Adaptación o extinción

  POSTALES DESDE EUROPA  

Ante el inminente conjunto de cambios que nos está dejando esta pandemia, no hay duda que muchos nos preguntamos, ¿cuál es el siguiente paso en esta cadena de eventos?

Hemos visto diferentes escenarios en los últimos meses que nos han llevado a la reflexión sobre las nuevas medidas que adoptaremos o que ya hemos adoptado algunos odontólogos con respecto a la bioseguridad, al uso de protección casi extrema pero necesaria ante la enorme posibilidad de una contaminación cruzada y es que, como clínicos, somos uno de los sectores con más riesgo de contagio en ambas vías, lo que genera una enorme incertidumbre al momento de atender a nuestros pacientes.

"Estamos ante la posible extinción de muchos de nuestros colegas, que han reusado por muchos años a tener las condiciones óptimas en el ejercicio de la profesión".

Recuerdo cuando algunos de mis mejores maestros en la facultad nos mencionaban sobre la necesidad de ver a todos los pacientes como potenciales vectores de contaminación de diferentes enfermedades; en aquel tiempo, nuestra preocupación no radicaba en la COVID-19, sino en enfermedades que han estado presentes por más tiempo como el VIH, la hepatitis, herpes, una simple gripe. Creo que muchos de los estudiantes de esa generación tomamos muy en cuenta aquellas recomendaciones de nuestros buenos docentes, medidas de bioseguridad que fueron adoptadas tanto en el ejercicio profesional como en nuestras vidas personales; desde el lavado de manos hasta el proceso de desinfección de la clínica, para dejarla lista, bajo esas medidas de seguridad, para poder atender al siguiente paciente.

Hoy los temores a una contaminación cruzada se han vuelto reales; y es que la COVID-19 ha servido para hacer una clara separación entre los odontólogos que nunca tuvieron interés de aprender sobre medidas de bioseguridad y los que han mostrado siempre su interés en este tema y ahora han duplicado esas medidas en sus clínicas. En otras palabras, estamos ante una de las leyes más antiguas de la naturaleza: “Adaptación o Extinción”. Y, aunque muchos se reúsen en un principio a seguir la nueva tendencia de bioseguridad, más temprano que tarde se verán obligados a cambiar las viejas, malas y dañinas prácticas de no tener los cuidados y ofrecer las garantías necesarias de seguridad a los pacientes y personal auxiliar.

Los odontólogos acostumbrados a simplemente lavar los guantes desechables entre paciente y paciente se verán obligados a invertir en materiales desechables de calidad con el fin de garantizar la protección de sus pacientes y de su persona misma. Recuerdo a muchos odontólogos de la vieja escuela que jamás vieron necesario utilizar guantes desechables, con el argumento inválido de que “con mis manos limpias puedo tener más agilidad en la boca del paciente”.

Es verdad que cada día la Odontología y los materiales van evolucionando y que posiblemente en los años 60 o 70 no era obligatorio el uso de medidas de bioseguridad, pero siempre ha habido una obligación moral y ética que nos impulsa a cuidar de nuestro pacientes y de nosotros mismos. Sin embargo, hoy en día debemos adaptarnos a los constantes cambios que se realizan en materia de salud, sin dejar de lado las bases de la buena práctica de la odontología, esa misma que antepone la ética a la mercadotecnia y la salud al dinero.

Es cierto que nos estamos viendo obligados a gastar, o mejor dicho, a invertir, en más materiales, productos y equipos que garanticen en la máxima expresión posible, la salud de nuestros pacientes, personal auxiliar y la de nosotros mismos. Tenemos como obligación hipocrática velar por la salud de las personas que ponen su confianza en nosotros.

Sí, la Odontología ha cambiado para siempre, el año 2020 representará el antes y el después para la humanidad en general, incluidos los médicos, odontólogos, enfermeras, microbiólogos, farmacéuticos y todos los que componen el área de la salud. Para todos representará un impacto favorable con el implemento obligatorio de medidas de bioseguridad. Hoy los pacientes llaman y preguntan sobre las medidas que garantizan la visita a la clínica, hoy el paciente está más informado que nunca y demanda el uso de materiales y equipo necesario.

Es por eso que estamos ante la posible extinción de muchos de nuestros colegas, que han reusado por muchos años a tener las condiciones óptimas en el ejercicio de la profesión. La moneda ha sido lanzada y es cuestión de tiempo para que caiga y diga quiénes se adaptarán y quiénes simplemente se extinguirán como odontólogos.

“Somos el resultado de lo que hacemos repetidamente. La excelencia entonces no es un acto, sino un hábito.”

Aristóteles (384 AC -322 AD) filósofo griego

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El doctor Miguel Alberto Gálvez Núñez es un odontólogo hondureño que ahora reside en España.

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