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Una odontóloga que supera todos los retos

La Dra. Oiknelly Caldera trata una caries a Crisaly Esparra, una joven paciente de su clínica. Fotos: José Antonio Rosario
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lun. 13 marzo 2017

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La doctora Oiknelly Caldera, directora de la clínica Health Smiles Dental Clinic en Puerto Rico, trabaja desde hace solo cuatro años como odontóloga, pero tiene un intenso ritmo de práctica a pesar de la crisis económica por la que atraviesa la isla.

Desde su graduación hasta ahora, la clínica de la Dra. Caldera, situada en la localidad de Aibonito, cuenta ya con más de 2,000 pacientes anuales, que llegan al centro con todo tipo de dolencias. Esta gran demanda de pacientes confirma su éxito profesional en una situación económica adversa.

A nivel personal, la Dra. Caldera está orgullosa de su apego a la tierra, algo que le viene de su padre, el Sr. Manuel Caldera. Su progenitor era maestro de ciencias, pero cambió esa profesión para dedicarse a la agricultura en Aibonito, desde donde abastecía a toda la isla. El Sr. Caldera, recientemente fallecido, puso posteriormente un negocio de materiales y abonos que expandió aún más su reconocimiento como comerciante.

"Nos criamos sembrando plantas, y yo por poco nazco en un banco con plantas, donde mi papá y mi mamá trabajaban juntos", recuerda la Dra. Caldera. Además, dice que empezó a trabajar con su papá en el campo cuando tenía tan solo ocho años y que a los 13 ya se dedicaba a realizar labores administrativas para la empresa de su padre.

Estas labores administrativas en la empresa familiar le ayudaron "a perder un poquito el miedo" a relacionarse con la gente.

La odontóloga afirma que no sabe de dónde le viene el gusto por la odontología, pero que sus frecuentes visitas de niña al odontólogo la marcaron.

"De pequeña, tenía muchas caries; de hecho, toda mi boca está restaurada, e iba mucho al dentista, que fue algo que me impactó porque era muy bueno. Y, cuando empecé la universidad, me dije: esto es lo que quiero ser", comenta.

Retos de salud
Sin embargo, mientras estaba en segundo año en la Universidad de Puerto Rico (UPR) tuvo un problema de salud y la tuvieron que operar de la espalda.

"Quedé casi inválida y todo mundo me decía que no siguiera la carrera de la odontología porque es una profesión muy física", explica. Prácticamente en silla de ruedas tras la operación, se retrasó en los estudios y decidió hacer un grado asociado de asistente dental que la llevó a la localidad de Caguas.

"Me encantó, fue la mejor experiencia que pude tener porque, por cuestiones de salud, me dio un poquito de miedo, de incertidumbre, hacer entonces odontología", agrega. Después de eso, comenzó la carrera con la seguridad que necesitaba.

La facultad de odontología fue un gran reto, "pero nos desarrollamos mucho porque tienes que hacer trabajo comunitario" que es algo que le encanta, al igual que estar activa en asociaciones profesionales. Como muestra, pertenece al Colegio de Cirujanos Dentistas de Puerto Rico, a la Asociación de Mujeres Dentistas y durante su carrera era miembro del capítulo para estudiantes de la Asociación Dental Americana.

La odontóloga no sabía si decantarse por la odontología general o la pediatría, porque le gustaba mucho trabajar con niños, pero finalmente decidió sere generalista. Su decisión tuvo recompensa porque en Aibonito "tengo la gran bendición de que la mayoría de mis pacientes son niños: ahora soy la dentista pediátrica que en algún momento quise ser".

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La mayor influencia de la Dra. Caldera ha sido su papá, "que no era de una familia acomodada pero sí muy buen negociante: todos los negocios le salían bien", comenta. El padre de la odontóloga, que empezó de cero, tuvo la fortuna de ver la graduación de dos hijas como médico internista y dentista. Lamentablemente, el negocio familiar terminó con él, pero no las ilusiones del campo de la doctora.

Caldera ha alquilado una parte del jardín de la clínica para sembrar plantas, una especie de homenaje a la profesión de su progenitor. En la otra parte, "se guardan los materiales de agricultura de mi papá, que tenía un inventario bien grande. Pero ninguno quiso seguir... a mí me encantaría, y es un buen negocio".

Competencia desleal
La Dra. Caldera afirma que "le gusta dar un servicio de primera, y a veces a uno le tocan visitas donde tienes que enfrentarse a decisiones difíciles". Además de los casos clínicos, la odontóloga explica que el 85% de sus pacientes tienen planes de salud que no pagan el precio que valen los tratamientos.

"Uno tiene que ver muchos pacientes en el día para poder salir adelante económicamente", comenta, "pero uno de mis valores es conocer al paciente y establecer una relación, que es algo que ayuda muchísimo y asegura que el tratamiento quede mejor porque el paciente coopera más".

La odontóloga afirma además que "tu paciente es tu mejor carta de presentación". De hecho, Caldera atiende incluso gratuitamente a un sector de la población sin medios, porque "después va a venir el niño, el tío, etc. Entonces, tengo que conocer a mi paciente y darle el tratamiento completo, incluso a nivel psicológico".

La odontóloga ha vivido en carne propia uno de los conflictos más graves que afectan a la profesión en Puerto Rico: el creciente número de técnicos dentales que está diagnosticando y realizando rehabilitaciones orales, algo que es ilegal.

Uno de los temas que agudiza este problema es que la situación económica de la isla lleva a muchos pacientes a ir directamente a estos talleres porque es más barato que ir al dentista. Desgraciadamente, en Aibonito muchos vienen después a la clínica de la Dra. Caldera porque las prótesis no funcionan.

"El Colegio de Cirujanos Dentistas está presionando desde hace años para evitar que los técnicos dentales hagan un trabajo que solo le corresponde a los odontólogos, y lo que yo quiero es que todos los profesionales reporten esto, que está pasando no solo en Aibonito sino en muchos otros pueblos de la isla", subraya la Dra. Caldera.

Además, este tipo de pacientes representan un gran reto para el profesional que tiene que decidir si se les hace un procedimiento o no.

"Cuando el paciente viene y me dice: este es el diente que me tienes que sacar, yo a todos los que vienen con esa mentalidad los trato como a un paciente inicial: yo decido si hay que sacarle un diente o no hay que sacárselo. El paciente puede hacer lo que quiera, pero la mayoría de las veces lo piensan y terminan haciendo lo que uno dice", explica.

Además de los desafíos de la economía y la competencia de técnicos y dentistas extranjeros no certificados, la Dra. Caldera comenta que las tareas administrativas, las certificaciones y el personal son también retos difíciles para sacar una consulta adelante en estos días.

A pesar de todo eso, la odontóloga de Aibonito ha vencido los problemas de salud que la aquejaron y la competencia desleal de técnicos y dentistas sin licencia y ha forjado, a base de trabajo y tesón, una clínica de éxito que ofrece lo que busca el paciente: sonrisas saludables.

Recursos
Healthy Smiles Dental Clinic

Congreso Dental del Caribe
 

 

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