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¿Qué convierte a un Ortodoncista en Experto? (Parte I)

El Dr. David Suárez Quintanilla imparte una clase demostrativa sobre Ortodoncia.

vie. 6 septiembre 2019

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El Profesor David Suárez Quintanilla, cuya Tesis Doctoral en Medicina se centró en Neuroanatomía, explica en este primer artículo el funcionamiento de la mente de un experto y la importancia que este conocimiento ha adquirido en la formación de los alumnos de Ortodoncia.

  GRANDES EXPERTOS  

El alumno de postgrado de ortodoncia que está iniciando la clínica se queda sorprendido de como su profesor va saltando de sillón en sillón y analizando brevemente el historial, la boca y la cara de cada paciente es capaz de evaluar la evolución de su tratamiento, apuntar certeramente los problemas existentes (de ajuste y colocación de brackets, arcos o ataches para alineadores) e indicar al alumno, en pocos minutos, y de forma ordenada y diacrónica, los pasos que debe seguir en el tratamiento.

El alumno se pregunta cómo su profesor puede, en un abrir y cerrar de ojos, ver problemas que él no ha detectado después de analizar minuciosamente el caso durante horas. Esta situación se extiende al doblado de alambres, donde el alumno parece desmoralizarse ante la extremada habilidad y precisión del profesor a la hora de realizar resortes, mientras continúa hablando de forma distendida, como si esa tarea fuera para él algo sencillo y automático que apenas requiere concentración. Esta situación recuerda un poco a las partidas de ajedrez simultáneas que realizan los grandes maestros y, como veremos, los procesos mentales subyacentes son muy similares. La respuesta a esta paradoja tiene como base la formación, el entrenamiento y la experiencia y necesitan de un tiempo, que algunos cifran en 7 años o 10.000 horas de estudio y trabajo clínico focalizado en la ortodoncia, para que la plasticidad cerebral del ortodoncista novel acabe convirtiéndole en un ortodoncista experto. Esto tiene unas interesantes implicaciones docentes y ha de cambiar la manera de entrenar a los futuros ortodoncistas, buscando convertirlos lo antes posible en expertos. De hecho, el estudio neurofisiológico de la mente del experto es uno de los temas más interesantes de la nueva psicología y, en mi opinión, es un camino que debemos transitar si queremos dar un salto de gigante en la formación postgraduada de los nuevos ortodoncistas.

"Una intensa y dilatada dedicación a nuestra especialidad remodela nuestro cerebro y lo hace más selectivo a la hora de fijar nuestra atención

El estudio de la mente del experto (sea en ortodoncia, ajedrez, música, tenis o fútbol) constituye un campo de investigación primordial en la moderna neurociencia. La formación en Ortodoncia Digital ha de abandonar parte de los métodos docentes clásicos para enfocarse hacia el pensamiento borroso, los sistemas expertos y el establecimiento de patrones (CHUNKS) imitando en parte los nuevos sistemas heurísticos de la inteligencia artificial. La mejora de las técnicas de neuroimagen (en especial la Resonancia Magnética Funcional, la Magnetoencefalografía, la Tomografía con Emisión de Positrones y la Morfometría Voxel) nos han ayudado a esclarecer cómo piensa el denominado experto en sus aspectos visuales, cognitivos o motores. La epigenética y capacidad plástica de nuestro cerebro convierte la mente del experto en una máquina de máxima eficiencia y mínimo gasto de energía, automatizando y haciendo subcorticales muchos de los procedimientos que consumirían mucho tiempo y energía a los profesionales con menor experiencia (por eso el ortodoncista experto ya no se detiene en la farragosa numerología cefalométrica).

El no experto, o el ortodoncista más joven, se sorprende de esta capacidad clínica intuitiva, casi milagrosa, de la mente del profesional experto. Pero los milagros no existen y todo tiene una explicación y el experto no nace, sino que se hace. Podríamos decir que el ortodoncista novel actúa analizando cada variable, cada morfología y tamaño dentario, cada relación intra e interarcada, cada valor cefalométrico, lo que en muchas ocasiones hace que el árbol no le deje ver el bosque ; mientras el experto analiza y compara holísticamente la información sin tener que pararse en el detalle de cada variable. Podríamos decir que una intensa y dilatada dedicación a nuestra especialidad remodela nuestro cerebro y lo hace más selectivo a la hora de fijar nuestra atención, algo así como si nuestra mente solo nos mostrase la irregularidad, aquello que está mal o tenemos que corregir de inmediato; la mente del ortodoncista experto solo le muestra lo que debe ver y muchos de los procesos cinestésicos complejos, como doblar alambres, los automatiza y traslada a áreas cerebrales subcorticales.

El estudio de las diferentes actividades neuronales del cerebro de un experto puede ayudar a mejorar la formación de los alumnos, centrándose en aspectos como potenciar su plasticidad cerebral.

El Ortodoncista Experto utiliza su memoria a largo plazo (LTM) para crear patrones de conjunto con los que comparar. De acuerdo con Merim Bilalic, uno de los expertos en neurociencia de la psicología, los ortodoncistas expertos, al igual que los maestros de ajedrez, creamos en nuestra mente CHUNKS o estructuras de conocimiento (agrupación en nuestro caso de distintas variables dentarias, oclusales, de relaciones esqueléticas de tipo y biotipo facial, etc.) con las que comparar en segundos, sin tener que analizar las variables individuales, que le quitan el sueño y la paciencia a los ortodoncistas más jóvenes. Esto está bien documentado en el campo de la formación radiológica y se confirma por fenómenos como el SOS (satisfacción por la búsqueda o Einstellung phenomenon). Pero no solo es esto, la dedicación intensa a la ortodoncia cambia, moldea el cerebro del ortodoncista, probablemente expansionando áreas cerebrales responsables de la memoria fotográfica (diagnóstico visual 3D) o cinestésica de nuestros dedos (lo que nos permite, solo con el tacto, diferenciar entre calibres de alambre de menos de 0.002” o ver irregularidades en el alineamiento dental menores de 0.25 mm). Esta plasticidad cerebral deriva del entrenamiento y por tanto el nuevo manejo de imágenes digitales virtuales en la pantalla del ordenador, y la visión espacial 3D, requiere de nuevas estrategias en la formación de los nuevos ortodoncistas o en la actualización de los más veteranos. Somos lo que hacemos repetidamente; la excelencia, entonces, no es un acto, es un hábito, decía Aristóteles.

Estructuras como el Giro Fusiforme, toda el área del cortex visual y las neuronas espejo (AON) tienen gran importancia en el aprendizaje sensorio motor y nuestra capacidad de imitación. Un ejemplo paralelo a nuestra habilidad adquirida para doblar alambres lo podemos ver en la extensa representación cerebral del dedo meñique en los violinistas profesionales o el conocido estudio de Naito & Hirose de 2014: comparando la rotación del pie derecho del exbarcelonista Neymar con otros futbolistas de menor calidad o simples aficionados al futbol, Neymar necesita mucha menos activación en su área motora responsable de este tipo de movimiento. Su entrenamiento y calidad de experto permite a su cerebro automatizar al máximo el movimiento, ahorrar energía y dedicar su atención a otras áreas.

Los ortodoncistas, decía mi maestro el Prof José A Canut, hacemos muchos “diagnósticos de autobús” o de “boca cerrada”, adivinando la maloclusión de un individuo, su biotipo facial y tendencia de crecimiento, solo observando su cara. Esto es porque, consciente o inconscientemente, nos hemos hecho expertos en percepción holística facial. Identificamos rostros por la activación de la parte medial del Giro Fusiforme (Área Fusiforme Facial o FFA), el Área Facial Occipital (OFA) o el Sulcus Temporal (pSTS), esta última relacionada con la percepción de emociones y en concreto con la risa. Los humanos identificamos las caras de nuestros semejantes mediante un proceso holístico o global (Gist o Gestalt) y éstas quedan almacenadas como un todo en nuestra memoria a largo plazo, y cabe esperar que el ortodoncista experto (como se ha demostrado en otras profesiones) sea capaz de diferenciar más y mejor las caras. Este reconocimiento facial de primera impresión refuerza las ideas de J Fodor sobre la manera de actuar del cerebro en base a Módulos Funcionales.

En definitiva, hemos de cambiar, en la medida de lo posible, la formación y entrenamiento de nuestros futuros alumnos potenciando su plasticidad cerebral en aquellas áreas cruciales para nuestro cotidiano ejercicio clínico, sin olvidar los conceptos, y tratando de convertirlos, más pronto que tarde, en eficientes expertos.

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* El Profesor David Suárez Quintanilla es catedrático de Ortodoncia de la Universidad de Santiago de Compostela (España), expresidente de la European Orthodontic Society y vicepresidente del área de Ortodoncia de la International Association for Dental Research. En sus treinta años dedicados a la Ortodoncia, ha creado procedimientos como la Técnica SWLF (Straight Wire Low Friction), desarrollada con la compañía RMO de Denver, que es actualmente utilizada por ortodoncistas de más de treinta países. Además es autor del libros como "Ortodoncia. Eficiencia Clínica y Evidencia Científica”.

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One thought on “¿Qué convierte a un Ortodoncista en Experto? (Parte I)

  1. Andrés Gómez Botero says:

    Totalmente identificado con el consepto expresado

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