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Diagnóstico y exámenes complementarios

Los odontólogos tienen que acordar un tiempo prudencial para la consulta inicial de cada paciente para poder realizar excelentes planes de tratamientos.

mar. 14 julio 2020

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El especialista en ética odontológica, Benjamín Herazo Acuña, describe el tiempo y las condiciones necesarias para hacer un buen diagnóstico inicial al paciente.

   ETICA & ODONTOLOGIA  

El odontólogo dedicará a sus pacientes el tiempo necesario para hacer una evaluación adecuada de su salud bucal. Igualmente, indicará los exámenes indispensables para establecer el diagnóstico y prescribir el tratamiento correspondiente. (Col, ley 35 de 1989)

Como debe ser y es, en todas las facultades de odontología de todos los países el principio clínico más importante, después de hacer siempre el bien y nunca hacer el mal, es el de que un excelente diagnóstico conduce a un excelente plan de tratamiento y seguramente a una excelente ejecución del mismo. Un errado o equivocado diagnóstico conduce a un inadecuado plan de tratamiento y éste a una improcedente ejecución del mismo, lo cual, finalmente, genera en fracaso. En el argot popular se dice que “lo que bien empieza bien termina y lo que mal empieza mal termina”, y esto es bastante válido en el ejercicio de la odontología y de todas las profesiones o especialidades de las áreas de la salud.

El principio clínico más importante es el de que un excelente diagnóstico conduce a un excelente plan de tratamiento”. 

Un excelente diagnóstico comienza por conocer al paciente, en hacerse un bosquejo inicial, general claro está, de su personalidad, ánimo, conducta y temperamento. Para lo anterior, es necesario: a) un buen y preciso interrogatorio sobre su nombre, edad, profesión, posgrados, ocupación, trabajo o empleo, estado civil, condición socioeconómica y aficiones; b) una detallada anamnesis de su condición de salud, que incluya su situación de salud actual, todos los antecedentes de enfermedades generales o sistémicas padecidas y las actuales, cirugías, alergias, cuidados especiales y recomendaciones de sus médicos tratantes, prohibiciones, los medicamentos que consume diariamente y sus contraindicaciones, hábitos, adicciones, vicios y otros aspectos; c) una exhaustiva relación de sus antecedentes odontológicos, programas a de salud
oral que haya realizado, tratamientos ejecutados, experiencias con los odontólogos tratantes (sin solicitarles sus nombres) y otros aspectos que el paciente quiera mencionar; d) cuál es el motivo de la consulta, qué problemas tiene, dolores, molestias, dificultades, tanto en dientes como en huesos y tejidos blandos de su sistema maxilobucodental o estomatognático; e) qué expectativas tiene del tratamiento que posiblemente sea necesario; f). Posteriormente, se procederá a un detallado, minucioso y exhaustivo examen clínico de todas las estructuras bucodentales, con registro en su historia clínica de todo lo hallado; g) con base en todo lo anteriormente descrito, se procederá a presentarle al paciente  un diagnóstico preliminar o definitivo; preliminar si necesita de exámenes complementarios de imágenes, laboratorio clínico o de patología, y en ese caso habrá que esperar los resultados para dar el diagnóstico definitivo: pero puede ser definitivo si no requiere de esos exámenes y con lo observado clínicamente es suficiente.

Todo lo anteriormente explicado necesita de un tiempo adecuado y por eso el odontólogo debe disponer del mismo para hacerlo, sin premura ni afanes. En estos tiempos de muchos odontólogos empleados en clínicas odontológicas, cuyos propietarios y directivos exigen la mayor productividad en el menor tiempo, los odontólogos tienen que solicitar, acordar o exigir un tiempo prudencial para la consulta inicial de cada paciente, porque de no tenerlo posiblemente no podrá realizar excelentes planes de tratamientos. El odontólogo debe recordar que ante los errores y fracasos en los tratamientos, él es el responsable y por tanto es quien debe enfrentar las demandas legales y éticas por la mala práctica clínica.

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El doctor Benjamín Herazo Acuña es autor, coautor, editor o colaborador de 46 libros, entre ellos 9 de ética y bioética. Su publicación más reciente es “Recuerdos de Salud Pública”.

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