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Biomimética de Instagram

La odontología biomimética simulan los tejidos de los dientes, de la misma forma que el camaleón de la imagen (parcial) se camufla perfectamente con su entorno. La imagen completa aparece más abajo. (Foto: David Clode / Unsplash)

jue. 25 noviembre 2021

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Cada vez más, los pacientes optan por solicitar tratamientos basados en restauraciones estéticas o sin metal, lo que ha generado que la oferta de estos procedimientos crezca exponencialmente en todo el mundo.

La industria dental por su parte ha concentrado su interés en desarrollar materiales que preserven la estructura dental, sacrificando la menor cantidad posible de tejido. Esto ha generado una nueva ola de restauraciones adhesivas y el creciente enfoque en una odontología mínimamente invasiva.

De esta corriente filosófica de preservación máxima de tejidos es de donde nace la corriente de la odontología biomimética. El efecto biomimético se consigue usando materiales que simulan los tejidos de los dientes, como son las resinas compuestas, las diferentes cerámicas con las que contamos en la actualidad o los adhesivos que permiten fijar estas restauraciones a tejidos como el esmalte y la dentina.

Me formé en la Universidad Javeriana de Bogotá, donde aprendí conceptos oclusales, funcionales y estéticos basados en la evidencia científica. Estos conceptos me hicieron entender que para que una restauración cumpla su propósito es imperativo que permanezca estable e inmóvil en el diente; para lo que se requiere de una superficie adecuada que cumpla reglas de la física. A la fecha, no existe un cemento o adhesivo que sea totalmente compatible con las estructuras vivas de los dientes ni con el ambiente hostil de la cavidad oral, que pueda mantener intacta en su sitio una restauración desadaptada, inestable o fallida.

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Para conseguir la retención y estabilidad necesarias, debemos buscar una configuración geométrica del tallado. La retención evita el movimiento de la restauración a lo largo de su eje de inserción o eje longitudinal de tallado. La estabilidad dada por las diferentes preparaciones dentales es lo que podría evitar el desalojo o dislocación de la restauración causado por fuerzas oblicuas o de dirección apical que le debería impedir cualquier movimiento a esa restauración al someterse a las fuerzas oclusales, por la masticación o por una simple fisiología de la oclusión del paciente. Es imperativo tener en cuenta los principios biológicos y físicos de la ciencia de las preparaciones dentales, tales como la cantidad de tejido a preparar o desgastar, el remanente dental o la superficie del diente.

Cuando se colocan las famosas lentes de contacto, carillas ultra delgadas de las que se dice que requieren de una nula o mínima reducción de la estructura dental, se puede generar sobrecontorno. Esto trae como consecuencia un compromiso estético indeseable, la alteración del color e inflamación gingival. Si generamos un desgaste excesivo del diente a restaurar, se pueden generar daños irreversibles a nivel pulpar, podemos causar un debilitamiento de las estructuras dentales, una gran disminución de la retención y una falla de la resistencia estructural de la restauración.

“Muchas de las nuevas tendencias en materiales, procedimientos o técnicas se están llevando a la práctica diaria saltándose normas que deben ser validadas por la investigación, un peligroso hábito denominado ”technological bypass”.

En el caso de una preparación con terminación cervical subgingival que invada el espacio biológico periodontal, puede ocurrir una de las cuatro alteraciones patológicas frecuentes: la posible formación de bolsas periodontales, recesiones gingivales, pérdida ósea en la zona preparada o una hiperplasia gingival localizada.

Hablando sobre la técnica BOPT (biologically oriented preparation technique), el Dr. Jorge Hernán López me comentó recientemente que hasta no tener casuística documentada con un mínimo 5 años de cementados los casos, no dictaría cursos ni escribiría sobre este tema tan de moda. Vale la pena recordar también una conferencia de la Dra. Anne Marie Kuijpers-Jagtman titulada “Evidence-Based Orthodontic Care: A Challenge!”, en la que expresó que muchas de las nuevas tendencias en materiales, procedimientos o técnicas se están llevando a la práctica diaria saltándose las normas que deben ser validadas por la investigación, un peligroso hábito denominado ”technological bypass”.

Los tratamientos biomiméticos se han hecho muy populares por basarse en la odontología mínimamente invasiva, cuya principal meta es una restauración que simula las características naturales y detalles de cada diente. Los odontólogos hemos podido desarrollar habilidades para registrar en nuestras restauraciones los detalles morfológicos más complejos de los dientes y poder crear restauraciones con estratificación de colores, texturas y superficies que se plasman en el laboratorio dental.

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Según los planteamientos que he podido escuchar en conferencias y blogs de profesores dedicados a la biomimética, es posible generar preparaciones dentales que permiten la máxima conservación de los tejidos duros con el fin de adherir restauraciones parciales tanto en el sector anterior como en el posterior. Es muy importante al hacer odontología biomimética tener presente dos parámetros fundamentales, que son la preservación del tejido y la adhesión. Pero cuando veo algunos de los casos que ciertos individuos que dicen seguir esta corriente filosófica publican, la verdad es que se me ponen de punta los pelos y me quedo paralizado como estatua analizando un manejo que raya en lo increíble.

Por más que se hayan logrado grandes adelantos en adhesión, no aplican en casos extremos; traigo esto a colación ya que en una publicación de Instagram vi un caso de un colega que dice seguir esta corriente biomimética con unas preparaciones dentales para recibir restauraciones cerámicas tan cortas, pero tan cortas que me decidí a enviarle un mensaje al colega. Le felicité por el resultado estético, le pregunté muy respetuosamente por el tiempo que llevaba el caso en boca, hice varias observaciones relacionadas con la neurofisiología de la oclusión, otra sobre la relación corona-raíz, palancas, fulcro, estabilidad en excéntricas, protrusiva y lateralidades y ATM.

Fui muy claro en expresarle al odontólogo supuestamente biomimético de Instagram que los principios estéticos estaban bien aplicados, pero le quise dar a entender que los principios biomecánicos los veía muy comprometidos. Uno no puede desligar las bases racionales de la rehabilitación: función y biomecánica, estética y factores biológicos. Es de mal pronóstico cualquier restauración sin soporte, no se pueden defender tratamientos imposibles que han sido cementados con "crazy glue", ni se puede luchar contra las fuerzas masticatorias ni contra la gravedad; contra esto, solo funcionan las restauraciones que están muy bien ancladas.

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Aunque se hayan desarrollado sistemas adhesivos y de cementación de cerámicas con los que se puede lograr una fuerza de unión microtensil en esmalte que va desde 25 MPa a 35 MPa, y en dentina de 40 MPa a 60 MPa, no se pueden desafiar los preceptos biológicos, físicos y químicos ampliamente estudiados y documentados en la literatura científica y en la clínica a nivel global; cada vez que veo estas locuras de casos, pienso de inmediato que Sir Isaac Newton debe estar revolcándose en su tumba.

Tenemos colegas muy osados, que utilizan sin saber realmente qué son conceptos como el diseño de sonrisa o la odontología biomimética para conseguir pacientes. Se trata de “colegas” que por lo general no ha sido certificados en las técnicas que promocionan, por lo que los resultados clínicos que obtienen son una afrenta al paciente y una ofensa a la profesión.

Recuerdo una frase del Dr. Charles Goodacre, ex presidente de la Asociación Americana de Prostodoncia, que me compartió hace un tiempo mi colega y amigo el Dr. Gerardo Becerra, que dice: “El recuerdo de los errores hace que el éxito sea más dulce”.

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El Dr. Enrique Jadad es especialista en Rehabilitación Oral, investigador y conferenciante internacional con práctica privada en Barranquilla (Colombia).

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