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Los resultados clínicos de la Ortodoncia

Los tratamientos con alineadores dentales deben ser complementados con sistemas terapéuticos avanzados de ortodoncia tradicional que mejoren la salud del paciente, explica el Prof. David Suárez Quintanilla. En la imagen, una paciente con el dispositivo ScanBox, que permite a los ortodoncistas hacer un seguimiento a distancia de sus pacientes a partir de las fotografías dentales que éstos se toman con este dispositivo. Foto: DentalMonitoring

mar. 25 febrero 2025

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La reciente creación de la International Association for Medical Orthodontics viene a llenar un vacío necesario, en el que los avances en esta especialidad producen resultados asombrosos en la sonrisa, la función y la estética facial de nuestros pacientes por medio de procedimientos relativamente sencillos y poco invasivos.

La finalidad de esta institución, como explica su principal responsable, David Suárez Quintanilla, es promover los beneficios para la salud general de los tratamientos ortodónticos que repercuten directamente en condiciones de gran importancia para el bienestar de las personas, como son la estética del rostro, la respiración, el ronquido y la apnea del sueño o el correcto funcionamiento de la Articulación Temporomandibular (ATM), que influye en algo tan vital como es la masticación.

La idea de la International Association for Medical Orthodontics (IAMO) surge de los avances tecnológicos en la Ortodoncia, que están favoreciendo tratamientos de alta eficiencia médica que tienen grandes repercusiones en la salud integral del individuo.

La Ortodoncia Médica proporciona resultados increíbles en la sonrisa, la función y la estética facial de los pacientes con procedimientos relativamente sencillos y poco invasivos.

La IAMO no es nada nuevo, pero ahora está respaldada por avances tecnológicos como son ortodoncia digital, la realidad virtual y aumentada, los microimplantes y MARPE, nuevos aparatos digitales y ortopédicos 3D y sinterizados y guías digitales en cirugía ortognática.

Los orígenes de La IAMO están en los inicios de la propia odontología, antes de su artificial divorcio con la medicina. Cada día me parece más que no fue casual que el arranque de la ortodoncia moderna partiera de los conceptos de forma-función y de crecimiento del hueso alveolar de un médico, el eminente EH Angle, y que otros colegas de profesión también fueran los fundadores de la Escuela Europea Funcional de los Maxilares.

Los tratamientos actuales de ortodoncia pueden mejorar la sonrisa, la función y la estética facial de nuestros pacientes.

Son médicos y patólogos los que nos hablan, a finales del siglo XIX, sobre la relación entre la función masticatoria o las fuerzas alrededor del Pasillo de Tomes en el desarrollo de las arcadas dentarias (hablamos de Fox, His, Kingsley, Roux, Calvin Case, Herbs o P. Robin). El mismo Angle bebió directamente de la influencia de la función (masticatoria) en la osteogénesis y consideraba a la maloclusión como una enfermedad/deformidad con su etiología, patogenia y plan de tratamiento causal.

Superando la simplista clasificación de Angle o incluso WR Proffit, a mí me gusta hablar de síndrome de Clase II o de Clase III o de Mordida Abierta, como un conjunto de signos y síntomas que pueden estar limitados a los dientes o abarcar bases esqueléticas, músculos y ligamentos, articulaciones y función.

La historia de la Ortodoncia siempre se ha basado en los pilares de la medicina y uno se siente orgulloso de su alto contenido científico (heredabilidad de las maloclusiones de Ch R Stockard, ley del anatomista Wolf del desarrollo óseo, asimilada por EH Angle en la descripción de su primer aparato, el “Bone-Growing-Appliance”, la cráneometría y cefalometría, los estudios sobre la erupción dentaria (F. Noyes) y la histofisiología del movimiento dentario ortodóncico).

Al poco tiempo de inventarse la teleradiografía estandarizada, los clínicos ya estaban buscando el efecto de sus aparatos no solo sobre los dientes, sino sobre el complejo craneofacial. Los experimentos posteriores en monos de Harvold, Graber o McNamara, entre otros, asombrarían a la medicina sobre las posibilidades terapéuticas de los sistemas ortopédicos tradicionales y el papel jugado por la obstrucción artificial de las vías aéreas superiores, o el simple cambio de la posición lingual en reposo, en las variaciones encontradas en el crecimiento de la cara.

Incluso ortodoncistas, no médicos, dieron un verdadero enfoque integral a los tratamientos, como A Björk o RM Ricketts, al estudiar y valorar el crecimiento dentofacial y los efectos que la respiración oral y/o la obstrucción de las vías aéreas superiores podrían provocar en el mismo. En España, y en mi generación, para poder llegar a ser ortodoncista era necesario primero ser médico, cursar 6 años de medicina, seguidos de 2 años de estomatología o 3 años de odontología, para después hacer un postgrado de Ortodoncia a tiempo completo de 2 ó 3 años.

El Simposio de Ortodoncia Médica reunirá a los mayores expertos en un evento de gran alcance que resaltará la importancia de la especialidad en diversos aspectos de la salud general de los pacientes.

La verdad es que pocos compañeros pensaban a priori ser dentistas y menos ortodoncistas, pero la conjunción de las malas salidas profesionales de la medicina, producto de su demagógica masificación, y las buenas perspectivas económicas de la estomatología/odontología decantaron a muchos por unirse al gremio. Haciendo un poco de autocrítica he de reconocer que, salvo excepciones, como mi padre, Juan S. López Arranz, los hermanos Canut, Lucas Tomás, Antonio Bascones, Duran Von Arx o Juan Pedro Moreno, entre otros, los vasos comunicantes entre los dos mundos no funcionaron; ni la medicina supo ampliar sus conocimientos a la erupción, la ATM y el crecimiento dentofacial, ni la ortodoncia ver el caudal de valiosa información que el médico recibía.

En mi caso, y con la idea en el horizonte de hacer ortodoncia desde primero de medicina, me pasé media carrera de alumno interno en antropología física y neuroanatomía, lo que hoy me da una perspectiva totalmente diferente de nuestra amplia especialidad. El aspecto cosmético de la ortodoncia se ha popularizado en la actual sociedad de hiperconsumo, solo basta ver las astronómicas cifras de facturación de las compañías dedicadas a la fabricación de alineadores, productos de blanqueamiento o de los laboratorios centrados en carillas y coronas.

El aspecto cosmético de la ortodoncia —alineadores, blanqueamientos dentales, carillas y coronas— debe compensarse con tratamientos que mejoren aspectos médicos de la función del paciente.

Esta pasión por una sonrisa blanca, de dientes grandes y perfectamente alineados es la marea que inunda nuestras consultas y por la que los pacientes están dispuesto a pagar buenos dineros. Es verdad que la principal virtud de la ortodoncia es la mejora de la calidad de vida de los pacientes, haciendo que muchos adolescentes no se tengan que avergonzar de su sonrisa, o disimular acomplejados su exhibición, incluso que la creada por la ortodoncia sea un gran apoyo de seguridad en el desarrollo de su personalidad en una etapa tan complicada y crucial de su vida; esto, también es medicina.

El concepto de Ortodoncia Médica presenta dos problemas según la orilla desde la que la observemos: desde la medicina, el gran desconocimiento de todo lo relativo a la odontología de los médicos, y desde la ortodoncia, la perspectiva incompleta o distorsionada de las bases comunes a ambos campos. Incompleta por falta de conocimientos de anatomía y fisiología neuromuscular, entre otros, de la mayoría de los ortodoncistas, y distorsionada por basar algunas escuelas de la especialidad sus teóricos “principios o leyes” en el más puro empirismo o en trasnochadas teorías decimonónicas.

Nadie duda hoy de la multilateralidad transdisciplinar del tratamiento de muchas patologías que afectan a nuestra encrucijada fisiológica: obstrucción de vías aéreas superiores, problemas de colapso esquelético maxilar, de retrusión y/o posición alterada mandibular, de dolor-disfunción de ATM, problemas de masticación, deglución y fonación. Veo difícil para el otorrinolaringólogo, el neumólogo o el especialista médico en patología del sueño, valorar el papel del tamaño y posición de los dientes y maxilares en la roncopatía o el SAHOS de un paciente; cuando el problema de ATM se asocia, como factor causal o concausal, a una maloclusión severa, el diagnóstico y posible tratamiento requiere del concurso de un ortodoncista con una sólida formación en este campo.

Hoy, la Expansión Rápida del Paladar con Mini-Implantes (MARPE), por ejemplo, está abriendo un nuevo horizonte terapéutico y logrando mejoras médicas, en el campo de la otorrinolarinología y la patología obstructiva del sueño, que muy pocos conocen fuera del ámbito especializado.

Respetando al máximo la parte estética o cosmética de nuestra especialidad (no se juega con las cosas de comer, dicen en mi tierra), no debemos solo de defender y poner de relieve su parte médica, sino convertirnos en verdaderos misioneros hacia los distintos estamentos del ámbito de la salud. Tres botones de muestra: las clases impartidas en el grado de medicina (en la disciplina de Odontología para Médicos), las conferencias hospitalarias para médicos o en la Real Academia de Medicina de Galicia. Los colegas quedan asombrados de tres cosas: nuestro campo de diagnóstico y actuación, el complejo dentofacial, que excede al de la odontología convencional, el carácter médico, en sentido etiopatogénico, del origen y perpetuación de las maloclusiones y los resultados tan increíbles obtenidos en la sonrisa, la función y la estética facial con procedimientos relativamente sencillos y poco invasivos.

Los beneficios médicos aportados por la ortodoncia suelen ser un regalo, de los que inicialmente viene demandando el paciente y sus padres. No es infrecuente que la madre traiga a su hija por un resalte aumentado, por una circunscrita proinclinación de los incisivos superiores, y la terapia sea capaz de mejorar, además, su respiración, de oral a nasal, por la expansión del maxilar, conseguir un correcto sellado labial en reposo, y mejorar la estética de su cara y su funcionamiento de la ATM por el desbloqueo de su mandíbula.

Los ortodoncistas casi siempre damos mucho más de lo que recibimos. ¿Por qué es importante en este momento esta Asociación Internacional de Ortodoncia Médica? Evidentemente, no se trata de revindicar que nuestra especialidad sea parte de la medicina, pero sí que debemos de ampliar la vereda, que paralela a la estética y la cosmética, conciencie más a la opinión pública sobre las ventajas médicas de nuestros tratamientos.

Santiago de Compostela es una pequeña y preciosa ciudad universitaria con una potente y prestigiosa universidad, donde es muy fácil comunicarse entre los profesionales; siempre hemos tenido un hilo conductor muy directo entre médicos y dentistas. Yo veo el gran interés de los compañeros médicos por nuestra actividad y, en este momento, tenemos un flujo de trabajo envidiable entre nuestra Facultad y el Complejo Hospitalario de nuestra Universidad; a pesar de nuestros limitados recursos somos la segunda universidad de España en publicaciones y prestigio, gracias a la calidad clínica y esfuerzo investigador de mis compañeros de claustro. Nuestra Facultad, más allá de su prestigio, presenta la extraña rareza, más para una ciudad pequeña donde se concentra la competencia, en que la mayoría somos buenos amigos desde hace más de veinte años.

Esta Ortodoncia Médica aparece en un momento especial de nuestra especialidad, donde muchos jóvenes dentistas creen que ésta se resume en el manejo de una plataforma de alineadores, ya que estos van a desplazar al resto de aparatos y sistemas de tratamiento. No me cabe duda de que algo de esto será verdad, la inteligencia artificial, la mejora de los escáneres y programas y los polímeros con memoria de forma, ampliarán las posibilidades de los alineadores y, también, el número de pacientes que los eligen como su sistema de tratamiento.

El sistema HAS es un protocolo de tratamiento que combina una amplia serie de tecnologías ortodóncicas para obtener el mejor resultado clínico posible para nuestros pacientes.

Pero la progresión de esta modalidad terapéutica ha de ir en paralela consonancia con la mejora de los sistemas tradicionales. Este es un punto clave que hay que destacar. En no pocas clínicas, la última tecnología en alineadores o impresión directa de éstos, se combina, de manera harto chocante con el uso de brackets y alambres low-cost y de pésima calidad. El ortodoncista ha de entender que el progreso tecnológico digital debe ser una práctica que afecte de igual manera a los alineadores que al resto de su armamentario ortodóncico, y aquí estamos hablando de muchas cosas: aparatos de disyunción maxilar sinterizados, nuevos diseños de brackets, nuevas aleaciones, aparatos funcionales de diseño digital e impresión plástica 3D, férulas y guías quirúrgicas para cirugía o microimplantes.

Pero el concepto y la práctica de la Ortodoncia Médica también ha de ayudar a separar el trigo de la paja, la evidencia científica de la psedociencia o de las más variadas escuelas esotéricas (se llamen holísticas o de rehabilitación neurofocal), donde se confunden los deseos con la realidad. Las explicaciones simplistas, en forma de hipótesis, teorías y ya no digamos leyes, se ajustan a la capacidad mental y de conocimientos del seguidor de dichas escuelas y solo basta escarbar discretamente en la historia de nuestra especialidad para conocer su origen decimonónico. No es momento aquí para desenterrar el origen de ideas tan superadas, pero conceptos como la expansión indiscriminada, la necesidad de masticar enérgica y bilateralmente, o la normalidad del desgate producido por la oclusión bibalanceada en dentición natural, solo por poner un ejemplo, tienen su origen en la filosofía roussoniana y el mito del buen salvaje (en este caso adornado con las más diversas teorías, falsas, antropológicas sobre la capacidad de los humanos para tener 32 dientes en perfecta oclusión, o lo que es lo mismo, en considerar al apiñamiento y la falta de desarrollo de los maxilares, como una verdadera enfermedad de la evolución).

¡Qué bueno sería que la ciencia fuera tan causal y sencilla, y no estuviera sujeta a otras mil variables! En definitiva, la expansión de la ortodoncia cosmética y estética, cuyo paradigma es hoy el tratamiento con alineadores, ha de complementarse con la mejora general del resto de los tratamientos de ortodoncia.

Nuestra clínica no debe convertirse en un punto de venta de las grandes compañías de alineadores, sino que hemos de devolver a la Ortodoncia y Ortopedia Dentofacial su carácter médico, y esta visión ha de promocionarse desde las universidades, los centros de formación en Ortodoncia y las diferentes sociedades científicas que nos representan. El futuro de nuestras clínicas y de la propia especialidad depende de ello; nuestros pacientes nos lo agradecerán.

Simposio de Ortodoncia Médica

Los mayores expertos en Ortodoncia y en campos médicos relacionados ofrecerán conferencias y presentarán estudios multicéntricos sobre el gran alcance de esta disciplina y su importancia en diversos aspectos de la salud en el I Simposio Internacional de Ortodoncia Médica, que se celebrará en Santiago de Compostela el 23 y 24 de mayo. Información en master.ortodoncia@usc.es.

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Autor

El Profesor David Suárez Quintanilla, expresidente de la European Orthodontic Society, es catedrático de Ortodoncia de la Universidad de Santiago de Compostela (España). Es el creador de la Técnica Straight Wire Low Friction, del sistema de Microimplantes para Ortodoncia DSQ-Ziacom y autor del libro "Ortodoncia. Eficiencia Clínica & Evidencia Científica. Técnica SWLF”. 

 

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