La re-consulta: un verdadero problema dental

  XAJINEL  

Comúnmente, a las clínicas dentales asisten pacientes que presentan algunas dolencias que ya son conocidas, unos con enfermedades dentales iniciales o complicadas, otros porque están consientes que ya les toca visitar la clínica, y otras que presentan alguna emergencia dental ocasionada por el mal cuidado o por accidentes involuntarios. Este tipo de dinámica es lo que llamaremos demanda normal de servicios. Es aquel flujo más o menos permanente que se mantiene unos meses más que otros, generando una dinámica alrededor de la cual giran las estimaciones productivas de la clínica.

Pero resulta que, en la medida que la oferta de servicios dentales se ha incrementado, ha surgido un nuevo tipo de paciente, cuyos problemas dentales están relacionados con un mal tratamiento realizado con anterioridad en otra clínica. Odontológicamente, este sí es un verdadero problema dental, porque enfrente tienes un paciente que llega decepcionado, molesto y afectado emocionalmente por el tratamiento que le han realizado con anterioridad en otra clínica.

Estos malos tratamientos se convierten en sufrimientos y dolencias dentales que se salen de la tipología normal de las enfermedades de la boca; estamos hablando de un tratamiento que hicieron para salir del paso y sin tener siquiera un plan de tratamiento.

Quien realiza este tipo de irresponsabilidades profesionales no solo afecta su prestigio, sino que afecta además la aceptación de toda la profesión en general.

Dentro de los problemas que pueden generar al paciente este tipo de tratamientos, se encuentran:

• Es un trabajo técnicamente desadaptado a las características biológicas y físicas del rostro.
• Para lograr hacer estos tratamientos han tenido muchas veces que alterar o dañar algunas piezas dentales ya existentes y que están en buenas condiciones.
• Su presencia en boca afecta muchas veces el funcionamiento normal de las piezas dentales, las encías y el proceso de masticación.
• A las personas les engañan diciéndoles que las dificultades que están sintiendo son cuestión de tiempo mientras el tratamiento se adapta a las características de la boca; lo cual no es verdad porque la molestia perdura por siempre; ha que destacar que la adaptación es una etapa normal, pero cuando se alarga más de lo previsto, complicando el funcionamiento normal de la boca, estamos en presencia de una mala práctica odontológica.
• Cuando el tratamiento no es de las dimensiones requeridas, si es muy grande es poco funcional y se cae, y si es muy pequeño, es incómodo.
• Cuando no existe una visión clara de lo que se quiere hacer, se realizan tratamientos sin haber realizado procesos correctos de higiene oral.
• Como no se sabe si existió un plan de tratamiento inicial, tan poco se tiene certeza de qué áreas prioritarias cubrió el tratamiento, ni de los criterios técnicos seguidos.
• Todas estas situaciones juntas, generan molestia y disgusto en el paciente, que revierten sobre el quehacer odontológico y la profesión.

Entonces, lo que ocurre es que cuando el paciente llega a la clínica a que le mejoren un tratamiento dental que le hicieron mal en otra clínica, viene cargado de desconfianza y rencor, por lo que le ha tocado sufrir. A todas luces, este tipo de comportamientos poco profesionales afectan el prestigio de la profesión, haciendo más difícil su práctica y credibilidad; quien realiza este tipo de irresponsabilidades profesionales no solo afecta su prestigio profesional, sino además afecta la aceptación de la profesión, uniéndose a este sentir circunstancias emocionales, comportamientos y expectativas que siempre se han producido alrededor de la práctica odontológica diaria.

"Hay que tomar una decisión crucial: se inicia el tratamiento desde el estado dental actual, o se desbarata todo para evidenciar con qué base real y natural se cuenta".

Desarrollar la re-consulta es sin duda complicado cuando se tiene que echar mano a un caso cuya historia y diagnóstico se desconoce por completo, no se sabe nada de la estrategia y metodología definida; no se sabe si el profesional anterior sacrificó piezas dentales que bien pudieron salvarse y servir de apoyo para desarrollar un tratamiento nuevo, si las piezas en su estado actual, con tal de cumplir con el compromiso de desarrollar el tratamiento, fueron modificadas o manipuladas, de tal forma que se presentan en un estado no natural, que no sirve de referencia para tomar decisiones profesionales y técnicas respecto al tratamiento a desarrollar.

Este momento del tratamiento es extremadamente crítico por que hay que tomar una decisión crucial: o se inicia el tratamiento desde el estado del problema dental actual, o se desbarata todo lo actuado para evidenciar con qué base real y natural se cuenta. Esta decisión es crucial, porque no se debe olvidar que el paciente llega a la clínica con la esperanza que se le resuelva el sufrimiento y dolencia que presenta. El paciente espera con ansias recuperar su tranquilidad y bienestar, y ello solo será posible si el tratamiento es una intervención odontológica seria y de calidad, que ha sido planificado adecuadamente.

Personalmente, creo que lo mejor es partir de una base real y natural, pues es desde esta realidad donde es posible realizar los diseños según los parámetros de calidad de la clínica. Iniciar sobre la base real también nos permitirá prospectivar los resultados e imaginar escenarios que bien pueden presentársele anticipadamente al paciente como posibilidades de tratamiento; partir de una base real y natural, aunque no sea lo más fácil; siempre será lo mejor, porque permite definir procesos y adquirir compromisos que están acorde a las capacidades profesionales y protocolos de la clínica. Una base irreal no permite hacer dichas proyecciones técnicas.

En estos casos, y para evitar mayor frustración del paciente, el odontólogo debe hablar y actuar con la verdad. No es ético comprometerse a intervenciones que no podrá realizar o realizará a medias; la verdad es el mejor aliado en estos casos, que tienen un origen de decepción y frustración. No se debe olvidar que el paciente asiste a la clínica con la firme esperanza que sus problemas y sufrimientos sean resueltos; correr riesgos innecesarios tratando de realizar intervenciones atrevidas con las cuales se puede fracasar, es exponer al paciente a vivir nuevos fracasos y dolencias que solo ahondarán su estado de sufrimiento y desconfianza a la profesión y al gremio.

Un paciente que acude a la clínica con una intervención dental mal realizada es una persona que requiere doble atención, pues no solo hay que resolverle los problemas dentales que le afectan, sino que además el tratamiento debe ser mejor al anterior y generar comodidad y bienestar. Por ello, siempre hay que pensar que el desarrollo de tratamientos de mala calidad que lleven a una re-consulta dental, es lo peor que le puede pasar a la clínica, pues además de desprestigio provoca efectos negativos que se multiplican a pasos agigantados por los canales de comunicación social que se activan como parte de la relación e interrelación diaria entre los seres humanos.

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 * El doctor Rafael Mejicano Díaz es autor del libro titulado "Actitud y excelencia, un compromiso de equipo" y fundador y director del Centro Multimédica de Guatemala.