desempeñan funciones importantes. La amígdala dispara el miedo ante ciertos estímulos, interviene a la hora de detectar señales que anticipan peligro o amenaza y desempeña un rol fundamental en nuestra vida emocional. Desencadena la cascada de hormonas del estrés, la elevación del ritmo cardíaco, el aumento del consumo de oxígeno y prepara al cuerpo para luchar o escapar.

El hipocampo está asociado con la memoria espacial, y es el encargado de consolidar la memoria, es el que filtra lo que olvidamos y lo que recordamos.

El hipotálamo controla el sistema nervioso autónomo. Libera las hormonas del crecimiento y la dopamina, y está relacionado con las funciones reproductivas. Adapta el individuo al entorno.

El sistema límbico actúa activamente en la fijación de la memoria emocional. Es el responsable directo por las decisiones a la hora de comprar. Para concretar una venta, debemos activar las emociones. No compramos con la razón, sino con la emoción. Vale recordar que las emociones son respuestas automáticas e inconscientes a los estímulos sensoriales. Por lo tanto, no le vendemos a la persona sino a su cerebro.

El córtex o cerebro pensante es la parte más joven de nuestro cerebro triuno. Una evolución que, según los neurocientistas, ya lleva más de 100.000 años. Es la sede del pensamiento y de las funciones cognitivas más elevadas, tales como el lenguaje, la lógica, el aprendizaje, la percepción, y el raciocinio abstracto. Nos permite analizar la información, resolver los problemas, además de planificar y desarrollar ideas o teorías. Es responsable por la toma de decisiones racionales.

El cerebro límbico y el reptiliano son responsables del 85% de nuestras decisiones de compra que son inconscientes; el córtex es responsable solamente del 15% de estas decisiones”.

El cerebro racional o neocórtex es la zona más superficial del cerebro, conforma el 90% de la corteza cerebral y se extiende en forma de pliegues y ondulaciones. Aquí se encuentra la corteza prefrontal, que es la encargada de la planificación, anticipación, percepción del tiempo y del contexto, así como la inhibición de acciones inadecuadas.

El cerebro está dividido en dos partes, llamadas hemisferio izquierdo y hemisferio derecho, unidas por una estructura que se conoce como cuerpo calloso, el cual actúa como un puente que comunica ambos hemisferios y es imprescindible para que la información del hemisferio izquierdo sea utilizada por el derecho, y viceversa.

Esta última parte es muy interesante, pero la trataremos más a fondo en el próximo artículo.

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* El doctor Moacyr Ely Menéndez Castillero, Especialista con Doctorado en Rehabilitación Oral por la Universidad de São Paulo (Brasil) que ejerce en dicha ciudad, es también Especialista en Odontología Oncológica, autor del libro "ABC de la Informática Odontológica", MBA en Gestión y Marketing Odontológico y Graduado en Neuromarketing y Neuroventas.

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