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El largo camino hacia el éxito de Dr. Jorge Luis Bolívar Richaud

El Dr. Jorge Bolívar Richaud cuando empezaba su carrera en Ciudad de México, que lo ha llevado de un pequeño consultorio a profesor de UNAM y a fundar la mayor empresa comercializadora de productos de ortodoncia del país.
Javier de Pisón

Javier de Pisón

mié. 1 febrero 2017

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LIDERES DE LA INDUSTRIA — Dr. JORGE LUIS BOLIVAR RICHAUD Odontólogo, profesor universitario y empresario de éxito, Jorge Luis Bolívar Richaud ha tenido una carrera extraordinaria. Llegó a los 15 años a Ciudad de México prácticamente con nada y abrió su primer consultorio en una de las zonas más pobres de la capital. Fue profesor del Postgrado en Ortodoncia de la Universidad Nacional Autónoma de México, institución donde mantuvo importantes cargos directivos. En 1994, fundó Ah-Kim-Pech junto con su hijo Luis Fernando Bolívar Guízar, la empresa líder en México en la comercialización de productos de ortodoncia, la cual exporta a Latinoamérica, Estados Unidos y Europa. Posteriormente, creó la empresa especializada en productos motivacionales, Toyz, la más importante del ramo en el país. Y en 2013 estableció Pacific Orthodontics, empresa con sede en España que ha sentado las bases para ser una de las grandes participantes en el ramo de la ortodoncia en Europa. Página web: Ah-Kim-Pech.

La serie de artículos "Líderes de la industria" de Dental Tribune está dedicada a los principales empresarios de la industria, que explican sus orígenes y las razones de su éxito.

¿Cómo fue su infancia?
Mi padre, Luis Fernando Bolívar Galeano, fue un pequeño comerciante en un barrio de pocos recursos en la ciudad de Campeche, que en esa época tenía 50,000 habitantes. Él abrió una tienda de abarrotes modesta y, aunque no nos faltaba, tampoco sobraba. Me inicié muy chico en el arte del comercio, a la edad de siete años, porque siempre tuve la inquietud de tener un poco más. Empecé boleando zapatos (dando grasa) y también lavando carros de amistades. Así empiezo yo.

En mi familia no había profesionistas y mi idea fue obtener una formación de alto nivel. Fui juntando un poco de dinero con los pequeños negocios y actividades que realizaba, después aprendí a hacer churros con mi tío, y con las ganancias que obtuve logré trasladarme a la Ciudad de México. Y así, al cumplir 15 años, comencé a abrirme camino por mi propia cuenta. Tuve el apoyo de mi padre, de mi madre y de un tío hermano de mi papá, José Concepción Bolívar, que vio en mí algo y me dio ese empujón que todos necesitamos en la vida.

¿Dónde estudió?
En Campeche, en el Instituto Campechano y en México en el Centro Escolar Universitario. Como no me revalidaban todas las materias, preferí ponerme a trabajar y pagarme una prepa particular. Ya en 1963, entro a estudiar en la Escuela Nacional de Odontología de la UNAM. Poco después de graduarme obtiene la clasificación de Facultad de Odontología y acto seguido se abren las maestrías. Tuve oportunidad de hacer tres especialidades, dos en la UNAM: Prótesis y Ortodoncia, y una tercera especialidad en Oclusión, entre la UNAM y la Universidad de San Antonio, Texas, con un enfoque pedagógico, lo que me preparó aún más para impartir clases.

¿Cómo se mantenía en esa época?
Poco tiempo después de llegar a la Ciudad de México me hago vendedor de la marca de productos de belleza Zan Zusi, que todavía existe. Andaba tocando puertas con mi portafolio, y el primer año me gané el premio al mejor vendedor. Trabajé con ellos aproximadamente tres años y con eso me sostenía. Después, cuando estaba iniciando cuarto año de la carrera, puse un consultorio muy modesto: la escupidera era una cubeta de plástico y tenía un motor sin alta velocidad. Así empecé, a 500 metros aproximadamente de los tiraderos de basura de Santa Fe, que hoy es una de las mejores zonas de la Ciudad de México. No conocía a nadie.

Ahí trabajé con mucho orgullo aproximadamente dos años, incluso sábados y domingos. Para 1972 ya estaba en Polanco, que en esa época era la mejor zona del DF.

¿Cómo pasó a Polanco en solo dos años?
Un día decidí que tenía que ser un especialista de éxito, ser congruente con mi alta formación. Por tal razón, de la mano siempre de una ambición positiva y en busca de mayores logros, decidí dar el paso de abrir mi consultorio en esa colonia.

Después de haber logrado un reto personal, que fue mi primer paciente rehabilitado y 100% satisfecho, y de haber montado un consultorio de excelente nivel, las recomendaciones comenzaron a llegar a manos llenas. Gracias a Dios, tuve un crecimiento muy rápido y una carrera universitaria muy fuerte y de alta formación, porque estuve cerca de la universidad por muchos años, cosa que me enorgullece muchísimo y lo llevo "tatuado": soy Puma de corazón, soy orgullosamente UNAM.

Recuerdo que adquirí una unidad dental Siemens alemana legítima, que habían traído a México para el Congreso de la Federación Dental Internacional de 1972 y que el Dr. Enrique Navarro Bori (actual Coordinador de Educación Continua de la FO UNAM), que fue mi alumno al igual que el Dr. José Arturo Fernández Pedrero (Director de la FO UNAM) fueron a visitar mi consultorio en Polanco para verla.

¿Cómo fue su trayectoria docente?
Primero en licenciatura, en Prótesis y en Oclusión. Mis clases de licenciatura fueron de Prótesis Parcial Fija y Removible, y de Oclusión. En 1975, me hice ortodoncista y posteriormente me dediqué exclusivamente a dar clases de Ortodoncia. Después di clases durante más de ocho años el postgrado de Ortodoncia de la UNAM. Fui Consejero Técnico, Consejero Universitario, Presidente de Comisiones Dictaminadoras y estuve nominado en una primera selección a candidato a la Dirección de la Facultad de Odontología. Llegué a presentar mi proyecto al rector en esa época, Dr. Jorge Carpizo McGregor, ya fallecido. No quedé yo, sino un amigo, el Dr. Filiberto Enríquez Habib, pero tuve una carrera interesante en la facultad.

¿Entonces, cuando no ganó fue que empezó Ah-Kim-Pech?
Es correcto. Pero no fue una desilusión. Yo creo que la vida tiene ciclos y sentí que mi ciclo universitario había terminado. Pude haberme quedado, pero ya no era igual que antes: habían presiones políticas y sentí que no era conveniente, por lo que me hice a un lado.

Fue una época interesante en mi práctica privada. Tuve la fortuna de tener tres clínicas: una en Ciudad de México, otra en Campeche y otra en Michoacán.

Comencé también a dar clases privadas de Ortodoncia en una época en que había escasez de materiales y no tenía con qué proveer a mis alumnos. Y ahí entra Luis Fernando Bolívar Guízar, (hijo mío y actual Director General de Ah-Kim-Pech). Él también salió con visión de emprendedor, pero a un nivel más institucional. Cuando Luis Fernando iba a la escuela llevaba mitad libros y mitad dulces, y creo que vendía más que lo que estudiaba. Él era muy joven cuando me empezó a ayudar a vender: tomaba un maletín y salía a maletear. Así que decidimos que íbamos a vender productos. Después visualizamos el negocio y ahí nace Ah-Kim-Pech. Luego entré a AMIC Dental para promocionar mis cursos (la principal exposición dental de México, donde ha ocupado importantes cargos).

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¿Cómo se desarrolló la empresa?
Cuando era profesor de Ortodoncia, el Director de Odontología de la UNAM en aquel entonces (1975), Dr. Manuel Rey García, me envió a Estados Unidos junto con el Dr. Cruz a conocer las plantas de Ormco, Unitek y Rocky Mountain. En Estados Unidos solo existían estas marcas y en Europa estaba Leone y Dentaurum, no había más. Ahí conocí a gente con la que mantuve amistad, que fue la llave para que después pudiera lanzar mis proyectos.

Después de que varias de esas grandes empresas se desmembraron, Manuel Ventura, que era el representante de Unitek, se fue a Ormco y me presentó a los ingenieros que se fueron de esas casas y abrieron empresas más pequeñas que fabricaban productos de alta calidad y que le maquilaban a estas grandes empresas trasnacionales. Manny Ventura fue muy importante para desarrollar contactos con fabricantes de productos de ortodoncia.

Al principio, me abastecía de productos de ortodoncia en Unitek, que hoy es parte de 3M. En aquel entonces, compraba grandes cantidades para abastecer a mis clínicas. Posteriormente, cuando daba clases privadas, ví el gran nicho de mercado que podría ser abastecer a mis alumnos de materiales e insumos. Así que comenzaron a usar los productos que yo utilizaba y les recomendaba. Al ir madurando en el mercado, y con la visión conjunta de mi hijo, decidimos crear nuestras propias marcas para ofrecer a nuestros clientes productos de alta calidad a precios atractivos. Así comenzamos nuestra primer marca: Stylus.

En esa época, fuimos desarrollando nuestros brackets, respaldados por la calidad de empresas de gran prestigio y fabricados en los Estados Unidos. Fue un proceso donde intervinieron también otros profesionales que dieron sus ideas.

La marca de brackets Lightt es la más accesible, luego vienen Econoline y Flexx, y después Stylus, que es la marca premium. La empresa la fuimos desarrollando poco a poco. Ha sido un largo camino de 22 años, no fue de un día para otro.

Tengo que decir que mis hijos llevan un gran peso de la empresa. En el teatro, nada más vemos al que sale y actúa, pero detrás del telón hay mucho trabajo. Así que tengo que ser honesto, la empresa descarga mucho en mis hijos: Luis Fernando, Jorge Luis y Jorge Esteban. Una de mis hijas, Elvia Alicia, estuvo tres años en la empresa, manejó redes sociales, que es su carrera. Luego hizo una maestría, un diplomado en Canadá, estuvo en Australia y al final está haciendo lo que le gusta: maestra de yoga, certificada en la India.

¿Qué es lo que más le gusta de la Odontología?
De las tres especialidades que hice, me enganché mucho con la Ortodoncia. Fue algo que me llamó mucho la atención y me la sigue llamando. Y me encanta asistir a los eventos dentales, soy feliz de poder relacionarme a cada momento con los doctores.

¿Cuál es su rutina diaria?
Es variada porque no me gusta tener rutinas. No planifico el día de mañana. Me gusta vivir hoy, y hoy lo vivo intensamente. Cuando me estoy bañando me llegan una lluvia de ideas, y cuando salgo de la ducha, me siento y estructuro lo que salió de ahí, pero no lo hago un día antes. Desde luego, tenemos juntas preestablecidas y cosas así.

Si puedo, hago un poco de caminadora, ya sea en mi casa o en el gimnasio, al que trato de ir por lo menos de tres a cuatro días a la semana.

¿Cuál es su producto dental favorito?
Los brackets Super Mini 2G y Mini 2G de nuestra marca premium Stylus.

¿Por qué?
Me proyecto mucho en esos productos: ahí estoy yo. Uno es de una pieza y el otro de dos piezas, son un poco diferentes pero van de la mano. Siento que es un gran bracket y que a futuro dará mucho más en efectividad y también para la empresa.

¿Cómo se diferencia de la competencia?
Hemos desarrollado estrategias que revolucionaron la forma de vender productos de ortodoncia en este país. Asimismo, desarrollamos todos y cada uno de los empaques que hoy comercializa la empresa, siendo éstos los mejores del país, colocándonos como la empresa con mejor y mayor posicionamiento. Somos congruentes con lo que hacemos y decimos, tenemos la mayor participación del mercado nacional y comercializamos nuestras marcas en Europa a través de Pacific Orthodontics.

Vamos poco a poco, pero damos pasos sólidos. Al final, el juez es el consumidor, que es el doctor, y luego el cliente final, que es el paciente. Yo siempre he creído que la verdad tarda, pero llega. Pregúntele a cualquier persona que trabaje en Ortodoncia si conoce nuestros productos, y me atrevo a decir que siete u ocho de cada 10 conocen Ah-Kim-Pech.

¿Cómo definiría su estilo como líder?
Auténtico. Durante mucho tiempo tuve que usar traje y corbata porque daba clases en la Facultad de Odontología de la UNAM, pero hoy soy auténtico: si me pongo traje o no, no pasa nada.

¿Cómo contrata?
Tenemos un departamento de Recursos Humanos. Pero voy a serle sincero: yo creo que el ser humano puede todo, que si yo llego a un trabajo, me dan una inducción y me interesa tomar el reto, lo logro. Yo siempre he dicho que unos nacemos para ser algo y otros nos hacemos si queremos.

¿Cuáles son sus hobbies?
Disfruto mucho con la música tipo José José, Juan Gabriel y con el béisbol. Y creo que realmente disfruto la soledad, pero hasta ahorita soy muy inquieto.

¿Está contento con lo que ha logrado?
Completamente. No solo eso: estoy muy satisfecho con todo lo que he hecho en la vida, empezando por la parte familiar. Creo que la vida me ha dado más de lo que merezco. Y ahora estoy con Ah-Kim-Pech, que ya tiene 22 años. ¿Qué más puedo pedir a la vida?

Ver artículo sobre Ah-Kim-Pech.
 

 

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