Una conferencia sobre esterilización de productos dentales impartida por Oliver Goetzendorff, donde explicó los ciclos de seguridad de los autoclaves. Foto: Magno Dental
El experto internacional en el procesamiento de productos sanitarios reutilizables, Christian Stempf, describe la compleja tarea de la esterilización del instrumental dental, que requiere el cumplimiento de procedimientos estrictos y actualizaciones periódicas para incorporar los últimos avances científicos y tecnológicos.
Un factor esencial pero a menudo subestimado en la esterilización de instrumentos es el proceso de desinfección previa y limpieza, el cual reduce significativamente la contaminación microbiana inicial y acerca el proceso a una "probabilidad cero".
Durante la última década, mis observaciones al enseñar prácticas de procesamiento a numerosos auxiliares de odontología revelan que muchas clínicas tienen dificultades para realizar las fases clave, particularmente la desinfección previa y la limpieza. Esto se debe a menudo a la falta de conocimiento sobre la importancia crucial de estas primeras medidas.
Aunque las tecnologías modernas de esterilización, como los ciclos tipo B de grado médico, son indispensables para conseguir instrumentos estériles, no pueden garantizar por sí solas la esterilización sin una adecuada desinfección previa y una limpieza minuciosa. Las deficiencias en estas etapas preliminares pueden tener graves consecuencias para la seguridad, tanto del paciente como del personal, al aumentar el riesgo de lesiones o infecciones.
Este artículo tiene como objetivo describir los errores comunes en los flujos de trabajo de procesamiento, con un enfoque específico en la desinfección previa y la limpieza. Además, proporciona soluciones prácticas para alcanzar estándares de "mejores prácticas", comparables a los protocolos de grado hospitalario.
Figura 1. El desinfectante debe tener amplio espectro, con la tasa de dilución más baja y el tiempo de exposición más breve. Ilustración: Christian Stempf
El uso de un autoclave que cumpla con la norma EN ISO 15883-1/5 exime al usuario de toda responsabilidad clínica, lo cual es algo que no tiene precio.
Otro aspecto que he observado es la confusión en el uso del término "descontaminación".
Figura 2. Aspecto de una lima de Endodoncia nueva ampliada 100 veces (arriba), que contrasta con el de una lima usada, sin limpiar y esterilizada, vista a la misma ampliación (debajo).
Biodescontaminación
El término "descontaminación" se refiere a la eliminación o reducción de contaminantes biológicos hasta un nivel aceptable, según la norma internacional ISO 11139.
Sin embargo, en la práctica, el término suele interpretarse erróneamente como sinónimo de limpieza previa, limpieza o incluso de todo el flujo de trabajo de procesamiento. Para evitar confusiones, cada etapa del ciclo de procesamiento debe estar claramente definida y nombrada: limpieza previa, limpieza, desinfección, mantenimiento, embalaje, esterilización y almacenamiento.
Cada etapa desempeña un papel esencial en la reducción de la contaminación microbiana y la palabra "descontaminación" no debe usarse como un término genérico para estos procesos. Una terminología clara contribuye a mejorar la comprensión, garantiza una aplicación correcta y facilita una documentación adecuada de los procedimientos.
¿Cuándo debe realizarse la desinfección previa?
Todos los instrumentos, usados y sin usar, deben sumergirse inmediatamente después del tratamiento y durante todo el procedimiento (fresas y limas) si se prolonga. Esto evitará que la sangre, la saliva y los residuos se sequen, lo cual podría limitar la eficacia de la siguiente fase de limpieza. Muchas directrices subrayan que las cubas de inmersión deben encontrarse en la sala de operaciones.
Este artículo no se refiere a las piezas de mano, que obviamente deben ser procesadas siguiendo las mismas fases que los demás instrumentos. Sin embargo, son más específicas; por ejemplo, no pueden sumergirse ni limpiarse mediante baños ultrasónicos. También resultan más complicadas debido a su diseño único.
¿Qué tipo de desinfectante es adecuado?
La desinfección se define como "un proceso para inactivar microorganismos viables a un nivel previamente especificado como apropiado para un propósito definido" (ISO/DIS 11139:2017-3.36). El objetivo de esta fase inicial es alcanzar un nivel intermedio de desinfección. El amplio espectro previsto se muestra en la Figura 1.
La ficha técnica de los desinfectantes suele indicar diferentes tasas de dilución o tiempos de exposición según la resistencia de los microorganismos, lo que puede confundir al usuario e impedir alcanzar el nivel de desinfección requerido. Para evitar esto, se debe tener en cuenta la concentración más alta y el tiempo de inmersión/contacto más largo (un desinfectante puede considerarse como "viricida total" solo si inactiva tanto los virus encapsulados como los no encapsulados, que presentan una resistencia diferente, como se ilustra en la Figura 1).
Idealmente, el desinfectante debe tener un espectro amplio, con la tasa de dilución más baja y el tiempo de exposición más breve. Una tasa de dilución del 2% con un tiempo de contacto de 15 minutos es razonable.
La compra de un desinfectante de este tipo a menudo se basa en el precio, pero el precio no debe comprometer el efecto viricida necesario. El precio real que debe tenerse en cuenta es el costo por litrode la solución preparada. Una solución desinfectante con una tasa de dilución del 2% frente al 4% es un 50% más económica, aunque a primera vista pueda parecer algo más cara. Al final, estamos hablando de menos de US $1 por litro, lo cual no tiene relevancia si se tiene en cuenta la seguridad y la salud del personal.
¿Cómo preparar un desinfectante al 2%?
Parece obvio a primera vista, pero muchos usuarios calculan mal la cantidad de concentrado o agua que se debe mezclar. Esto se puede deber a que la concentración se suele expresar en porcentajes, por ejemplo, 2%, que equivale a 2 ml de concentrado por cada 100 ml de solución desinfectante. Recomiendo multiplicar por 10, que se refiere a 20 ml por cada 1000 ml (1 litro). La preparación de un baño de inmersión de 3 litros requiere 60 ml (3 × 20 ml) de concentrado mezclado con 2940 ml de agua (no 3000 ml).
Como muestra el círculo de Sinner, la limpieza implica cuatro factores: temperatura, tiempo, acciones químicas y acciones mecánicas, que interactúan en proporciones variables. Ilustración: Christian Stempf
¿Con qué frecuencia se debe sustituir la solución desinfectante?
Una vez al día como mínimo. Cada mañana, debe prepararse una nueva solución desinfectante en una cuba de inmersión limpia desde la noche anterior. Después, debe reemplazarse cada vez que la solución esté turbia. Teniendo en cuenta la importancia de este paso, la solución debe mantenerse limpia y eficaz durante todo el día.
¿Otros errores que deberían evitarse?
Aparte de la selección del producto equivocado y de la preparación (dilución) inadecuada de la solución, hay varios errores adicionales que impedirían la desinfección previa y pondrían al personal en riesgo.
La temperatura del agua de la solución recién preparada no debe exceder los 40-45° C. De esta forma, se evitará la coagulación de las proteínas sanguíneas en los instrumentos que se van a tratar. El agua fría por debajo de 15° C fija los lípidos. La temperatura ambiente tibia es la ideal.
Los instrumentos no se enjuagarán antes de sumergirse, sino que se introducirán directamente en la cuba de inmersión. En primer lugar, porque es demasiado arriesgado manipular instrumentos contaminados inmediatamente después del procedimiento y, en segundo lugar, porque la solución es hidrófoba, es decir, repele el agua. Por lo tanto, la solución es lipófila, es decir, que atrae la "suciedad".
Se debe evitar la inmersión prolongada, durante la noche o en los fines de semana. La exposición a productos químicos y al cloro, presentes en el agua del grifo, podría afectar a los instrumentos y provocar tanto daños irreversibles como manchas. En casos excepcionales, cuando no pueda llevarse a cabo todo el proceso, los instrumentos deberán someterse a la desinfección previa y sumergirse en agua, preferiblemente desmineralizada. De vuelta al proceso, los instrumentos deben drenarse (sin tocarse para el secado) y volver a someterse a desinfección previa.
¿Cuál es el siguiente paso?
Después de la desinfección previa, enjuagar los instrumentos con abundante agua del grifo (dura) tiene como objetivo eliminar los residuos químicos, especialmente en los utensilios huecos y articulados. Los residuos químicos pueden provocar manchas y daños irreversibles a los instrumentos si no se enjuagan minuciosamente.
¿Y la limpieza?
La limpieza previa a la desinfección y la esterilización es esencial. Una limpieza adecuada es la base de todo el ciclo de procesamiento y es fundamental para una esterilización segura. Como se indica en la mayoría de las directrices: "solo se pueden esterilizar instrumentos limpios".
Los instrumentos no deben tener a la vista residuos orgánicos, depósitos minerales, desechos ni manchas antes de la esterilización, ya que representan un obstáculo para el vapor. Además, una limpieza adecuada contribuye a reducir la contaminación microbiana y a acercarse más a la "tolerancia cero".
Como muestra el círculo de Sinner, la limpieza implica cuatro factores: temperatura, tiempo, acciones químicas y acciones mecánicas, que interactúan en proporciones variables. Si se reduce un factor, la pérdida debe compensarse aumentando uno o más de los demás factores.
Centrémonos en el factor mecánico, que desempeña un papel importante. Genera fricción y presión, es decir, la fuerza necesaria para eliminar la suciedad y renovar la solución de limpieza en contacto con los instrumentos. Si no se utiliza ningún equipo, el usuario que realiza la limpieza manual está expuesto a aerosoles y a un alto riesgo de lesiones. En muchas directrices este método de limpieza manual se considera obsoleto y, por lo tanto, el menos eficiente. También es difícil demostrar y registrar la eficiencia y reproducibilidad de este método.
La tecnología moderna ofrece equipos automáticos capaces de garantizar resultados. El uso de un proceso de limpieza validado, según la norma EN ISO 15883-1/5, exime al personal médico de su responsabilidad, lo cual "no tiene precio". ¡El operador solo tiene que "pulsar el botón del ciclo"!
El autoclave o termodesinfectador cuenta con una fase final de enjuague a 93 °C, por lo que la desinfección térmica reduce adicionalmente el recuento microbiano de la carga. Los usuarios a menudo piensan que esta desinfección posterior a la limpieza sustituye a la desinfección previa, ¡no es así! El uso de un autoclave no exime al usuario de la desinfección previa en el momento del tratamiento. Por último, pero no menos importante, el termodesinfectador seca por completo los instrumentos por dentro y por fuera, con lo que ya están listos para el embolsado y la esterilización de tipo B.
Conclusión
La fase inicial de desinfección previa contribuye a la eficacia del proceso de esterilización y el uso posterior de un proceso de limpieza automatizado y validado aumenta aún más el nivel de rendimiento. Me encantaría que este artículo anime al lector a mejorar el proceso de esterilización en su clínica o consultorio, por su seguridad, la de su personal y sus pacientes.
Christian Stempf, experto internacional en la prevención de infecciones que ha codesarrollado un esterilizador tipo B de gama alta, es miembro del comité europeo de normalización y de los grupos de trabajo sobre esterilizadores de vapor y termodesinfectadores.
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